Bienvenidas a nuestro primer resumen de episodio de Sin Huellas. Una serie que te va a hacer, reír, llorar y enamorarte de una nueva pareja lésbica y de una amistad increíble. No se puede pedir mucho más en esta vida lesbicanaria.

Empezamos la serie ya con una escena movidita. Lo primero que vemos es un taxi llegando como alma que lleva el diablo a una especie de taller. Es de noche, el sitio está desolado y del coche se bajan dos chicas jóvenes que le pagan con uno de 50 al taxista y no le piden cambio.

Las chicas sacan una bolsa roja de deporte del maletero y entran con cara de susto y tomadas de las manos al lugar.

Les presento a Desi y Cata las protagonistas de Sin Huellas

Enfrente de ellas hay dos señoros con pistolas. Mal empezamos la verdad, porque no sé si lo han notado pero las dos son morenas y aún no sabemos cuál es la lesbiana o si lo son las dos. ¡Que la palman en el primer episodio! Los hombres tienen a otro sentado en una silla con rueditas, atado y con la cabeza tapada con un saco. Tiene sangre bajándole por el cuello así que no tenemos dudas de que los tipos con pistolas no están jugando.

Los tíos le ordenan a la chica de la bolsa que la abra y camine hacia ellos. La otra les responde que primero suelten al hombre pero los de las pistolas son ellos así que terminan cediendo. Las chicas avisan de que en la bolsa faltan 80 euros porque se los han gastado en el taxi y se empieza a armar el lío porque ellos le encajan un cuchillo a en la rodilla al pobre amarrado y una de ellas saca lo que parece una metralleta y les ordena alejarse de él. ¡Son de armas tomar! ¡Literalmente!

Los tíos ponen las pistolas en el piso y Desi les ordena que suelten al tío (que por lo visto es el marido de Cata) y les explica que les dejan la bolsa ahí porque no quieren lío, solo salir vivas del asunto. Así que se llevan al secuestrado, les dejan la bolsa y todos contentos.

El problema es que todos se ponen nerviosos y Desi aprieta el gatillo. Pero en lugar de salir una bala disparada, descubrimos que llevan una aspiradora. ¡Ay la que se va a liar! Pero tendremos que esperar para saber lo que va a pasar porque vamos a retroceder en el tiempo para entender como llegamos hasta aquí.

Desi besando a una chica en la discoteca

Empezamos el día descubriendo lo diferentes que son Desi y Cata. A las seis de la mañana Cata está despertando y despejándose justo a tiempo para hablar por teléfono con su hija en México. Que ahí la han liado un poco porque la diferencia horaria es de 6 horas y allá serían las doce pm. No sé yo si la peque tendría que estar despierta, pero vamos a hacer como que no soy Mexicana y tengo controlado eso en pos de la historia.

Desi por su parte, a esa hora apenas viene regresando de la discoteca, porque mientras Cata hacia gárgaras con enjuague bucal, Desi se está tomando chupitos de tequila para levantar la moral. Bueno la moral y a una chica que bailaba en la discoteca y con la que hace migas de inmediato. Vamos, que en menos de medio minuto ya se están morreando en la pista porque lo dicho, esta mujer es de armas tomar.

Así que cuando las dos se juntan frente a la puerta de su casa, Desi está resacada y Cata hambrienta porque a cierta persona se le olvidó ir a la compra. Y además se ha gastado la pasta de las dos en comprar una aspiradora. Que a ver, si lo vemos con seriedad es una inversión a largo plazo, pero ahora mismo Desi está hambrienta así que lo único que ve en su mente es el bocadillo que no se a comer mientras aspira.

Desi intentando camelarse a Cata a besos

En esas están cuando llega el «Señor Guzmán» que viene a preguntarles cuando van a pagar las cuotas que deben. Cata no entiende nada porque se suponía que ya habían pagado, pero una sola mirada a Desi y la aspiradora la hace entenderlo todo. Entonces Cata pasa a la estrategia del ruego y la empatía. Así que le pide a Guzmán, «de inmigrante a inmigrante» que por favor les de hasta final de mes. Pero él le contesta que es Español. Porque no están ustedes para saberlo ni yo para contarlo, pero el nivel de «inmigrante» cambia cuando te dan la nacionalidad. ¡Hasta te cambian en la cola de extranjería! La verdad me hizo mucha gracia eso porque tiene de español lo mismo que yo. De hecho creo que yo tengo más acento canario que él peninsular, pero se hace ilusiones.

