Bueno señoras, señoritas y demás variaciones. Esta semana he estado escuchando, en mi mente, toda la semana la canción de Aretha Franklin – Natural woman – y les aconsejo que este resumen lo lean con ese fondo musical. Porque esta semana la “carne” que se venía cocinando entre Bárbara y Mercedes, se asó, se sirvió, se comió (y cómo se comió) y se aplaudió de pie. Así que abróchense los cinturones amazonas porque hoy Themyscira se trasladó al país Mapocho y se asentó ahí, y que por mi sea para siempre. Sin más preámbulo vamos por el resumen.

Dejamos la acción en nuestro último resumen con Barb diciéndole a Merce que Bigotes ya no le mueve nadita de nada, que ya no es la mantequilla de su pan, ni el kétchup de sus papas fritas, y ahí pues Merce de buenita diciéndole que no sabe cómo aconsejarla que de eso no tiene experiencia. Aunque claro que es obvio para nosotras que Barb no se lo dice en plan “ayúdame” si no “rescátame”.

Comenzamos la historia de esta semana con buenas noticias, porque nos enteramos que Merce asumirá las funciones de Directora de la escuela hasta fin de año. Por supuesto todos están felices, pero sobre todo Barb, quien está muy orgullosa de que su futura esposa, digo su colega, sea tan capa en su trabajo, así que todos son festejos y felicidad para Mechita.

Pero nuestras chicas no se duermen en sus laureles y siguen con los ensayos para la obra, pero todo se les complica porque la alumna que hará el papel principal no está nada bien, no recuerda sus diálogos y no está totalmente preparada, esto porque su padre está involucrado con el asesinato de Elvira y ha sido arrestado por el comisario Bigotes. Ambas están preocupadas pues no falta nada para presentar la obra y es obvio que el arresto desestabilizó a la alumna y Merce culpa a Bigotes porque el arresto lo realizó delante de todo el pueblo, este reclamo no le sienta muy bien a Barb, y podemos ver este diálogo:

Bárbara: La verdad no sé qué pensar. A veces creo que, siendo la mujer del comisario, nunca más me voy a poder relacionar con los demás.
Mercedes: ¡Ay!, ¡no! Bárbara ¿por qué piensas eso?. Bárbara, tú has pensado alguna vez en…
Bárbara: Separarme? (Bárbara se pone nerviosa y bota un tintero)
Mercedes: Tranquila, perdón, yo te puse nerviosa. No quería hacer preguntas…
Bárbara: No, no es nada. Mercedes, yo soy una mujer mucho más complicada de lo que tú crees. A mí alguna vez llegaron a decirme que estaba loca.
Mercedes: Bueno una vez… una vez no es ninguna. Y además a todos nos falta un poco de locura. Además a las personas como tú que son talentosas, tan creativas, les hace bien un poquito de locura.
Bárbara: Si. Algunas veces he pensado separarme de Nicanor y no volver a verlo nunca más en mi vida.

Pues yo no sé Uds. Pero todo el diálogo de Barb me pareció un coming out estándar años 50. Eso de loca es igual a bollera, y esto es un grito enclosado de Barb por salir del closet y tomar aire. Que la niña se nos está ahogando y Merce anda como niño en Disney, que todo le gusta y todo le entretiene, pero todo le asusta. Por eso cuando Barb rompe la tensión diciendo que iba al tocador vemos que Merce casi le agradece pues la tensión era tal que no sabía que hacer o decir. Si seguimos así alguien se va a morir, o ellas o yo. Porque Barb se está ahogando enclosada, Merce que luego de cada conversación con Barb se queda sin aire, o yo que con cada escena de este tipo dejo de respirar y que es como un minuto por escena!

Volviendo a la historia, las chicas han trabajado mucho por la obra, por lo que están muy emocionadas el día de la presentación. Están ambas radiantes, juntas presentando la obra delante de todos los invitados. Como es de suponer todo sale perfecto, y las chicas están muy emocionadas por eso. Todo parece felicidad, pero Barb en realidad está muy dolida, pues el comisario Bigotes no se apareció por ningún lado a pesar de que Barb le había dicho lo importante que era para ella que él estuviera ahí. La pobre Barb anda quejándose con Merce sobre lo mal que se siente porque Bigotes no le tomara importancia a la obra y Merce, buena como ella sola, anda tratando de excusarlo para que Barb no se sienta tan mal. Aish! Si es que Merce es buena pero ya se está pasando. ¡Hija! ¡Que Bigotes no es tu amigo es tu rival!. Es que Barb se siente incomprendida y sola, pero Merce está ahí para levantarle el ánimo y recordarle que esa noche es para ellas, para disfrutar lo bien que salió todo y que no debe estar triste por nada ni por nadie.

