¡Bienvenidas a Gentleman Jack! Esa serie en la que una lesbiana de los años cincuenta nos enseña a todas a ligar. ¡Ni Safo tenía esa maestría con las mujeres! Y como Anne Lister nunca fue una mujer que perdiera el tiempo, empezamos directamente viéndola sacándole esa risita tonta a la señorita Walker que nos indica que está enamorada. Porque en este episodio retomamos la historia justo después de que ambas regresaran del viaje.
La plática de nuestras chicas es interrumpida por nuevos familiares de la señorita Walker que vienen a visitarla (esta mujer tiene más familia que yo y eso que tengo 11 tíos por un lado y 9 por el otro) y por lo que vemos no les cae nada bien Anne. De inmediato la tía le dice que si está ocupada mejor se van, en un intento porque Ann despida a la señorita Lister para hablar con ellas. Pero la rubia le responde un cortés pero firme: «como ustedes prefieran» que deja noqueada a su tía a la que solo le queda sentarse.
La tía intenta meter otra puntilla recordándole a la Lister que se apareció por donde andaba Ann «sin invitación» pero Anne le hace la cobra diciéndole que siempre le ha encantado ese lugar, que fue una casualidad y distrae al enemigo hablándole a su hija de como sus labios son diferentes a los de su hermana mientras le echa una mirada que me puso nerviosa hasta a mi.
En Shipden un problema parece solucionarse cuando John, uno de los sirvientes decide pedirle matrimonio a Eugene, dama de compañía que trajo la señorita Lister de Francia. Los dos acaban de conocerse, él no habla francés y ella no habla español. No hay amor de por medio obviamente, pero ella está embarazada y necesita un padre, así que acepta y así de facil se arregla un matrimonio heterosexual.
Pero volviendo a las lesbicanarias, ambas están caminando hasta la nueva cabaña del amor que se ha construido Anne Lister. La excusa es la paz espiritual y leer en paz, pero la realidad es que la privacidad prima cuando te quieres camelar a la vecina. Una vez dentro y con el fuego encendido, Ann decide que es momento de mover ficha ella también porque ya no puede con todo lo que siente dentro.
Ann: Antes de irme de viaje. Ese día que estábamos en mi sillón me dijiste… Me diste a entender que tú… querías besarme. Y luego te dio vergüenza pero, no debería haber sido así. Porque a mí no me da miedo.
Yo soy una desesperada, así que me urgía el beso, pero Anne Lister sabe lo que hace, así que en lugar de ir al grano decide acercarse suavemente a la cara de Anne y cuando está a medio milímetro de su boca recular para luego ir a cerrar las ventas. Buen movimiento si no quieres que te pillen (y no queremos) pero madre mía ¡como nos hace sudar a todas!. Una vez resuelto el tema privacidad, regresa al lado de su chica y una vez más, empieza por besarle la mano y dejarla temblando antes de darle el beso más lento y esperado del mundo. ¡Agh!
El beso deja totalmente convencida a Ann porque cuando vuelven a su casa invita a Anne a cenar el día siguiente y a «quedarse a dormir en su casa». Anne le reesponde empotrándola contra la puerta con un beso ahora sí más pasional que dulce y el trato queda sellado.
Luego la vemos entrar en casa donde su hermana está indignada porque nunca avisó ni donde estaba ni a qué hora iba a llegar. Encima su tía se puso mala, así que Anne sale pitando a verla.
Su tía efectivamente está en cama, pero no lo suficientemente enferma como para no platicar, así que Anne le cuenta que estuvo todo el día con Ann, que las dos se han vuelto «muy amigas» y que se quieren mucho. La tía entiende inmediatamente la situación, así que Anne le confiesa que está empezando a pensar en ella como una posible compañera de vida (nótese que es un poco lesbiana intensa). Su tía estaría feliz de verla acompañada y enamorada, pero se preocupa por la sociedad, no porque le preocupe la reputación sino porque teme por la seguridad de su sobrina. Además sabe que la familia de la señorita Walker puede no ser tan comprensiva.