Ya en el coche Cata va super nefasta y Desi no para de pedirle perdón, pero claro, se las van a ver muy negras.

Cata: ¡3 semanas! ¿Te crees que en tres semanas vamos a conseguir el dinero?

Desi: Pues mira voy a barrer, voy a fregar, le voy a dar a la aspiradora como no le ha dado nadie nunca en esta vida. Pero yo nos he metido en este lío y yo nos saco, como que me llamo Desirée Montoya.

Y si las cosas iban mal pues acaban de pasar de gris a negro oscuro, porque cuando las chicas llegan a la segunda empresa a trabajar resulta que las han despedido a todas. Y no les pagan ni indemnización ni nada porque la empresa se va a declarar insolvente. Así que cuando el jefe sale en un cochazo que vale más que 10 años de su suelo, Desi le grita que le quita la vida. Porque ¡como para no cabrearse! Que alguien le rompa las ventanas al pijo ese.

Desi y Cata discutiendo en la calle

La policía hace acto de presencia y Desi está lista para quemarlo todo, pero Cata le dice que ella no puede. Porque recordemos que Cata es inmigrante y eso de que la policía te fiche no se ve nada bien en tu expediente cuando toca la renovación del NIE. Así que nada, les toca un jarabe de «ajo y agua» y a su casa.

Ahí están las dos revisando las joyas que tienen a ver que pueden vender, pero Desi no tiene ya nada de valor. A Cata le quede su anillo de bodas, lo único que el mentiroso de su esposo le dio que era verdad. Pero Desi se da cuenta de lo mucho que quiere Cata el anillo y le dice que no, que eso no lo empeñan. Que ya se buscarán la vida para solucionarlo de otra manera.

Cata: Lo que vas a hacer es conseguirte otra compañera de piso que tenga varo porque yo no tengo nada.

Desi: Tú me tienes a mi.

¡Ay por favor que lindas son! Yo ya las amo. En fin que Desi se tiene que ir al «cumpleaños de la Jenni». La mujer no tiene nada de ganas de ir, pero se lo prometió a su hermano así que Cata decide acompañarla.

Desi bebiéndose hasta los jarrones

No es por nada pero la Jenni mola. Eso es un fiestón por todo lo alto en el barrio, todo el mundo vestido de gala y Presidente de Wost y Claudette sonando a tope. Pero sabemos que el ambiente a Desi la pone de los nervios porque nada más llegar se mete una copa de vino tinto entre pecho y espalda y se lleva otra para el camino.

Ya con la valentía que da el vino, las dos se adentran en la fiesta y Desi se acerca al bar a pedirse chupitos de Tequila mientras Cata la ve preocupada porque sabe que ahí hay tomate. Pero justo en esas están cuando Desi ve a su sobrina y lleva a Cata a presentársela. Porque lo dicho, la Jenni es guay y se va a ir a estudiar a Irlanda porque es inteligente además de guapa.

En fin que todo va viento en popa hasta que de repente rechina una silla y se oye la voz de la matriarca de la familia indignada porque su hijo ha invitado a su hermana y no le he avisado. Vamos que es la mamá de Desi que, sinceramente da un poco de miedito.

Desi se enfrenta a su madre y Cata sufre

Mamá: Déjala Miguel que ella solo sabe faltarme al respeto.

Desi: ¿Faltarte al respeto es venir al cumpleaños de mi sobrina?

Mamá: ¡No! Faltarme al respeto es pasarte por aquí con una amiguita nueva.

Cata: ¿Yo? ¡No! No, no, eh.. nosotras nada más vivimos juntas. Pero… pero ¡no como usted cree! Ósea, cada quien en su cuarto… es que somos, somos compañeras de piso nada más. Yo mire ¡Uh! Estoy casada, en México. El papá de mi hija se llama Ubaldo. Es que yo estaba estudiando medicina pero me embaracé y…

Desi: ¡Ya está, ya está! Que no tienes que contarle toda tu vida ni yo tampoco.