Pero como cualquier de nosotras Barb está muy resentida con Bigotes y se lo hace saber, por lo que tienen una mega discusión que acaba con Barb saliendo de la casa indignada… y no hay que ser adivina para saber para dónde va.

Pues sus sospechas y las mías son corroboradas y vemos a Barbara entrando a la hostería mientras Mercedes celebrara pascuas o navidad con su familia. Merce se extraña mucho de la presencia de Barb pero rápidamente se da cuenta que algo pasa y se acerca a abrazarla, y vemos como Barbara se desarma totalmente y rompe en llanto. Pobre Barb, maldito Bigotes.

Para tener mayor privacidad, las chicas se van a conversar a la habitación de Merce. Están ahí ambas conversando, Barb está contándole a Merce todo lo que le dijo Bigotes en medio de la discusión y de lo infeliz que es en su matrimonio. Merce, nuevamente en plan todo se puede solucionar, le va dando ánimos a Barb para que solucione sus problemas con Bigotes (que no les digo que se pasa de buena esta chica!) pero Barb sigue cerrada ante la idea; ella lo tiene clarito como el agua que con Bigotes no quiere ir ni a la esquina.

Ahí estaba Barb diciendo que tal vez no merece más que un matrimonio infeliz, que ella no es gran cosa, cuando Merce le dice que no diga eso, que la apena, que eso no es cierto, que no se ponga así, que ella es tan linda, y pues nuestra Bárbara, tan de avanzada como es ella, ve el camino y no lo desaprovecha y ¡Bam! Le planta un beso, de esos que comienzan con besitos y van agarrando fuerza y confianza como un huracán en La Florida.

Pero como todo tiene que final, incluso los besos, vemos que este besote termina con las chicas al borde de un soponcio, sobre todo Mercedes, porque no sé porque me parece que Bárbara ya tiene algo de experiencia en esto. Pero a nuestra Merce, que es una bollera novata, se le vino el mundo encima y entró en crisis existencial. Así que tenemos la escena típica de perdóname fue mi culpa, no fue culpa mía, que yo no debí, que yo no quise. Lo que todas decimos cuando nos besamos a una amiga hetero y no sabes si le sacaste lo bollera que llevaba dentro o te toca buscar a otra amiga.

Mientras las disculpas de ambas siguen, Merce decide aplicar el mejor aquí estuvo que aquí quedó y sale disparada huyendo, y para dónde creen que se va, pues si, adivinaron para la iglesia.

Ahí está la pobre Merce rezando y pidiendo quien sabe qué, cuando el padre de la iglesia se le acerca para ver que esté bien, y le pregunta si hay algo que quiere contarle. Bueno eso de contar que te acabas de besar con la esposa del comisario a un cura no me parece la mejor idea, y menos mal a Merce tampoco le cuadra del todo por lo que no le dice nada y vuelve al rezo. Cuando yo ya pensaba que Merce iba a presentar una solicitud para que le exorcicen el espíritu bollero que la acaba de poseer, se aparece Barb y se presenta el siguiente diálogo:

Mercedes: ¿A qué viniste?
Bárbara: No puedo dejar que salgas así, corriendo como un alma que ha visto al diablo.
Mercedes: Necesito estar sola por un momento, Bárbara. Estoy muy confundida, yo no sé qué me pasó. Pero nunca en la vida me había sentido así.
Bárbara: Yo tampoco.
Mercedes: Me siento tan mal. No sé por qué hice lo que hice.
Bárbara: Fue sólo un beso, Mercedes.
Mercedes: Un beso sumamente inapropiado, Bárbara. Nosotras somos amigas, somos buenas amigas. Qué ocurrencia Bárbara por dios.
Bárbara: Tienes razón, qué ocurrencia. Por eso estoy aquí, porque no quiero que te atormentes.
Mercedes: Para variar actué sin pensar. Sin medir las consecuencias de mis actos.
Bárbara: Si, claro. Por eso te quiero preguntar: ¿Por qué lo hiciste Mercedes?
Mercedes: No sé. No sé. Yo nunca en mi vida había besado a alguien ni siquiera a un chiquillo. Me siento tan rara. (Bárbara le coge la mano a Mercedes y se acerca a ella)
Bárbara: Yo también. Pero lo único que sé, es que quiero que pase de nuevo Mercedes.

