Muévete

Cuando todo te vaya mal, mueve tu Corazón.

El que quieras, el músculo o el dedo.

 

Nuestra foto en blanco y verde (parte II)

A nuestro encuentro decidiste poner punto y final. Para mí, un poco pronto… acabé accediendo con disimulada tristeza gutural. Paseamos rumbo al metro aquella tarde de clima fluvial. En un par de ocasiones que no logro olvidar ni de manera casual nos dimos la mano; cuando me quise dar cuenta, acariciaba tu pulgar. Lo mantuviste bajo mi cariño y Cupido se me acercó con su delicioso puñal. Hasta la boca del metro llegamos, yo temía que nos diéramos un abrazo frugal. Enlacé mi cuerpo con el tuyo e hice el ademán de apartarme por si mi cercanía te sentaba mal. ¡Sorpresa! Me apretaste más a ti, extirpando con tu ternura mi soledad. Sin querer evitarlo, un prolongado beso te regale en la mejilla —besarte en los labios hubiera sido lo ideal—.

¿Me recuerdas, Amor mío?

 

Confesaste ser más de calor que de frío y decidí llevarme la lluvia conmigo para que no entristeciera el sol de tus cabellos y no necesitaras echar mano de un abrigo. Aquella tarde de enero con risas, tu sol y un aguacero me fui a casa soñando con nuestro flirteo. Decidí que, si era correspondida, no me importaba esperarte en la puerta del ropero, solo me preocupaba que tu Corazón no se recubriera de acero. Comprendí que luchar contra una misma es imposible, aunque pusiera todo mi esmero. Acepté bajo nuestra lluvia de enero lo mucho que te quiero.

No lo olvides, Amor mío…

 

Mi querida Musa, no pretendo ponerte en un aprieto pero necesito que escuches mi secreto. No me parece justo guardar los sentimientos en un cajón, aunque tenga forma de corazón, como si fueran un vulgar objeto. Si, tras prestarme atención, a mis latidos quieres dar boleto, bien fácil te lo pondré y ocultaré mi rostro con la máscara de Melpómene para que no te horrorice mi destrozado careto.

No me olvides, Amor mío…

 

M

Musa maestra mía:

Me miento mucho. Más me merezco. Muchas memeces manifiesto mientras miro misteriosamente madrugadoras memorias. Mencionar mil momentos mutuos me mantienen maldita. Me moriré más madura, Musa madrileña mía.

Mucha mierda… Mañana más.