Una llamada intempestiva a altas horas de la madrugada perturba las hasta entonces plácidas vacaciones en España de Cassey Griffit. A pesar de lo molesto de la interrupción vacacional, Cassey debería sentirse afortunada. Aunque ya es una fotógrafa de prestigio, no todos los días surge un contrato en una película de alto presupuesto y bajo las órdenes de la actriz de moda: Lexa Sawyer.
Sin embargo, Cassey no está muy puesta en estrellas de cine. De hecho, no se impresiona en absoluto cuando su agente le anuncia con quién va a trabajar. Tiene que ser su buena amiga Blake quien, entre gritos y aspavientos, le aclare que puede ser el más provechoso trabajo de su vida y que la famosísima Lexa es una “belleza de ojos verdes”.
Nada más aterrizar en el aeropuerto JFK, Cassey recibe la noticia de que la reunión programada para comenzar con su tarea ha sido adelantada y que va a celebrarse en breves momentos. Aturdida todavía por el jet lag, nuestra fotógrafa decide acercarse a un Starbucks y agenciarse un buen tanque de café. Así se espabilará.
Con el gigantesco café en las manos, sale a toda prisa del Starbucks y…plaff, se da de bruces con una chica. Lógicamente, debido al topetazo, el café queda desparramado sobre la muchacha. Cassey siempre ha sido un poco torpe, pero esta hazaña se encuentra entre sus mejores marcas. La chica se marcha empapada y ofendida (y algo quemada, en todos los sentidos de la palabra, puesto que el café frío no estaba).
Pues bien, el día aún le depara alguna sorpresa a nuestra patosa fotógrafa. La reunión de trabajo se demora porque la jefa no llega. Por lo visto, le ha surgido un imprevisto. Cuando por fin aparece, se disculpa por llegar tarde. Según explica, la tardanza se debe a que ha tenido que cambiarse de ropa porque una imbécil (palabras textuales) la ha rociado de café. Adivinad quién es la nueva jefa de Cassey: pues sí, resulta que la víctima del derrame cafetil y la mismísima y famosísima actriz Lexa Sawyer son la misma persona.
Desde luego, la fotógrafa no tiene suerte: no hubiera conseguido empezar con peor pie ni haciéndolo adrede.
A partir de ese momento, Cassey y Lexa tendrán que convivir durante muchas horas al día y esto es un terreno fértil para que pueda, quizás, prosperar otro tipo de relación. Está claro que no son demasiado afines (o eso parece a primera vista) y además hay otros problemas. Por otro lado, hay que tener en cuenta que Lexa tiene novia y que Cassey no está demasiado abierta a tenerla porque ha salido de una relación tóxica.
Además, lo de enrollarse con una estrella de cine tiene su lío y en general puede resultar bastante duro por las intromisiones de los medios de comunicación, la excesiva publicidad que puede tener el idilio, la posibilidad de que la novia saque los trapos sucios de la estrella en cualquier programa de televisión bajo precio millonario, etc., etc. Pero bueno, quién sabe. Dejemos las páginas pasar y veremos si Lexa y Cassey pueden o no tener un futuro juntas.
“A través de un objetivo” es una novela simpática, llena de situaciones bastante divertidas. Ahora bien, los personajes también pasan por momentos conflictivos; no olvidemos que el amor no suele ser tarea fácil. En conjunto, el libro resulta atractivo: una lectura ligera, romántica y con algún toque de humor. Que lo disfrutéis, si os apetece.