Vega tiene una cita. Se llama Alma y es una chica que la atrae desde hace bastante tiempo. En realidad, anda detrás suyo y no ha parado hasta conseguir un encuentro. Su actitud, de puro obsesiva, podría parecer rayana al acoso. Ella misma lo reconoce: se ha dedicado a mirarle el Facebook y a espiarla en más de una ocasión. Pero necesitaba acercarse como fuera y para eso necesitaba lo que ella llama “labor de documentación”.

La cita comienza como la mayoría: la gente habla y procura conocerse mejor. Pero en este caso, la deseada mujer de sus sueños parece un tanto fría y reticente, así que Vega se esfuerza por dar una imagen de sí misma lo suficientemente atractiva como para atrapar su interés. No lo tiene difícil porque Vega posee una particularidad poco común: es sinestésica.

La sinestesia de la que disfruta (porque no puede decirse que la padezca, dado que sus efectos son siempre positivos y enriquecedores) contribuye bastante a abonar su personalidad de chica inquieta e interactiva socialmente. Vamos, que le gusta conocer a otras chicas y, si es menester, acostarse con ellas. Pero, ¿en qué consiste esa cualidad?

En Vega las sensaciones provocadas por los distintos sentidos se mezclan. Por ejemplo, cuando está con una persona, muy probablemente sienta un color asociado a su imagen, a su olor o incluso a su sabor. Resulta similar a la visión del aura, pero asociado a la percepción sensorial.

Celia asintió y casi pudo sentir cómo un aura violeta la envolvía

Así que Vega disfruta de sus relaciones (sobre todo sexuales) desde una óptica muy enriquecedora, visual y sensorialmente hablando.

Con su frente apoyada en la de su compañera de piso y respirando sus gemidos llegó al orgasmo, y el azul eléctrico de aquella palabra se mezcló con el grisáceo de ese nombre que no quería pronunciar más, adquiriendo una tonalidad nueva.

En realidad, podríamos decir que su vida es de lo más sensual (en el sentido más literal de la palabra, es decir, referido plenamente a los cinco sentidos que nos conectan con el mundo exterior).

Con estas premisas, acompañaremos a Vega en su recorrido por varias relaciones, que ella misma va relatando con todo lujo de detalles a Alma, que escucha intrigada las peripecias de la vida amorosa de nuestra protagonista, quién sabe si también interesada en participar en ella. ¿Cómo terminará finalmente la cita?

“Matices” es un libro estructurado, como hemos podido ver, a base de distintos capítulos que relatan cada una de las relaciones que Vega ha tenido con distintas chicas, los sentimientos y, sobre todo, las sensaciones que ha experimentado desde su muy especial condición de persona sinestésica.

Resulta, indudablemente, un planteamiento original. Si a eso añadimos que el ritmo es ágil y la extensión bastante moderada, puede ser una lectura interesante. Que la disfrutéis, si os apetece.