Y, zuacate, Barb le vuelve a plantar un besote a Merce, que ya me morí y reviví y se siguen besando, en plena iglesia! Este beso es un beso mucho más apasionado que el anterior, ¡qué estas chicas se agarraron confianza pronto!

Mientras disfrutaban del beso, y comenzábamos a pensar que se iban a besar hasta la eternidad, se aparece el párroco de la iglesia para malograrnos la escena y terminar con el beso apasionado de las chicas.

Para disimular, las chicas le dicen al padre que estaban rezando. Si claro si eso fuera rezar, ya estaría yo metida en la iglesia rezando todo el día todos los días. Pero como el padre es tan ya heteronormativo, ni sospecha que algo más pasa, así que les da su bendición y las manda para su casa, lo que aprovecha Merce para salir nuevamente corriendo de la escena.

Ya fuera de la iglesia vemos a Merce literalmente corriendo huyendo de Barb, pero Barb es también atlética y la alcanza y se produce el siguiente diálogo:

Bárbara: Mercedes, espérame por favor.
Mercedes: Discúlpame pero creo que ya es muy tarde y las dos necesitamos descansar.
Bárbara: Solamente dime que no estas enojada conmigo.
Mercedes: Qué estamos haciendo Bárbara?
Bárbara: Discúlpame. Yo no quería hacerte sentir incómoda, todo lo contrario. Lo único que quería era hacerte sentir mejor después de lo que pasó en la hostería.
Mercedes: Estábamos en la iglesia, Bárbara, esto es una herejía.
Bárbara: Discúlpame, Mercedes. Esto nos pilla de improvisto a las dos, no tratemos de culparnos la una a la otra, no nos peleemos te lo ruego por favor.
Mercedes: Buenas noches Bárbara.

Y la pobre Barb se nos queda sin saber si a Merce se le salió lo bollera o se tiene que buscar otra amiga en el pueblo porque con Merce no cuenta más. Un minuto de silencio por todas las que hemos perdido amigas en situaciones similares y palmas por las que sus historias comenzaron con un beso de estos.

Mientras Barb lidia con la depresión y la angustia, a nosotras nos vuelve el alma al cuerpo cuando vemos que Merce llega más que sonriente a su habitación, que eso de la crisis de identidad no fue muy largo y la vemos como quien recuerda que acaba de besar dos veces a su crush.

La tranquilidad a Merce le dura poco, pues su cuñada, Maria Elsa, le comienza a preguntar sobre dónde estaba y por qué llega tan tarde. Mercedes por supuesto trata de inventarse algo, cosa que no hace muy bien, y como Maria Elsa la vió salir corriendo de su habitación luego del beso con Barbara, piensa que se peleó con Barb y por eso está alterada. Aunque para mí que Maria Elsa también tiene su radar bollero super calibrado y ya detectó por ahí pasa algo entre las chicas. Pero con muy buena onda no presiona a Merce y le dice que ella es su amiga, que confíe en ella y que en el momento que ella quiera le cuente. Linda la Elsita, súper buena onda y bollefriendly, me está comenzando a caer muy bien, a pesar de que tiene algo nada santo con el párroco de la iglesia, pero quienes somos nosotras para juzgarla.

Después de todo este vaivén de sentimientos, Merce por un lado hiperventilada y confundida y Barb recordando el beso pero con la incertidumbre de no saber qué va a pasar. Amanece en Villa Ruiseñor y vemos a Barbara con sentimiento de culpa sirviéndole el desayuno en la cama a Bigotes, y tratando de solucionar las cosas con su marido, diciéndole algunas mentiras cómo que estuvo en misa rezando por ellos y por su matrimonio… ¡sí cómo no! Barb anda pensando que lo peor que les pudo pasar es llegar a Villa Ruiseñor, mientras que Bigotes piensa que es lo mejor, que equivocados están ambos…

Cuando Barb y su marido estaban organizando una salida, se aparece Merce para aguarles el plan, con regalos para ambos, un enguindado para Barb porque le gusta y para disculparse por el beso y fuga, y para Bigotes el mejor vino de la hostería por besar ayer a su mujer dos veces… lo que me parece sumamente lógico. Todo esto con una invitación para ambos para ir al cine.

