El pasado ha pasado

No sabía lo muerta que vivía hasta que te conocí. El tiempo llegaba a destiempo cuando intentaba esbozar mi risa exhausta. Mis días eran tan oscuros como buscar una salida con los ojos cegados, como el café más solo o con más mala leche. Y cuando me decidía a levantar mis párpados, el tono marrón de mi mirada parecía mal coloreado, como si la tristeza hubiera echado por tierra mis sueños.

Me gustaría cambiar de papel y escribir mis versos sobre tu piel. Besayunar contigo, sobre todo si llueve, la melodía de las nubes es lo que a mi Alma mueve. Que mi género musical favorito es la canción de los latidos de tu Corazón, que me resbala que se me acuse de haber perdido la razón.

No eres una aguja en un pajar. Eres la flor superviviente de la soledad, la luz que no deja de brillar, la sonrisa que anima a otras a brotar, la mirada junto a la que apetece volar.

Contigo, todos mis inviernos son primavera.

Dos puntos

Hay dos puntos en tu cuerpo que se repiten y me llaman. Tu par de pupilas, las perlas de tus pechos o los dos lunares en tu hombro.

Haremos el Amor con la máxima dulzura, hasta que tu Orgasmo le dé la mano al mío y, juntos, acaricien las estrellas sin quemarse, solo derritiéndose. Mientras duermes esconderé mis versos entre tu pelo para que, cuando despiertes y salgas a la calle, el viento haga su trabajo y tú te vuelvas aún más hermosa, rodeada de poesía.

Hasta en silencio nos amamos. No necesitamos reforzar este Amor con palabras, la calma lo envuelve con el mejor color que existe, el que resulta de mezclar los tonos de nuestras miradas.

Si te quedas en mi Corazón, nunca volverás a enfermar de frío. Nos calentaremos entre apasionados escalofríos. Contigo no existe el punto y final, todos son seguidos.

Besos en verso

Eres el poema más completo. Eres el año más repleto. El verano amanece en tus radiantes ojos y destaca ardiente a lo largo del calor de tu piel. Al llegar al Sur de tu cuerpo, florece la Primavera en un mullido y hermoso jardín, perfumado y acogedor, refrescado por un manantial de aguas en las que siempre ansío bucear. El otoño es el tono de tu piel: marrón, terroso, caramelo de miel, como el color de las hojas con el cambio de la estación. Y el invierno no es nada frío, tu larga melena me cobija de las bajas temperaturas hasta que vuelve a brotar el entretiempo. En ti se dan todas las estaciones del año en un mismo momento. Eres mi mejor viento.