La lluvia se parece a mi amor
Amo la escritura. Amo contar los esbozos de tus gotas de lluvia. Chispas frías, dispersas. Calan, empapan, entristecen, el cielo llora agua a destiempo, las nubes suspiran un chaparrón de muchas lágrimas. Pero tu tormenta de recuerdos me encanta, a pesar del quebranto del llanto que lleva asociado. Es gris y me inspira. Inspiro. Y respiro mejor si escribo.
Jamás he negado cómo eres. Eres ese amor, esa lluvia que me empuja a un cigarro, que me incita a tener un orgasmo en la hora de la siesta, que me sugiere correrme despacio, que me tienta a escribirte en blanco y negro hasta dormirme en los laureles o entre unas piernas que no son las tuyas. Y así tu amor para mí: mojado, húmedo, inundado, disfrutado, escrito, recitado. Y soñado.
La lluvia se parece a mi amor. Y también a ti, porque la idea de hablar desde la lluvia la creaste tú.
Limbo
Si amas a alguien y te quedas observando cómo se marcha, eres como yo: gilipollas.
No permanezcas en el limbo. No es un lugar tan pacífico como lo pintan.
Verde
Verde Paz. Verde césped. Verdoso aroma a césped recién cortado. Verde trébol de la suerte. Verde té de hierbas. Verde helado de menta. Verde pistacho. Verde comino. Verde turquesa. Verde mar. Verde Sur. Verde en tu Sur. Verde chiste picante. Verde porno. Verde acoplado al marrón. Verde conectado al tono café de tus ojos. Verde casado con el marrón atardecer en la tierra de los míos… y el que más me transmites: Verde esperanza; esperanza por verte.