El numero 5 de Poison Ivy ha subido todavía más el nivel en cuanto a historia se refiere. Era complicado pero Gwendolyn Willow Wilson ha conseguido sorprendernos una vez más con el giro de guion que nos tenía reservado en el penúltimo cómic de la serie.

Abrimos la historia en el momento más vulnerable de la historia de Pamela Lillian Isley. El instante en el que Jason Woodrue la convenció de permitirle inyectarle su suero. La persona que vemos atada a una cama dándose cuenta por primera vez que ha cometido un error tremendo es otra persona totalmente. Una chica que pensaba que podía ayudar al universo y terminó atada con un psicópata inyectándole una toxina venenosa para experimentar.

Pamela Isley convirtiéndose en Poison Ivy

Es obvio que estamos ante un recuerdo de Pamela y no solo lo sabemos porque estamos viendo la génesis de Poison Ivy, sino porque el arte de este número es completamente diferente a los anteriores. Como queriendo hacer énfasis en que la persona que era Pamela entonces es diferente de la que hemos visto hasta ahora. Los colores son más chillones e intensos como para mostrarnos el descontrol del momento.

Pamela recuerda que se estaba muriendo, que durante mucho tiempo decidió que así fuera porque estaba pasando por tanto dolor durante la transformación que ya no podía con ello. Y encima de ella se alza Jason Woodrue como una imagen demoniaca con lengua bífida. Vamos que Hiedra Venenosa lo ve como su peor demonio y en cierta manera es lógico.

Nos damos cuenta de que es una pesadilla porque Batman está ahí, pero no para atacarla sino para platicar con ella e intentar despertarla. Él le dice que se le está acabando la carretera y eso la despierta antes de despeñarse. La lamia está afectándola cada vez más, las alucinaciones son más y más frecuentes. Pamela está a punto de morir y es por eso que ha decidido ir a por Woodrue cuanto antes.

Me pareció muy interesante que la voz de la conciencia de Poison Ivy en este número sea Batman. Después de todo, el vigilante forma parte activa de quien es la villana. Así que en este momento en el que tiene que enfrentarse a su propio villano, la imagen que su mente conjura es la del héroe al que siempre se enfrenta. Batman cree que todo es una trampa y ella se está muriendo. Hiedra Venenosa lo tiene claro, pero aún así quiere matar a Woodrue antes de morirse. Así que lo va a intentar.

La última vez que caminé en este laboratorio era otra persona. Tan Joven… con la certeza de que iba a cambiar el mundo aún si tenía que sacrificar mi cuerpo para conseguirlo. Cuando eres tan joven piensas que la muerte es lo peor que puede pasarte. Te toma tiempo darte cuenta de que hay cosas mucho peores que morir.

Pamela entra en el edificio y se topa de frente con el Hombre florónico, o como lo conocía Pamela en sus tiempos: Jason Woodrue, el hombre que la convirtió en Poison Ivy. Los dos discuten y Pamela intenta matarlo encajándole un bisturí en el cuello pero funciona.

Pero para mala suerte de Poison Ivy, en ese momento las esporas le lanzan otra alucinación y es ahí cuando la historia nos cachetea con una verdad que al menos yo no me esperaba para nada: Pamela acudió a Woodrue por la Lamia. Vamos, que la infección que ha estado usando todo este tiempo era de él.

Mientras Pamela está en la alucinación el Hombre Florónico la agarra del cuello y empieza a asfixiarla mientras le dice que siempre ha sabido que es débil y que sabe que no puede vencerlo, que seguro está ahí para pedirle perdón. Pero nuestra villana tenía un plan maquiavélico preparado.

Su fallo ha sido no entender algo elemental sobre un hongo parásito como el lamia. Evolucionan y se adaptan rapidísimo a sus huéspedes. Y llevan muchos meses adaptándose a mi, a mi ADN mitad planta mitad híbrido. Que como a Woodrue le encanta recordarme, es casi idéntico al mío. Estos parásitos son como mis hermanas. Fuimos creadas por el mismo monstruo y ahora vamos a destruirlo. Pero mis hermanas no tienen el corazón débil, no hacen excepciones, así que me destruirán a mi también.

Y cuando por fin parecía que Pamela había conseguido su misión de matar a Woodrue antes de morir ella misma, llega la revelación final. Todo era un plan del hombre Florónico. Las esporas en realidad son un arma de control mental, no una arma de destrucción biológica. Por eso Pamela estaba batallando tanto para esparcirlas a la velocidad que ella consideraba necesaria y por eso mismo Woodrue le permitió llevárselas.

Ahora Pamela ha perdido lo que siempre quiso encontrar, el control sobre ella misma. Terminamos el cómico con Woodrue haciendo que Pamela se hiera a sí misma con un bisturí. Vamos que empezamos con una Pamela vulnerable y terminamos con una Poison Ivy igual. Y las dos veces a manos del mismo hombre. ¿Qué sucederá en el último número de Poison Ivy? ¡No tengo ni idea pero no me lo pienso perder!