Camino al cine los tres (que sí, Bigotes acepto la invitación, aish!) se encuentran con Carlos, el hermano de Merce, y su cuñada Elsa. Carlos le increpa al comisario el hecho de estar divirtiéndose mientras hay trabajo por hacer. Creo que los dos hermanos de Merce son un poco idiotas, y para sustentar este punto lean el siguiente diálogo

Carlos: Mechita, hasta cuando vas a ser sujeta velas de medio mundo, mujer. Porque encima ahora andas de chaperona de la mujer del comisario?
Mercedes: ¡Qué vergüenza Carlos!
Carlos: Es en serio, ¿cuándo vas a presentarle a alguien o algo?
Mercedes: Yo creo que Mercedes está muy bien sola.
Carlos: A Mercedes se le está pasando el tren y todavía ni siquiera presenta a un amigo en la casa.
Mercedes: ¡Qué antipático, por favor!
Bárbara: ¡A ver! Creo que es mejor que no sigan hablando porque te vas a quedar como un tonto. Una mujer no vale por el hombre que tiene al lado.
Elsa: Muy bien dicho Bárbara. Carlos, ¿por qué tú no te preocupas de tu mujer en vez de molestar a la Mechita?
Mercedes: Exactamente. ¿Por qué no te preocupas de tu vida y tratas de salvar lo que te queda de matrimonio?

¡En toda la cara Carlos! Que si se me viene a la mente el primer plano de Nairobi de la Casa del Papel diciendo: ¡Empieza el matriarcado!

Lo siguiente que vemos después de que las chicas descuartizaran a Carlos, es que comienza la cita de a tres, todos están viendo la peli, pero de un momento a otro, el comisario Bigotes dice que tiene que irse. ¡Felicidad y más felicidad para todas!

Merce dice que es una pena que a Bigotes no le guste la peli pero Barb ni se inmuta, porque a ella si le gusta. Barbara le agradece la invitación pero todas sabemos que estas dos tienen que hablar de lo que pasó ayer, y no se les ocurre mejor idea que conversar en el cine, así que muy cómo no es el diálogo, pues hay por ahí una señora que eso de la gente hablando en el cine no le va mucho, y las anda callando.

Barbara como siempre sigue de avanzada y le dice que la siguiente vez invita ella, a lo que Mercedes responde que la siguiente semana estrenan una película nueva, entonces Barb le dice que tienen una cita entonces. Todo esto ocurre entre coqueteos, miradas a los ojos y con Elsa viendo todo desde el otro extremo de la sala con el radar bollero pitando a todo volumen con luces rojas y de neon parpadeando. Bueno sólo apuntar a esta escena decir que las luces de las salas de cine de los años 50 serían muy iluminadas, porque ahora ver de un extremo al otro de la sala en plena función con las luces apagadas es cosas de superhéroes.

Las chicas salen del cine junto con Elsa, quién les comenta que las vio hablando durante toda la película y les pregunta que hablaban porque de trabajo no puede ser porque no hay clases ahora por las vacaciones. Barb evade la situación diciendo que es porque Merce es muy conversadora, pero cuando Elsa les dice para tomarse algo en la hostería, ambas le hacen la cobra y le dicen que es tarde que el marido la espera en casa y la otra que ya es tarde así que para otra vez será, pero ambas se van juntas, esto deja nuevamente a Elsa con el radar bollero pitando a dos mil por hora, pero ni modo, la dejaron ahí sola, sola en el olvido, sola con su espíritu.

A pesar de la escapada, la conversación entre las chicas tuvo que esperar hasta el día siguiente en el colegio, cuando Bárbara va la oficina de Mercedes para conversar. Barb toma la iniciativa y le dice que Merce que necesitaba verla, a lo que esta le dice:

Yo también. Yo también necesitaba verte Bárbara. Todo el día he pensado en ti. Bárbara, yo… estoy empezando a extrañarte.

