Hoy vengo a hablaros de la última cinta del director neerlandés Paul Verhoeven, Benedetta. Agarrarse que vienen curvas porque la que os escribe, después de verla en los cines Golem de Madrid, salió a la calle sin saber muy bien cómo sentirse respecto a las más de dos horas de película.
Cuando se estrenó en el último festival de Cannes la cinta no dejó indiferente a nadie, y salió de allí con varios apodos, entre ellos transgresora y polémica. Su director, que ya nos tiene acostumbradas a películas que causan impacto allá donde se estrenan (imposible olvidarse de Show Girls o de Instinto Básico) se lanza a por todas con la adaptación del libro de Judith C. Brown ‘Immodest Acts: The Life of a Lesbian Nun in Renaissance Italy (Studies in the History of Sexuality)’, en español ‘Afectos vergonzosos: sor Benedetta, entre santa y lesbiana‘.
Os hago un inciso para comentaros el libro, que también os puede interesar.
Judith C. Brown, historiadora de la Universidad de Stanford, encontró en los archivos estatales de Florencia, una serie de informes eclesiásticos de la Inquisición realizados entre 1619 y 1623 sobre las visiones y pretendidos milagros de Benedetta Carlini (1590-1661), abadesa del convento de la Madre de Dios, de Pescia, así como una descripción detallada de sus relaciones sexuales con otra monja, Bartolomea. A partir de dichos documentos, la escritora dio forma a un libro sobre la vida y milagros de Benedetta, sus visiones, sus éxtasis, sus ritos y fantasías eróticas que incluía escenas que hoy describiríamos como sadomasoquismo, todo ello en el asfixiante marco de la vida conventual durante el período de la Contrarreforma. El libro no lo hemos podido leer, pero si vosotras lo habéis leído, ¡¡comentadnos!!
Al principio de la película nos muestran a Benedetta (Virginie Efira), con unos diez años de edad, viajando con sus padres apara ser internada en un convento. Ya desde el inicio se nos presenta a la niña de una familia acomodada, muy religiosa (a nuestros ojos de siglo XXI, quizá en la época era algo más normal) y que afirma, sin vergüenza ninguna, que la virgen habla con ella y que la obedece.
En la primera noche en el convento, después de que su padre pague y regateé con la abadesa (Charlotte Rampling) el precio de su ingreso en el convento (la religión es también un business), Benedetta protagoniza un primer incidente con la estatua, a tamaño natural, de una virgen. Ella está rezando ante la estatua cuando, de repente, se le cae encima y está a punto de aplastarla contra el suelo. Es algo excepcional que el peso de la estatua no haga daño a la niña y también es excepcional que la única reacción de Benedetta sea chuparle el pezón a la estatua se le cae encima…
Empezamos fuerte.
Desde ahí la película da un salto de 18 años y vemos a Benedetta, ya adulta, que sigue con rectitud los designios, las normas y la vida del convento, ejerciendo como lo que se considera que es, “la esposa de Jesús”. También tiene visiones y su comportamiento es algo excesivo y excéntrico respecto al resto de sus compañeras de convento. De hecho, algunas de sus hermanas dudan de sus supuestas visiones y éxtasis, y llegan a acusar a Benedetta de hacerse a sí misma los estigmas que ella afirma que Jesús le ha dado.
Todo cambia cuando Benedetta, con la ayuda de su madre, salva a una muchacha, Bartolomea (Daphne Patakia), del acoso de su padre y la ayuda a ingresar en la orden. A partir de ese instante, las dos están siempre juntas, llegando incluso a ser Bartolomea la que cuida de Benedetta en algunas ocasiones en las que enferma por causa de sus posesiones y visiones.
Y hasta aquí os puedo contar sin hacer demasiados spoilers.
Aunque nos encontramos ante una película que está basada en una historia real, su director ha confirmado que se tomó ciertas licencias para darle dramatismo a la historia y que no todo lo mostrado sucedió de verdad. Digo esto porque me ha sorprendido leer en alguna crítica la referencia al famoso dildo de una estatua de la virgen como algo real cuando el propio director confirmó que esa es una de sus licencias.
Imagino que el morbo es el morbo. Si la Benedetta real hubiese sido acusada de “sodomía”, habría sigo ejecutada, y eso nunca sucedió. Y es precisamente por eso por lo que él quería crear esa controversia, porque sí hubo muchas mujeres lesbianas que fueron acusadas y condenadas a muerte por ese motivo en esta época. Os animo a que leáis este artículo de Esther Miguel Trula en Magnet. Creo que ella explica mucho mejor este tema.