¡Ay Dios! Lo que me he reído con esto la verdad. Con la Desi en plan farruca y Cata muertísima de miedo explicándole a la mamá hasta su talla de bragas. En fin, que la mamá termina corriendo a Desi y ella se va no sin antes brindar por a familia porque se va sí, pero con la cabeza alta. Así que las dos se van a llorar las penas a un bar.

Ahí están cuando Cata recibe una llamada para avisarles de que tienen que ir a limpiar una casa al día siguiente. Así que las dos están super contentas porque ya han conseguido un curro para sacar la pasta que les hace falta y se van todas contentas a su casa.

Desi y Cata viendo la casa que les toca limpiar

Al otro día Cata y Desi se pasan por la dirección que les han indicado y casi se caen para atrás porque ¡menudo casoplón! La casa que les han mandado limpiar es gigantesca en plan la piscina es del tamaño de mi apartamento. La verdad no me daría mucha alegría tener que limpiar todo eso, pero la cosa es que sucia, lo que se dice sucia no está. Vamos que hay que darle un repaso para que no haya polvo, trapear y revisar que haya papel de baño. Porque esta prácticamente impoluta.

Como están solas en esa mansión, Desi hace un poco el tonto posando como el cuadro de la mujer que seguramente sea dueña de la casa y está a punto servirse agua en un vaso de esos de cristal bueno cuando Cata la detiene. Este es un trabajo importante y ellas necesitan pasta. Así que esta casa tiene que quedar más limpia que el alma de la Virgen María para que las vuelvan a recomendar y puedan pagar la renta a final de mes. Así que dicho y hecho, las chicas se ponen a trabajar a tope. Limpian ventanas, repasan las mesas cristal, se aseguran de que la alberca esté impoluta. Y claro, Desi aprovecha para estrenar su aspiradora.

Ya solo falta terminar de aspirar el cuarto principal, así que Desi le mete mano en lo que Cata baja a por su instrumental de limpieza. Y en esas está cuando se le atora la aspiradora debajo de la cama. ¡Mal asunto! Desi opta por la técnica de «Tira hasta que salga» y con un buen tirón consigue arrastrar lo que obstaculizaba la aspiradora. ¿El problema? ¡Que es una mujer muerta!

Desi se topa a la mujer muerta debajo de la cama

Desi entra en pánico y le grita a Cata para que suba. Cata le toma el pulso por si acaso pero la mujer está muerta de verdad. Las dos intentan desatorar a la muertita de la aspiradora y terminan arrancándole un buen cacho de pelo. Eso termina con Desi vomitando en el baño porque no puede más. Las dos están intentando pensar en qué hacer cuando se empiezan a escuchar pasos en la casa y la alarma empieza a sonar. Así que las dos entran en pánico.

Las dos están encerradas en el cuarto principal y ahora creen que hay un asesino en la casa, así que lo único que se les ocurre es tirarse por el balcón hacia la especie de cama/asoleadero que hay en la piscina. Eso sí, primero tiran sus baldes y productos de limpieza que no está la cosa para desperdiciar.

Cata está a punto de tirar la nueva aspiradora cuando Desi la detiene porque teme que se les rompa, así que Cata entra rápido a encontrar algo con lo que envolverla y se topa con una bolsa roja de deporte. Sí, la misma que vimos al principio del episodio. Las chicas meten rápido la aspiradora en la bolsa, se lanzan agarradas de las manos hacia el vacío y en cuanto tocan cama salen corriendo del lugar.

Ya en el coche, las dos van asustadísimas pensando en lo que pueden hacer. Cata quiere llamar a la policía en plan anónimo para contarles lo del cadáver, pero Desi no quiere vérselas con los de azul ni de coña.

Desi: ¡Hija pero qué poca picardía tiene! A ver. ¿Nosotras qué somos?

Cata: Limpiadoras.