Barb le responde un yo también. Y Todas entramos en un coma diabético por tanta dulzura en esta escena.

Bárbara confirma nuestras sospechas, y confirma que no es la primera vez que tiene sentimientos por una mujer, esto sorprende un poco a Mercedes y creo que la pone un poco insegura y celosa, cuando Barb nota esto, le dice que los sentimientos que tiene hacia Merce son distintos, que no la llenan de vergüenza, que el sentimiento que tiene por ella es similar a lo que sentía por Bigotes al inicio de su relación pero a la vez distinto y le dice esto a Merce:

Mira Mercedes, yo toda mi vida he sentido que soy una extranjera viviendo mi propia vida, no sé si te ha pasado.

Creo que en esta frase se engloba el sentimiento de muchas de nosotras antes de entender quiénes éramos, es por este tipo de escenas que esta telenovela me gusta tanto.

Mercedes le dice que sí, que también se ha sentido así. También nos enteramos que Merce siempre se sintió diferente, y que a diferencia de sus amigas, a ella nunca le gustó un chico. Las chicas están acarameladas y viéndose todas enamoradas, tratando de entender qué es lo que les está pasando, están cada vez más juntas y están cerquita la una de la otra, mirándose a los ojos y todo lo demás, disfrutando de su enamoramiento y queriendo estar siempre juntas. Pero mientras ellas disfrutan su momento nosotras entramos en pánico pues podemos ver que una de las alumnas, Sofía, está viendo todo desde la puerta de la oficina. Que a ver chicas, estamos en los años 50, por menos cosa te meten al sanatorio y estas dos se ponen acarameladas en pleno colegio, con gente entrando y saliendo del colegio, con las puertas de la oficina transparentes, ¡caramba! ¿Que descuido es este?

Mientras Sofía ve el espectáculo que las chicas están dando en la oficina de Mercedes, con cara de trauma al mejor estilo de “Con mis hijos no te metas”, nosotras entramos en un pánico más grande pues las chicas, se acercan mucho más y parece que se van a besar de nuevo, esta escena está trayendo todos mis traumas de juventud de golpe, ¡¡que alguien le avise a las chicas que las están espiando!!

El diálogo entre las chicas continua, y Mercedes le dice a Barbara que nunca ha estado con nadie antes, que nunca había besado a nadie antes, y Barbara le responde, que hoy no se han besado… y aquí casi me da un paro cardíaco, porque se van a besar y ¡Sofía sigue ahí viéndolo todo!

Cuando las chicas ya estaban por besarse, nos salvamos pues el trauma le ganó a Sofía quien sale corriendo como si hubiera visto al diablo, ¡gracias a Safo!, pero ahora son las chicas quienes salen de su encanto y entra en trauma junto con nosotras por el temor de haber sido vistas por alguien, creo que el romance se nos acaba de malograr a lo grande.

Bárbara trata de hacerse cargo de la situación y sale de la oficina con la esperanza de ver quién estaba por ahí y pudo haberlas visto, pero no logra ver a Sofía (que la niña debe ser atleta), así que regresa con Merce que ahora si está con un soponcio de los graves. Barb trata de calmarla diciéndole que no fue nadie, que fue el viento, y Mercedes con toda la razón le dice que pudo ser cualquiera, un profesor, alguien del pueblo o una alumna. Barb le dice que están de vacas y que no hay nadie, pero el susto ya no se los quita nadie, ni a ellas y menos a nosotras que sí sabemos quién las vio y lo que vio. Barbara le dice que no estaban haciendo nada malo… pero Merce le dice que sí, que estaban a punto de besarse, estando solas en su oficina y a esa hora… bueno aquí le doy la razón a Merce, que esta no fue la mejor decisión que pudieron tomar. Mercedes sigue poniendo el punto sobre las íes y llamando a la sensatez no subestimando la situación, pero tanta cosa pone nerviosa a Merce que termina siendo muy dura con Barb que se resiente un poco con todo lo que le dice Merce, quien se disculpa inmediatamente pero ya la situación se arruinó totalmente.

