El mundo

La mejor manera de que el mundo deje de estar hecho polvo es follándome tus orejas a carcajadas. Tu boca a besos. Tu nariz a exhalaciones esnifadas. Tu mirada a pestañeos. Nuestra mala leche a marchas forzadas. La piel con mil sobeteos.  Las promesas a dudas castradas. El dedo corazón como si fuera un trofeo. Cualquier tipo de Arte con la voz bien alzada. La Vida sin titubeos. Las heridas con caricias vendadas…

La mejor manera de que mi mundo deje de estar hecho polvo es lamiendo tu Corazón con todos mis latidos sinceros. Eso es lo que más quiero.

 

Nos lo merecemos

Junto a ti todo son carcajadas y diversión, nos merecemos que nos salga bien esto del Amor. Que discrepar sobre quién se pone encima y quién debajo sea nuestra peor discusión.

 

Basado en dolores reales

No era nada corriente

tu mirada de esperanza.

Tan llena de vida

y de amable confianza.

 

Tus ojos, hambrientos y voraces

me tomaron por sorpresa

la noche que entraste en mi vida,

en la que la luna aún se refleja.

 

Al acabar abril, una noche igual que el resto

el cielo para mí se abrió.

Me dijo: escucha sus versos.

Al hacerlo, el corazón se me paró.

 

Encontramos un lugar sin apatía

en el que olvidamos quiénes fuimos.

Los “nunca” o “quizá” ya no existían.

Allí, juntas, nos perdimos.

 

Pero un día hablaste

con voz pausada y fría.

Dijiste, en alto contraste:

“quiero perderme en la lejanía”.

 

Me sonreíste, no querías mirar atrás.

Abrí los labios para confesar.

Dos besos y poco más.

Dentro de mi propia boca caí y la volví a cerrar.

 

Ahora me doy cuenta

de que no puedo esconderme

de tu perfume ni de tu mirada

de mujer ausente.

 

Hoy miro atrás y no paro de pensar

que así no se puede vivir.

¿Cómo te dejé escapar

si tanto quería aferrarme a ti?

 

Anhelo otro día añil,

una nueva oportunidad,

por revivir la noche de abril,

por no volver a callar.

 

Tú fuiste el poema todo el tiempo.

Y antes de que el poema muera

debo decir lo mucho que siento

haberme callado y quedarme a la espera.

 

Trasfondo de las miradas

por el beso que no di.

Envuelto en viejas promesas

la limpia noche de abril.