Tía: Sería el matrimonio perfecto, si fueras un hombre.
Anne: La naturaleza me ha jugado una mala pasada ¿verdad? Ha puesto un espíritu aventurero como el mío en este recipiento, en el que me obligan a usar volantes y enaguas. ¡Pero me niego a dejarme intimidar por ello!
Tía: La gente puede ser muy cruel.
Anne: ¡Pues me avergüenzo yo de ellos!
Tía: No quiero que te hagan daño.
Anne: A veces, si queremos ser felices, tenemos que arriesgarnos a que nos hagan daño.
Tengo que admitir que esta escena me llegó al alma. Primero porque pienso en la sensación de asfixia que alguien como Anne tenía que sentir enclaustrada en un universo en el que todas sus ilusiones y expectativas estaban prohibidas. Además, creo que por desgracia aún muchas de nosotras tuvimos que aferrarnos a la última frase que pronunció. A la idea de que era preferible ser felices siendo nosotras mismas y arriesgarnos a perderlo todo que vivir una vida para los demás.
Al otro día por la mañana, Anne se levanta y se pasa para ver como van las obras que ha encargado, y ahí se topa a aquel hombre que tiene rentados sus terrenos trabajando con su carro borracho. La mujer de inmediato se indigna y lo despide del lugar y él se lo toma fatal. No se le ocurre otra cosa que ponerse a insultarla diciéndole que es un hombre y que le enseñe el pene. Todo el mundo intenta contenerlo y Anne aguanta estóicamente, pero antes de ordenar que se lo lleven le dice que lo quiere al otro día en su casa para hablar seriamente sobre su renta. Vamos, que le va a quitar los terrenos por idiota. Eso sí, ya quien le quita el mal sabor de boca que le ha dejado.
Cuando llega a casa se topa con uno de los hermanos Rawson que está ahí para debatir otra vez sobre el precio y decirle lo poco razonable que es, pero ella lo manda de regreso a casa rapidito y no solo no le baja el precio, sino que le exige poder bajar a la mina a visitar para revisar que todo vaya bien.
Luego nos reafirmamos en que el idiota del carro es un imbécil en todos los aspectos, porque cuando llega a casa lo quiere pagar pegándole a su mujer y sus hijos que como pueden se defienden y lo amarran. El hijo mayor intenta hablar con él, pero el tipo sigue intentando matarlos a todos, así que cuando la madre se va con los niños, él se lo carga y se lo da de comer a los cerdos. ¡Cruzo los dedos porque nadie lo descubra!
Nada que pueda mejorar el humor que una visita a tu novia, así que Anne se lleva a la señorita Walker a su cabaña del amor donde vuelven a ese cielo particular que son los besos con otra chica. Ann está muy emocionada con la posibilidad de su primera noche juntas, pero van a tener que esperar porque como la hermana de Anne se ha marchado y su tía está enferma no la puede dejar sola. Como el ambiente ha dado un bajón, pues Ann aprovecha para contarle que le mandaron una carta hablando mal de ella, pero que no se ha creído nada y se la entrega.
En otra parte de la ciudad vemos a los hermanos Rawson haciendo coraje porque el abogado de Anne les dice sus condiciones y no se pliega a sus chantajes como todos los demás, así que se van cabreados del despacho y en teoría van a cancelar el trato, pero sabemos que no puede permitírselo.
Por la noche, Anne se pasa a cenar a casa de su novia y aprovecha un momento a solas para dar el gran paso, porque es bollera y hay que mudarse a los tres días. No, ya en serio, porque así se hacian estas cosas en esos tiempos. Anne le dice a su chica que, ella no se casará jamás, y que le gustaría, si ella tampoco quiere casarse o tener hijos, que las dos se fueran a vivir juntas cuando vuelvan de hacer su viaje. En pocas palabras, que se casen.