Desi: Eso pa ti y pa mi. Para ellos una gitana de mierda y una cerda sudaca.

Cata: ¿Qué dijiste? ¡No vuelvas a decir eso! México está en Norteamérica.

Desi: ¡Que los payos no lo dicen pero lo piensan! Gitanos y Sudacas algo habrán hecho de toda la vida de Dios.

Dios como me he reído con este diálogo. Es que estas dos mujeres me matan. Primero porque toda la escena es muy graciosa, pero segunda porque ¡alguien de México escribió este guion! Lo sé porque algo que siempre me llamaba la atención al principio cuando llegué a España. Es que la gente aquí pensaba que México es Sudamérica. Pero efectivamente, México forma parte en realidad de Norte América junto con USA y Canadá. Así que me reí mucho con esto porque me acordé de cuando una vez discutí como 10 minutos con una mujer Española que insistía en tratar de insultarme diciéndome sudaca. Y yo señora, que no me insulta que me diga sudamericana pero que además necesita darle más a la geografía. En fin es algo muy tonto, ahora cuando alguien me dice sudaca digo «Y a mucha honra». Pero eso, que me hizo gracia que a Desi le molestara tanto como a mi al principio.

En fin, que las dos están discutiendo si llaman o no llaman cuando se dan cuenta que traen un coche persiguiéndolas que empieza a chocarlas por detrás para intentar que se paren. Desi, que es de mecha corta, de inmediato saca la cabeza por la ventana para mentarles la madre cuando se da cuenta de que ¡traen pistolas y les están disparando!

Ahí empieza una persecución loca por toda la ciudad. Con Cata manejando todo lo rápido que puede y los rusos detrás de ellas disparándoles. La verdad es que tenía pinta de acabar mal cuando el semáforo que tienen en frente se pone en alto y Cata frena en seco por intuición. Los rusos siguen de frente y cuando intentan regresarse para ir a por ellas otro coche se los lleva de corbata y ellas consiguen escapar. Eso sí, los tíos se han quedado con su placa.

Las chicas llegan a su casa en plan histérico perdido y empiezan a lavar toda su ropa. Desi no entiende quienes son esos tipos y por qué quieren matarlas.

Cata: ¡No hicimos nada! Solo limpiar una casa, eso fue lo que hicimos.

Desi: Bueno y aspirarle el pelo a una muerta.

Con esto en mente, las chicas deciden que van a limpiar la aspiradora de todo el pelo atorado de la mujer por si acaso llega la policía, así que van a la bolsa y cuando la abren descubren que, además de la aspiradora ¡hay miles de euros!

Desi y Cata descubren que la bolsa está llena de dinero

¡La que se ha liado! Porque ahora sí que saben por qué andan detrás de ellas unos asesinos. De alguna manera han terminado con una bolsa llena de lo que siempre les ha hecho falta que son euros. Pero lo de robar no es lo suyo, ellas solo querían no morir así que no saben ni qué hacer. Por eso cuando alguien toca la puerta casi les da un ataque cardiaco. Las dos agarran armas (en realidad un jarrón) y la bolsa y abren la puerta pero lo que se topan son unos mariachis y a Ubaldo, el marido de Cata en la puerta.

Obviamente Cata está super sorprendida porque lo suyo estaba rotísimo. Pero Ubaldo está ahí para conquistarla de nuevo y con los mariachis de fondo y unas flores en la mano empieza su discurso.

Ubaldo: Mira Cata, yo sé que he robado, que te he traicionado, que te he mentido, que te he abandonado…

Desi: Pues menuda joya y con la cabeza esta…

Cata: Cállate.

Ubaldo: Oiga respeto.

Cata: Cállate tú también. ¡Cállense todos!

Cata mete de la camisa a Ubaldo y le pregunta qué hace ahí. Él le dice que viene a ganarse su perdón y Cata un poco que cae, pero Desi le recuerda que se tienen que ir a arreglar algo importante. Así que Cata le pide que se quede ahí y no se mueva en lo que ellas «se van a trabajar».

