Adivina quién soy

Y allí estaba yo, tembloroso y rojo de rabia por un miedo incoherente a no llegar hasta ella, lo confieso. Al mismo tiempo, se me caía la baba solo de pensar en que pronto podría extirparme de mi interior este peso. Me relamía y comprobaba mi olor para no asustarla en el proceso. Sería capaz de plantarme en su mano con mi aspecto más travieso, decorarle una servilleta, componer tonalidades en un cuadro o inmortalizarme en su dormitorio, esparciendo mi esencia en todo el yeso.

Por un lado, me sentía petrificado por la emoción, bien tieso. Por otro, el miedo a hacer el ridículo o que se me adelantaran, me dejaba el Corazón en los huesos. Cuando se trata de mí, mal vamos si entra en juego la imposición de los sesos.

Luego pienso que robarte uno de los míos es como un disparo al Alma del que saldrás ileso, para que después te envíen a la cárcel ideal, donde querrás permanecer preso. Puedes aprender mucho sobre ti mientras maduras en tal progreso. Al margen de todo, siempre voy a ser para ti un momento al que nunca te negaré el acceso. Podrás enredarte conmigo hasta tu deceso.

Otorgado con la sinhueso, soy y siempre seré un beso.

 

Déjalo todo

Deja que el sol siga reflejando su luz en tus cabellos con bondad, así no temeré más a la oscuridad ni tú a la soledad. Deja que tus ojitos le hagan compañía a mis luceros, no apagues tu pestañeo, que verte triste no quiero, recuerda que en este lado de la vida te espero. Deja a tu sonrisa expresarse aunque duela, déjame verte reír hasta que te distinga todas las muelas, déjala declamar mil versos o toda una novela.

Si el dolor te acaricia, déjate curar con una buena noticia. La que sea, da igual, verídica o ficticia. Pero nunca dejes de mirar de frente y sin malicia, porque si no, hasta la vida misma se desquicia.

 

Eres todos los colores de la vida

Te regalaría todos los colores de la vida empezando por el verde. Es lo más representativo de la esperanza. Eso es lo que me trasmite tu sonrisa cuando levanta del suelo mi mirada hundida: fresca esperanza.

Seguiría con el amarillo. Le pediría prestado uno de sus rayitos al sol para desplegarlo sobre tu pelo y que brilles en mi oscuridad.

Luego, acercaría hasta tus ojos el azul pero no el del mar, sino el del cielo. Precisamente porque eso es lo que eres: un cielo. Y tanto tus lágrimas de felicidad como las de tristeza son una lluvia en la que es imposible coger frío ni sentir soledad.

Con el rojo es obvio lo que te decoraría —si no lo averiguas, te lo susurro a latidos—.

Te obsequiaría con todos los colores castaños para afianzarte un camino otoñal nada nostálgico. Sería una gama de marrones ocre que nunca echarían por tierra tus sueños.

Cada mañana te entregaría un naranja amanecer para que nunca perdieras las ganas de vivir y que a la melancolía sepas vencer. Yo juntaré mis suspiros con la aurora, rogándole la oportunidad de volverte a ver.

Inundaría tus días de morado para que no se te olvide la magia que guardas en tu corazón recuperado. Esa brujería es única y me enamora con su significado, limpia cualquier impureza de los golpes mal dados. Daría lo que fuera por uno solo de tales bocados…

El gris tiene mala fama, pero te ofrezco mi punto de vista: es el término medio, la armonía que tanto cuesta encontrar. No es el color de una piedra que puedas arrojar y con la que alcances a dañar. Es más bien un arbitrario remanso de equidad en el que siempre lograrás hallar la paz. Sobre todo, cuando te sientes en tu lado favorito del sofá a escuchar a las nubes recitar.

El negro sería solo para que recordaras que de los momentos más opacos es de los que se puede sacar alguna lección y nos mantienen en equilibrio para saborear lo bueno por lo que nos late el Corazón. La ausencia de luz es una necesaria porción.

El blanco te lo regalaría en forma de vestido, no por querer pedirte una locura como que te cases conmigo, sino porque es la suma de todos los colores que te digo. Verte vestida de claridad nos ayuda a los demás a sobrevivir en esta monocromática etapa en la que nos sentimos tan perdidos.

 

Te regalaría todos los colores de la vida porque tú logras convertir mi vida en una existencia colorida.