Celos

Creo que no soy celosa. Solo siento envidia del viento cuando te alienta con sus rizos y se enreda allí donde mis dedos te recitaban poemas escurridizos. También de la lluvia, porque es infinita y adoras sentirla cerquita cuando sales de paseo bajo su mantita; porque hasta su frío hace entrar en calor los latidos de tu Corazón, Bonita. Tal vez sienta recelo de las flores, esas que dedican el día a buscar el calor del Sol para fortalecer sus colores, y cuando pasas a su lado se giran hacia ti para bañarse con tu brillo singular que cicatriza sus dolores. Quizá me de pelusa la tierra que acoge tu cuerpo cuando descansas sobre ella, trotando descalza como si imitaras la danza previa a una guerra, un combate donde solo cabe tanta bondad como estrellas, bailando como si enterraras para siempre aquello que te encierra.

Prefiero ser celosa y moverme, combinando mis dudas en prosa aun a riesgo de perderme, aprendiendo gustosa de aquello que intente romperme, en vez de permanecer llorosa de tanto esconderme.

Lo que no soporto

Existen muchas cosas que no soporto y me ponen de un humor odioso.

No soporto que toque tu piel cualquiera menos mis dedos jugosos. Tu sostén se me antoja denunciable por acoso, así que cuando quieras a mordiscos te lo descoso. El Corazón es mi único órgano que no es perezoso; corre, vuela, baila, gime, berrea y huye desbocado como si fuera un vulgar moroso. Pero no soporto cuando rabia a latidos que no te olvides de él mientras palpita miedoso, desangrándose y dejándolo todo muy asqueroso, preocupado por si te acostumbras a ignorar su pulso cariñoso.

Perdona si me pongo en plan morboso pero no soporto que se me escape ni uno solo de tus movimientos airosos, desde cuando me regalas tiernos abrazos cuidadosos hasta el más afilando de tus perdigonazos celosos.

No soporto que cargues con el iris así de ojeroso, retratando a vistazos pálidos los tonos andrajosos de unos paisajes que, en realidad, son hermosos. Como no soporto la idea de que a tus Alas se les pueda atrofiar su plumaje musculoso le pediré días prestados al mes más vanidoso; así tendrás tiempo de ahorrar la alegría necesaria para derrotar cualquier momento irrespetuoso.

Existen muchas cosas que no soporto y me ponen de un humor tortuoso. Sin duda, la peor es cuando me gritas con tu estruendo silencio tan doloroso.

Parte de mi Arte

La única niña que jugaba a las chapas. La que aprendió a patear una pelota desde que caminaba a gatas. La que supo pisar los malos momentos con la ferocidad de una novata. La que jugaba duro hasta sangrar, por su mala pata. La que logró ponerse en pie a pesar de las erratas. La que cosió sus heridas de guerra Vida con letras, sin recurrir a ahogar las penas en bebidas baratas.

Sentí que caía por un abismo y en realidad era mi Corazón sufriendo un sismo. Con el Alma con autismo preferí la soledad y abandoné cualquier –ismo. El bajo a la izquierda, el once, el veintiocho y el pasado con su sadismo. Las pastillas, la añoranza, nuevos pasos, nueva enseñanza, como un bautismo. Un lápiz, papel marchitado del autor. El frío, absenta multicolor, París y su otoño de dolor. Tabaco intermitente, saber dar el paso siguiente. Mi padre, la madre que me parió. Menos frialdad, más de tu calor. La Bohemia, el Arte. El Arte de Amarte. La Escritura, tus mayúsculas. Alas rotas reparadas, ventanas selladas, penas borradas, heridas limpiadas, sonrisas saneadas, esperanzas renovadas e infinitas ideas alocadas me convirtieron en esta Mujer que solo quiere reírse contigo de los tropiezos a carcajadas.