Las chicas al parecer evitan verse por un tiempo como para no levantar más sospechas, por lo que no vemos mucho de ellas, hasta que las vemos llegar a la hostería y recibir de arranque la mala onda de Augusta que está en la hostería fumando y bebiendo y le reclama a Mercedes la hora de llegada, pues ella es una mujer soltera, pero Elsa, quien estaba también ahí, de primera la pone en su sitio diciéndole que ella no tiene que estarse metiéndose con los horarios de Merce, pero la otra insiste en que Mercedes tiene que mantener la reputación y no estar andando a esas horas por la calle si en algún momento se quiere casar, tiene que cuidar su reputación (bueno lo dice la mujer que se casó, luego se acostó con el hermano de su marido y ahora está tratando de salvar su matrimonio, ¡Hay que tener cara!), Merce como es buena como ella sola, no la pone en su sitio si no que le dice que junto con Barb estuvieron haciendo pruebas para Marzo (es decir para los que jalaron, no pasaron, o desaprobaron cursos) y Augusta sigue incisiva y les dice que no sabía que tomar esas pruebas se tomara tanto tiempo, pero sale al ataque Barb que le dice que si es complicado, pero que Augusta no lo sabe porque no trabaja, y Zas! En toda la boca!, que Barb cuando entra, entra a matar y sin tomar rehenes… y después de ese estate quieta que le metió Barb a Augusta, las chicas se fueron entre sonrisas a seguir con sus asuntos.

Ya las chicas en la habitación de Mercedes, comienzan a comentar sobre lo que Barbara le dijo a Augusta y Merce se siente emocionada y orgullosa de que Barb le hubiera dicho todo eso, es que a Barb le choca eso de que Augusta esté obsesionada con conseguirle marido a Merce… ¿alguien dijo celos?, yo no dije celos.

Aprovechando que están solas, Barbara aprovecha en mover ficha y le dice a Merce que ella es como un ángel, que su vida en el pueblo sería mucho más complicada si ella no estuviera, va Barb de nuevo de avanzada, así que aprovecha el momento y se sienta junto a Mercedes en la cama, así que el momento se vuelve propicio para que se besen, así lo entiendo yo, así lo entiende Barb y ambas pensamos que así lo entendió Merce, pero cuando Barb se acerca para besarla, al principio Merce parece que está de acuerdo, pero al final le hace una señora cobra a Barb que le dolió a ella, a mí y probablemente a ti también.

Merce se disculpa, y le dice a Barb que todavía está muy nerviosa por lo que pasó en el colegio, las chicas discuten sobre si había o no alguien viéndolas, Barb con que no y Merce con que sí, así que Barbara que está con ganas de aprovechar el tiempo en otra cosa más melosa, le dice que no exagere, cosa que ofende a Mercedes quien se resiente como cualquier mujer que se respete, pero el resentimiento no le dura mucho, porque hay que entender a la mujer, si se te acerca Barbara y te toca en el hombro y te mira con esos ojazos negros, le perdonas cualquier cosa.

Barbara, sigue insistiendo en que nadie las vio y que si las vieron, pues no estaban haciendo nada malo. Merce le hace ver lo complicado que es para ella enfrentar la situación, pues ella conoce a todos y todos la conocen a ella desde pequeña, entonces su situación no es igual a la de Barb que recién se mudó al pueblo. Barb trata de entenderla y darle su apoyo, pero cuando Merce sugiere que se den un tiempo para esperar que las cosas se calmen entre ellas se molesta mucho y le dice que su comportamiento es ridículo. Y aquí le doy toda la razón a Barb, porque una vez que un sentimiento sale a flote, uno no puede hundirlo nuevamente así como si nada.

Así que el resumen de hoy acaba con Barb saliendo de la habitación de Merce muy herida e indignada por lo que acaba de escuchar y nosotras salimos junto con ella. Eso no se hace Merce, pero presiento que nosotras al igual que Barb vamos a perdonar pronto a Merce por esto, Merce sólo tendrá que mirarnos con esos ojotes verdes hermosos que tiene, y todo quedará perdonado.

Este resumen ha estado lleno de emociones y cosas bonitas, creo que ya podemos decir que la historia de estas dos ya despegó y en los siguientes resúmenes veremos cómo evoluciona. Eso es todo por hoy amazonas, hasta un nuevo resumen.

https://youtu.be/OziOMFd70UU

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