Ya se sabe que al ser humano no le faltan defectos. Uno de los peores, a mi juicio, es el empeño en discriminar entre nosotros mismo. Lamentablemente esta tendencia humana no desaparece entre las propias minorías. Una pensaría que al ser víctimas constantes de discriminación, las minorías evitarían caer en hacer lo propio, especialmente dentro de la propia minoría a la que uno pertenece. Pero va a ser que no. Nuestra comunidad LGBTQIA, lamentablemente, discrimina entre sus propias filas también. Está bien documentado que la bifobia y la transfobia tienen vida, lamentablemente, dentro de la propia comunidad. De hecho, seguramente habrán leído o escuchado el término TERF, lanzado dentro de esas mismas conversaciones. Hoy vamos a entenderlo mejor.
TERF, ¿qué es?
El término es un acrónimo que, por sus siglas en inglés, representa a las Feministas Radicales Trans-Exclusionarias (o, Trans-Exclusionary Radical Feminists). Básicamente son un grupo de personas contradictoria que se creen feministas, pero que sólo luchan por la igualdad a conveniencia. Específicamente este grupo tiende a excluir a las personas transexuales que nacieron con el sexo masculino asignado, pero que se identifican con el género femenino.
Para dejarlo claro, eso no tiene nada de feminismo. El feminismo, que parece que todavía no se entiende bien el concepto. Lucha por la igualdad de la mujer y sus derechos. Y esto no puede traducirse como una excusa para discriminar a otros, especialmente a otras mujeres.
Y no, tampoco es “odiar a los hombres”, lo que pasa es que algunos de ellos creen que una mujer independiente y libre es una ofensa. Porque, de nuevo, es cuestión de poder, una vez que existe la igualdad no tienes poder sobre ese grupo de personas.
¿Por qué relacionamos TERF con la comunidad LGBTQIA?
Vale, ya establecimos la simplificada base del término. Y si les parece poco la activa campaña discriminatoria contra personas trans, las TERF son un grupo de odio que activamente buscan negar derechos fundamentales a personas transexuales, o transgénero. Incluyendo negarles acceso a salud pública, grupos de ayuda a las mujeres y el uso de baños públicos.
Inclusive existe un grupo extremista dentro de lo que ya es un extremismo, que van más allá y definen a las mujeres trans como “hombres gay que se odian a sí mismos”… Imagínense impulsar todas estas ideas y llamarse feministas.
Por supuesto que no todas las TERFs son personas pertenecientes a la comunidad LGBTQIA, pero tenemos muchas. Lo peor es que ese tipo de discriminación y mensaje de rechazo a las personas trans se está extendiendo a otras minorías bajo el manto LGBTQIA, como contra las personas bisexuales, asexuales, genderqueer, etc.
¿Minorías unidas?
Lo que quiero decir es que las minorías no sólo se discriminan entre ellas, sino dentro de cada minoría. Algunas personas de color discriminan a otras personas de color, las personas LGBTQIA, también discriminan entre personas LGBTQIA.
Personalmente estoy en contra de todo tipo de discriminación, pero me duele un poco más cuando es dentro de cada comunidad. Ver grupos de personas que se refugian debajo de la bandera del arcoíris intentar empujar a otras personas que se refugian con ellos fuera es terrible.
Precisamente por eso nacen las discriminaciones. El ser humano está en constante búsqueda de poder, y no hay mejor forma de conseguirlo que teniendo un enemigo común. Y no hay mejor forma de conseguir esto que pintando a un grupo de personas como algo inferior que es una amenaza.
¿Son las Terf un grupo de odio?
Sí, lo siento. Sé que a los grupos de odio no les gusta que se les señale como grupos de odio. A los homofóbicos les choca que se les señale, como a los racistas, como a los sexistas, como a los abusadores. Y en muchos casos es porque las personas que actúan así realmente no lo hacen con la conciencia de hacer tanto daño.
Pero la realidad es que discriminar es una acción de odio. Rechazar y reprimir a alguien por su raza, religión, sexualidad, identidad, género u otra característica similar es un acto de odio. Aunque no sintamos que odiamos. Porque la sociedad nos programa para pensar así, para rechazar a las minorías, esto porque las personas en el poder tienen miedo del cambio, o de perder ese poder.
En lugar de ofendernos cuando alguien nos señala que estamos siendo exclusionistas de algún grupo (sexista, racista, homofóbico, etc.), lo mejor sería hacer una pausa, escuchar a esa persona y analizar el comportamiento. Se entiende que cuando uno no sufre de cierta discriminación es más complicado darse cuento, por eso es bueno escuchar a quienes sí sufren.
Celebremos y respetamos a las personas trans
Como ser queer, ser transexual, o transgénero, no es una elección, es un hecho de la vida. Creo que dentro de la comunidad entendemos que nadie “elige” ser rechazado y agredido por la sociedad. Y nadie siente más el peso de la discriminación que una mujer trans, específicamente una mujer trans de color.
Si quieres llamarte feminista, no puedes discriminar, especialmente a un grupo que ya sufre suficiente discriminación. Como comunidad debemos cuidarnos las espaldas los unos a los otros, como minorías debemos unirnos ante las injusticias y la opresión. Como personas debemos intentar ser mejores.
No olvidemos que la comunidad LGBTQIA se la debemos a una mujer transexual de color que se identificaba como bisexual. Las personas TERF desprecian parte de nuestra comunidad, por eso no deberían sentirse dueñas de la misma. O del feminismo. Son personas que odian la palabra queer porque es inclusiva y arropa a personas que no se identifican con ciertas etiquetas.
La mujeres transexuales son mujeres y merecen nuestro a poyo y respeto. Cualquier persona oprimida lo merece. Así que si te consideras feminista pero no ves a mujeres trans como mujeres “de verdad”, sería bueno que tomaras un respiro y analizaras mejor la situación.
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