Es preciosa

Es preciosa.

No hay nada más bonito que verla Amanecer. Me encanta cuando se ruboriza porque la temperatura comienza a crecer. Es tan hermoso sentirla a mi alrededor que no puedo evitar mirar al Cielo para compartir con él su resplandor.

Es tan bella que hasta tiene la edad justa, la que más me gusta: es inmortal, porque a ella los años le dan igual. Avanza y baila cada segundo, cada momento, sin importarle si son rápidos o lentos.

En ocasiones, su tamaño se me hace monumental; otras, demasiado diminuto. En cualquier caso, ambos los disfruto con placer absoluto.

Hay veces que escribo sobre ella con mi mejor abrazo; otras, la siento tan inmensa que en su infinidad se me desorientan los trazos. De todas maneras, nunca he recibido su rechazo.

Es tan natural que en su zona más privada le nace un río en particular. De lo más peculiar. Un manantial sanador de heridas. Casi como el río de la Vida. Un placentero elixir en el que no corre prisa hallar la salida. Atractivas aguas con su propio perfume adictivo, aromatizadas por un incienso exclusivo, de olor llamativo y, en ocasiones, de lo más lascivo.

Cuando la hieren llora a escondidas todas sus lágrimas de plata bruñida. Llora tanto para desahogarse que parece un vendaval. Llanto torrencial como lluvia primaveral. Una vez presencié uno de sus sollozos de gravedad. Entonces me reveló en mitad de su temporal que llorar no es ninguna tempestad, sino magia liberadora de verdad con la que aprender a crecer con el paso de la edad.

Es tan linda que guarda las cuatro estaciones en su interior. Puedo oler sobre ella la primavera desde su más bella flor. Pasear por el calor de su veraniego rubor sin quemarme con su radiante color. Conocer su más mullido otoño matizado por un sabor de lo más acogedor. Curarme la soledad invernal gracias a su constante esplendor.

La conclusión que he sacado es que es preciosa, sí; es preciosa la Vida, tanto si se viven días de humor como si toca un momento de dolor. Solo hay que avanzar con valor.

Somos

Somos unos cegatos. Ariscos como la cara oculta de los gatos. En el colegio puros chivatos. Mientras crecemos nuestro carácter es tan caprichoso como el de un niñato. Adictos a los malos tratos.

De la Vida somos unos novatos. Despistados ingratos. Si fuésemos todos algo más sensatos abriríamos los ojos de inmediato para comprender que, en realidad, somos unos privilegiados natos.

Somos el único animal capaz de usar los labios para besar y, en vez de eso, los malgastamos en insultar.

Sé quién soy

Y me di cuenta más tarde de lo normal. No me convencen mis estudios de sanidad pero sin ellos no habría encontrado mi vocación de verdad.

No soporto oír la expresión la Escritura es un hobby, no tu profesión. Me inclino más por morirme de hambre al escribir que de pena por andar una senda por la que no quiero existir.

No me acobarda el compromiso ni el matrimonio. Si alguna vez me caso, opto por un anillo de madera de coco antes que de circonio.

Soy Artista y trabajo de ello en la sombra. Sufro empleos que no soporto hasta que mis letras despeguen, esa es mi maniobra.

Entro al trapo con inocencia y facilidad, me doy cuenta rápido y me sueno los mocos en él con ironía y autenticidad.

Aborrezco la política, el dinero y su estúpida dependencia. Prefiero pasar con lo mínimo, cuando me falta el dorado de la plata no noto su ausencia.

Si pudiera eliminar una cosa del mundo sería el dinero y su censurable poder. Un Corazón que solo late tintineos no lo alcanzo a querer.

A pesar de ello, para mí no existen clases sociales. Sigo apostando por la esperanza de que todos seamos iguales.

Quizá mi opción no te parezca apropiada, pero es mi camino y no el tuyo. Haber estudiado algo de audio me ayuda para hacer oídos sordos a esos comentarios de tono tan capullo.

No soy una oveja más del rebaño, me atrae lo que no le gusta a todo el mundo. Recorro mis propios pasos desde que al pastor le espeté mi NO rotundo.

He escrito cinco libros, siempre tengo otro en camino y nadie los quiere publicar. Lo intento resolver todo yo sola para que mi nombre no cese de sonar.

No consiento que a mi voz le pongan una mordaza sin razón. Si mis palabras hieren, tal vez sea porque nacen desde este Corazón.

Queda mucho por descubrir pero, al menos, sé quién soy, a dónde voy y lo que doy. No tengo prisa por alcanzar el final, mi mejor presente es el día de hoy.