Ann se emociona ante la idea, aunque le da un poco de pena la posibilidad de no tener hijos. Así que le pide que por favor le de un poco de tiempo para pensarse las cosas. En concreto seis meses para macerar si esto es lo que quiere para toda la vida. Anne le responde que la esperará todo ese tiempo y más si tiene alguna esperanza de prosperar y las dos se besan para sellar el pacto.
Luego vemos a Anne subiendo el nivel de las caricias y entrando en el territorio de las enaguas, pero ahí Ann para en seco porque se pone nerviosa. La señorita Lister en esos años, ya tenía claro lo del consentimiento así que para inmediatamente preeocupada de haberla lastimado. Pero no, solo que Anne sufre porque esta es su primera vez y piensa que puede ser muy mala haciéndolo. Anne la tranquiliza y le dice que no pasa nada, pero luego miente con todos su dientes cuando le dice que ella tampoco ha avanzado más allá. ¡No poco Anne!
Lo único que nos rompe de ese bonito momento, es que la tía de Anne mandó a John a buscarla porque no quiere que regrese sola tan tarde y él se equivoca y toca en la casa de la tía de Ann, con lo que ya le metió dentro la sospecha de que algo está pasando entre las dos.
Anne y John se van caminando a casa y él aprovecha el momento para informarle de que se quiere casar con Eugene. A ella casi le da un chungo, no tanto porque se vayan a casar y no esté de acuerdo, sino porque no entiende cómo ha pasado. Él no habla francés, ella no habala español, han pasado como tres días desde que llegaron (bue un poco más). Él alega que el amor es así, pero ella está nefasta porque además de que es muy repentino, creo que siente cabreo al pensar en lo fácil que es para él en comparación con ella.
Al otro día, Anne se pasa a visitar a su novia a su casa y se la encuentra llorando como magdalena. Resulta que la señorita Walker pensaba que, despues de haberle hecho la cobra con el sexo, Anne iba a abandonarla. Pero obviamente no ha sido así y Anne le asegura que ella es mucho más estable que eso. Le asegura que es una persona interesante e inteligente y que quiere vivir con ella para siempre. Que estas cosas toman su tiempo y a ella no le importa para nada esperar.
Y creo que este es uno de esos momentos en los que Anne empieza a encariñarse de manera muy fuerte con Ann. Porque sí, ya le gustaba mucho y la veía como una opción potencial para un buen matrimonio, que era como se llevaban las cosas en esos tiempos. Pero en esta escena vemos como Anne se siente super protectora de su novia y como el discurso sobre esperar y llevar las cosas con calma no es un ardid sino que realmente lo siente. O eso o también me convenció a mi de sus mentiras. Cualquiera de las dos cosas jeje. ¡El tiempo nos lo dirá!
Luego pasé a ponerme de los nervios porque la tía de Ann decide ir a ver que se cuece por ahí porque tiene la sospecha de que Anne se está camelando a su sobrina. Y como es una chisme caliente, no toca ni nada, entra como alma que lleva el diablo y las encuentra dándose un faje en el sillón. Ellas cuando oyeron la puerta saltaron a tiempo, pero se les notaba en las caras rojas y los vestidos revueltos que ahí había más que platica.
Eliza (la tía) se cabrea muchísimo con Anne, le dice que lleva años defendiéndola de los demás y se lo paga seduciendo a su sobrina. Luego les dice a las dos que están jugando con fuego y se marcha cabreada.
Anne se queda un poco pálida pensando en que se les ha caído el chiringuito y sobre todo en que su novia es más frágil que una hoja y se va a arrepentir. Pero no, Ann se muere de la risa en cuanto se va su tía y la invita a subir a su cuarto más feliz que una lombriz y la deja totalmente sorprendida.
Y así señoras terminamos este episodio. Con nuestras chicas en la cama haciendo el amor felices como lombrices sin que el mundo las afecte. ¡Awww que bonito todo! A ver cuanto nos dura la felicidad. Nos vemos en el próximo resumen de Gentlemen Jack.