Feliz Navidad

Que el próximo año venga cargado de:

  • Sonrisas los días que haya que aprender una lección.
  • Firmeza en el siguiente paso si sufriste un pisotón.
  • Valentía para resucitar al niño interior y echar los deseos escritos al buzón.
  • Fortuna para toque la lotería de los abrazos y el premio sea de un billón.
  • Cordura para que ni hombres ni mujeres fallezcan por agresión.
  • Bondad para que el mayor delito de un ladrón sea el de robar un Corazón.
  • Equilibrio para saber alimentar al pobre y al ricachón.
  • Sabiduría para erradicar del planeta el insulto “maricón”.
  • Paciencia para no dejarse llevar por el abatimiento y la depresión.
  • Coraje a la hora de caminar en dirección a tu vocación.
  • Paz en la guerra de las armas y el dinero para que declaren su rendición.

Muchos más anhelos resumidos en que las lágrimas de pena se transformen en risas entonando una perpetua canción. Yo solo le pido a la Navidad que mi toro no se separe más de tu escorpión.

 

Nena

Nena morena de piel canela. Recuerdo cómo a tu mirada serena se le dilataban las pupilas con cautela, transformándose en una mueca obscena, incluso cuando en el Cielo no aullaba la Luna llena. La escena nunca se me cercena porque la risa de tu media Luna resuena como la más plena. Eres una nena por la que luchar merece la pena. Cuando gritas a la Vida tu rabia, tu frustración y todas tus penas es cuando más siento que te late la sangre por esas venas.

Nena buena, estoy encantada de que seas la chica que mi estúpido orden desordena. La Mujer que nada sin flotador entre mis lágrimas cuando lloro como una magdalena. La Compañera que me arropa a besos cuando estoy de enhorabuena. La amiga que escucha los problemas que me gangrenan. Somos la pareja que sobrevivirá a su propia condena, y que le den al resto del mundo si nuestro Amor les da vergüenza ajena.

Si alguna vez te sientes perdida, nena, rescato para ti de las tinieblas el resplandor que te oxigena. Ir a buscarte a la oscuridad empuñando ese haz eterno no me frena si con ello consigo que recuerdes que, gracias a esa claridad que vio la luz en tu treintena, a mí me tienes prendida de por Vida, preciosa chilena.

 

Poema de un recuerdo caducado

Era una herida que me empeñaba en abrir…

No sé por qué coño me dio por ahí.

Las noches en que no logré dormir,

me sentaba ante el papel a fingir.

 

Fui un metro sesenta y uno de cicatriz,

Me escocía hasta existir.

El arte es lo que sobrevivió de mí…

punto y principio sin fin.