Mis emociones, mi piel, mi calor, mi deseo ardiendo en mi interior… una frase, una puta frase, un vestido, un triste vestido y un probador…

Y todo lo que me creía que tenía más que superado, controlado, aparecía ante mi como un signo de interrogación.

Ese signo cargado de una y mil preguntas, de dos mil emociones imposibles de controlar… imposibles de silenciar… imposibles de olvidar…

Deseo contenido, caricias a idea y consentidas… invitaciones, nervios… mi cara es un poema, me quiero morir, mientras tú hoy quieres que te abrace fuerte y por detrás, sintiendo mi respiración cerquita…

Y tú me miras con cariño, cercanía, como hace tanto que no lo hacías… que todo me parece de mentira.

Una simple frase cargada de intención “me ayudas a quitarme el vestido”… calor, cercanía, tu piel tan cerquita… me mareo, lo siento, mi vida se para… mi corazón se acelera… mi cabeza no piensa… cumplo tu orden, a pesar de saber que me derrito por ti… mi cabeza desconecta y no piensa con claridad si estás cerca…

Me miras con intención, te das la vuelta, te abrazo por detrás… te ayudo a quitarte el vestido, te siento cerca, siento mi humedad, los nervios en el estomago, las cosquillitas revoloteando… lo siento todo y me limito a no hacer nada.

Y lo haría todo, pero me paralizo, mi vida se detiene en un instante, es como un aleteo de una mariposa despistada y perdida volando al compás del viento, se abren las alas, se cierran, me miras y me atrapas!

Me hipnotizas, me provocas, me deseas o eso es lo que quieres que parezca… estoy atada de pies y manos, aunque mis manos se deslicen por tu piel y te tengan a escasos centímetros…

Acaricio tu cuerpo, tengo tus pechos entre mis manos y tú me dejas, me lo permites… y yo me suelto, me alejo, me escapo, necesito recuperar el aliento, necesito volver a respirar…

Salgo, me quemas, me dueles, me sorprendes, esta no me la esperaba, ni una de mis más calenturientas historias me hubiera imaginado que los probadores pudieran ser tan desconcertantes/excitantes…

Han sido tan solo 20 segundos… ¡20 putos segundos, una frase y mi vida se desordena al compás de tus deseos! Se ríe en mi puta cara y me ha vuelto a recordar que ella es un puto veneno con b, que me matara, mientras me regala mini dosis de sentimientos, de sensaciones, de realidad…