8 de marzo 

Hago mi lucha a través del Arte antes de que la absurda brutalidad te obligue a marcharte. Es el terreno que domino, el que se despliega en mi camino, donde al miedo arruino, donde mis colores no relucen albinos.

Cuido mis derechos a mi manera, lucho sin violencia por no caer en el silencio; será esta idea tan frágil como una quimera pero yo la toco, la presencio, me la agencio.

Aborrezco la política, no me gustan los debates. Prefiero la astucia metafísica bebiendo un buen par de mates.

No eres reina para que así alguien se adjudique el rol de consorte. Que nadie te endiñe el papel de bruja del Oeste o la loca del coño buscando su norte. No eres la reina de los corazones morados, no se trata de una partida de cartas. Eres el Corazón morado que reina sobre los interiores más desamparados cuando sus afiladas lenguas atacan.

Si tienes que ser reina que sea porque tu sonrisa gobierna a sus anchas por el descampado de las Almas sin Vida. Ten presente que yo desenvainaré mi lapicero para remendar con firme suavidad todas nuestras heridas.

 

En sentido literal

Cuando decidí mi camino me prometí ser sincera ante cualquier mal. Mantener la cordura frente a la oscuridad más demencial. No pensar tanto en sacar la cabeza por el umbral y aprender las lecciones a cada paso, aunque uno fuese accidental y el siguiente de lo más crucial.

Sí. Llegué a obsesionarme con el mundo editorial. Priorizaba publicar aunque fuese un proyecto infernal, pero me rodeaban sentimientos deshonestos y convertí sin dudar mi Corazón en un caparazón ilegal. Desde que conocí trayecto tan particular he comprobado que lo bonito es escribir con el lápiz bien vertical y algún que otro borrón transversal. Me llena más andar el camino que correr para alcanzar al final.

 

Brindo

Brindo porque tienes (co)razón.