El director, Paul Verhoeven, ha dicho que no pretendía crear polémica, aunque sin duda es lo que ha conseguido. En su línea de películas, pasa de lo grotesco a lo profundo rozando continuamente la línea de lo absurdo. Es una película llena de escenas desagradables, morbosas, explícitas y donde abundan los desnudos, bajo mi opinión, absurdos e innecesarios. Pero también es una cinta donde nos encontramos una mujer fuerte, poderosa, que reta al poder eclesiástico. Astuta, decidida y que no se amedrenta ante los hombres.
Pienso que Virginie Efira hace un trabajo espectacular al darle vida a la protagonista. Nos lleva de un estado de ánimo a otro y hace que no dejes de preguntarte si esa monja teatina está completamente loca, si es una maravillosa farsante o si, por el contrario, está tan atrapada en la vida religiosa que no distingue la realidad de su propia ficción. Y no solo tienes esa duda durante la película, sino que saldrás de verla sin terminar de estar segura de qué es lo que realmente pasaba con esa mujer.
Por su lado, Daphne Patakia hace una perfecta interpretación de Bartolomea, clave en esta historia. ¿Inocencia o provocación? Esa es la pregunta que se queda en el aire después de conocer a esta peculiar monja. Su aparición en escena es, para Benedetta, todo un huracán que moverá el piso sobre el que camina y para nosotras, el comienzo de una historia de ¿amor?
Hay que pensar que la relación de ambas no se puede mirar con el prisma actual, por el que las llamaríamos a ambas lesbianas. Aun así, que entre ellas se mantuvo una relación es algo que sucedió, o que al menos está escrito. Ya si lo suyo fue amor, pasión u otra cosa, pues no podemos saberlo.
Siento deciros que, para mí, no creo que lo que sucede entre ellas sea el foco principal de la película. Esta no es una historia de amor lésbico entre los muros de un convento. Ojo, no quiere decir que no sea importante y el desencadenante de muchas cosas, porque es obvio que lo es, pero no se puede perder de vista de qué va de verdad la película: de la historia de Benedetta, de sus visiones, de su resistencia y de sus contradicciones. Desde luego va mucho más allá de su relación con Bartolomea.
Para terminar, me gustaría hablaros de un detalle que me ha sorprendido pensando después de ver la película. La música. Salvo los cantos corales de las monjas no era capaz de recordar ningún tema más. Así que me dio por buscar la banda sonora y cuál ha sido mi sorpresa cuando solo he encontrado pequeñas notas aquí y allá mencionando que fue Anne Dudley la creadora de la misma. Solo en un sitio de internet encontré que se inspiró en la música sacra adaptando las obras de la gran abadesa, médica, científica, filósofa, poetisa, etc. del siglo XII Hildegard von Bingen. Una gran mujer también, por si queréis buscar su pista.
Como datos negativos de la película, bajo mi perspectiva, os daré dos apuntes.
El primero es que se me hizo larga. Tanto que me costó mantener la atención pasada la hora y poco de metraje. Pienso que le sobran minutos y que algunas escenas no aportaban gran cosa a la historia.
El segundo es que se abusa de los desnudos. En mi opinión, muchos no son necesarios para la trama y me pareció que se han mantenido para captar el interés de cierto público. En algunas escenas, si piensas cómo se hubieran rodado si los protagonistas fueran una pareja heterosexual, llegas a la conclusión de que, de ninguna manera, los personajes estarían desnudos, pero en este caso son dos mujeres y entonces parece que el desnudo si tiene interés para el director.
Finalmente, me gustaría comentar que puedo entender que si eres una persona religiosa te puedas sentir incómoda viendo esta película ya que Verhoeven no deja nada en el tintero y va con todo y contra todo con esta película. Tampoco hay que olvidar que esta mujer existió de verdad y que por mucho que ofenda a los más convencionales, una monja lesbiana vivió en la Italia de la contrarreforma y llegó a abadesa de toda una congregación.
Sombría, dramática, a ratos absurda, irónica, provocadora, mística, explícita, desagradable, intensa, confusa… muchos son los adjetivos que podría darle a Benedetta y, sin duda, me quedaría con alguno pendiente. Os garantizo que merece la pena verla , aunque se salga de lo convencional o precisamente por eso os la recomiendo. No todo van a ser comedias de Hollywood.
Le doy un 7,5 sobre 10 en el lesbicanariometro 😛