Les presento a Irene aka «la poli de nuestros sueños»

Mientras tanto, en la casa del crimen conocemos a Irene, la policía encargada de averiguar quién demonios ha matado a esa mujer. De primera mano los peritos creen que han sido profesionales porque ¡han dejado la casa limpia como la patena! Las únicas huellas que parece haber son unas que se encuentra Irene en «un misterioso vaso de cristal». ¡Ay dios!

Desi y Cata por otro lado están en la playa contando billetes y pensando por dónde van a tirar. Cata por un segundo sufre porque se da cuenta de que en sus manos tienen dinero para dar y regalar. Ella lleva penando meses trabajando doble turno para intentar ahorrar dinero para traerse a su hija y a su mamá de México y en la bolsa hay como para 300 boletos. Desi mira el dinero también pero rápido dice que, ella no es una ladrona y no se lo va a quedar.

Cata tampoco quiere el dinero en el fondo, pero la verdad le pesa ver que ellas lo pasan fatal para conseguir medio euro y hay gente que tiene fajos de billetes de 50 guardados en una mochila. En esas están cuando a Desi se le ocurre preguntar quién las mandó al trabajo. Cata le contesta que no conoce a la persona, que la llamaron por teléfono y supuso que alguien las había recomendado.

Entonces a Cata se le ocurre buscar el número que las llamó e intentar conectar. Pero les contesta una máquina de «Roselló Levante». Sí, la empresa de limpieza de las que las corrieron. Así que deciden ir hasta allá a ver si pueden averiguar algo. Pero lo que se encuentran es a Irene a la ven a lo lejos investigando. Así que Desi agarra a Cata y se la lleva corriendo a esconderse y es ahí donde descubrimos que Desi y Raquel se conocen.

Desi: ¡Es Irene!

Cata: ¿Qué Irene? ¿¡Tú Irene!?

Desi: ¿Se ha cortado el pelo?

Cata: ¿Qué hace la policía aquí?

Desi: Está como más… guapa…

Cata: ¡Desi regresa!

Desi: ¡Es que está guapa!

Al final las dos deciden esquivar a todo el mundo «disfrazándose» o lo que es lo mismo, poniéndose su uniforme habitual y entrando en la empresa como si fueran a limpiarla. Dentro se ponen a llamar por teléfono al número que las llamó hasta que descubren la oficina en la que suena. Obviamente como están más locas que una cabra se meten a la oficina y están revisando todo cuando se dan cuenta que en la oficina hay un recuadro con la portada de una revista que tiene a la muertita acompañada de 2 hombres.

Por que sí, la muerta es la heredera del imperio Roselló y lo más importante «Nestor Mañez» el dueño de la empresa que empleaba a Desi y Cata es su esposo. Y sí, están en la oficina de Mañez que en este momento tiene toda la pinta de haber sido quien mató a su mujer y le cargó el muerto a las chicas.

Vamos que lo tienen crudísimo, lo único que consuela a Cata es que ya nada más malo les puede pasar. O al menos eso pensaba ella, porque lo siguiente es que la llaman por teléfono los rusos para decirle que tienen secuestrado a su marido y que o les devuelven la bolsa o lo matan.

Y ese preciso momento en el que regresamos al principio del episodio ¿se acuerdan? Con Desi intentando engañarlos con la famosa aspiradora. El caso es que ya las van a matar, pero Cata les pide un segundo para al menos despedirse de su marido. Y en esas está diciéndole que lamenta mucho no haber hablado con él y que ahora su hija se va a quedar sin papás cuando le quitan el saco para que Cata lo bese por última vez y ¡No es Ubaldo! Es Guzmán el casero.

Vamos, que los rusos vieron al primer latino en la casa y lo agarraron. Cata está indignada porque ni si quiera es mexicano. Desi intenta distraerlos y sale corriendo con la mochila a la espalda. Pero uno de los rusos le dispara y cae al piso. ¡Ay Dios que es la lesbiana morena! Yo sufro mucho niñas, sobre todo porque aquí nos vamos a quedar hasta la próxima semana. Donde hablaremos más sobre las aventuras de Desi y Cata… espero…

¡Por aquí nos vemos para seguir hablando de Sin Huellas!