Mucho mejor, corazón

 Mi corazón se expresa mucho mejor después de destrozar el huevo, el cascarón. Alguna vez tenía que ser la primera, prefiero antes de que me muera. Río ahora sin parar, deseando abrazar lo que esté por llegar. Íbamos juntas por un trayecto inverso sorteando cada una su particular capítulo perverso, escondiendo idénticos anhelos por todo el universo.

Al final comprendimos lo que nos susurramos a miradas bajo la luna, con mi prosa lobuna aullando a tu melodía oportuna. Siempre que miro a la perla del refugio nocturno, rápido surgen las estrellas fugaces de turno. Y aprovecho para repetir sin parar el mismo deseo. “Ojalá sigamos compartiendo cualquier ciudad bajo nuestro propio cielo”.

 

Hay

Hay vistazos que no se olvidan.

Hay sonrisas que impactan y cuando faltan, matan.

Hay personas que marcan la diferencia.

Hay palabras que no se expresan en voz alta, que llegan mejor desde una mirada que a través de la garganta.

Hay momentos que paran el mundo y son de por vida, aunque duren segundos.

Y hay amores de los que te lamentas por no haberlos tenido. Pero eso no es tan malo, porque al menos los has sentido.

 

Aguante

No aguanto más la vida detrás de ti. Quiero adelantarme hasta llegar a tu lado. Quiero escribirte y que me respondas, encontrarte, hallarte sin buscarte, no imaginarte. No volver a fallarte y sí cambiar la primera “a”  de ese verbo por tres vocales más.

Contigo me bastó un instante para enamorarme y toda una vida para aprender a olvidarte. Un sinfín de tus versos con los que calarme y una buena hostia a (des)tiempo para valorarte.

En eso se basa mi aguante: en saber aceptarte.