El Infierno. El Purgatorio. El Paraíso. Tres escenarios espirituales donde se desarrollan los relatos que pueblan este libro. Tres lugares metafísicos donde las almas viven según sus merecimientos o, simplemente, donde les han conducido los distintos avatares que muchas veces no queda más remedio que afrontar.

Como la autora advierte en el prólogo, las distintas historias tienen una temática común: la fantasía, el misterio, lo paranormal, pero se agrupan en esos tres ámbitos de forma diferenciada, atendiendo a las circunstancias de cada una de esas historias, vividas en un Infierno, en un Purgatorio (esto es, con esperanza de entrar en el Cielo y no caer en los abismos infernales de la desdicha infinita) o, tras un lógico peregrinar dificultoso por la existencia física y terrena, el Paraíso (supremo estado de felicidad final y eterna) que todo el mundo anhela.

En el Infierno se desarrollan los dos primeros relatos: “El fantasma de mi inocencia” y “Hogar”. Sabemos que la venganza es un sentimiento destructivo donde los haya, pero en “El fantasma de mi inocencia” comporta justicia (una justicia innegable e imperativa) y por esta razón, la protagonista se ve destinada a ejecutarla de un modo inevitable, aunque sea a costa de sí misma.

El segundo, “Hogar”, trata de cómo perder la felicidad por un error y de lo cruel que puede ser el destino cuando no deja que ese error pueda ser enmendado. Es lo malo de no valorar la felicidad cuando se tiene e intentar remediarlo demasiado tarde.

Pero las almas no necesariamente caen en el infierno en directo, a veces todavía se les concede una oportunidad en el purgatorio. Esa es la idea de “El canto del cisne”, en el que Irina, una bailarina de ballet clásico, debe tomar una decisión terrible y difícil, pero que es su única esperanza de redención. Porque sólo purgando la culpa puede alcanzarse el cielo.

La historia enmarcada dentro del Paraíso se titula “Amor y Destino”. Sí, exactamente como el título del libro al completo. Y es que esta narración es mucho más extensa (de hecho, tiene varios capítulos) y, en realidad, podría considerarse como una pequeña novela.

Pero, aunque en el ámbito del Paraíso, dista mucho de ser una narración que transcurra en un espacio de dicha y felicidad. Resulta, más bien, una modalidad de novela de aprendizaje, de crecimiento personal y de evolución. Si estamos hablando de estos tres escenarios (Infierno, Purgatorio y Paraíso), “Amor y Destino” podría entenderse como una trayectoria en que deben recorrerse estas etapas como un camino de perfección y liberación personal.

El relato comienza y termina con una situación dramática. Una boda. Una dama de honor enfrentada a la novia, que va a casarse con su hermano. Es el introito de una historia compleja, difícil hasta lo infinito, entre las dos. Elizabeth y Yisel. Elizabeth, la novia, narra el conflicto en el que vive, desbordada por una situación realmente inusual: Está a punto de rechazar a Yisel, a quien lleva amando desde el comienzo de los tiempos, y casarse con alguien que no es ella. Se reencarnan una y otra vez, para volver a vivir su amor, aunque sea brevemente y al final terminar sus vidas de forma trágica y, en un eterno retorno, iniciar de nuevo el recorrido.

Porque el suyo es un amor maldito y parte de la maldición consiste en recordar cada una de sus existencias anteriores. Pero Elizabeth sólo recuerda cinco reencarnaciones; falta una sexta, ha olvidado la más decisiva. La maldición nació precisamente en esa primera vida, donde se encontraron.

Esa existencia primigenia, donde se generan todos sus males y todas sus dichas también, fue muy especial. Ellas vivían en el espacio donde no habitan los humanos, la morada de los ángeles y los demonios. Altair, un ser de luz y Neyla, temible guerrera de la oscuridad, se enamoraron. Y de ese amor imposible no podía salir más que una maldición.

Es lo que tienen los amores prohibidos, que siempre son castigados. Cualquier amor que resulte censurable por las normas sociales o los cánones moralmente aceptados en cada momento, comporta una penitencia. Esa punición puede concretarse en el ostracismo social, la discriminación, el destierro, o incluso la muerte. Pero en esencia, tanto Romeo y Julieta como una pareja de negro y blanca, o dos mujeres, o dos hombres, o quienes ostenten cualquier otro pequeño detalle que no se acomode a lo establecido, saben que van a pagar un enorme precio por quererse.

Y, desde luego, convendremos en que los amores entre una Ángela y una Demonia no pueden ser aprobados desde ningún punto de vista, ni por el Cielo ni por el Infierno. Ambas representan además el máximo antagonismo posible: el del Mal y el Bien, perpetuamente enfrentados. Un acercamiento entre estos seres opuestos podría poner en peligro incluso el mismo orden del universo, al implicar el reconocimiento de que no es tan fácil separar la bondad absoluta y la maldad radical. Una idea peligrosa, que destrozaría el maniqueísmo moral y religioso e inquietaría sobremanera a quienes se sienten seguros en los parámetros del fanatismo.

…comprendí que la frontera entre el bien y el mal no era una línea recta, que no todo era blanco o negro, sino que había cientos de matices de gris entre ambos extremos. Con cada risa compartida, con cada confidencia y muestra de afecto, descubrí que no todo era oscuridad en ella, del mismo modo que no todo era luz dentro de mí.

Además, Altair y Neyla, lejos de arrepentirse de su pecado, se afianzan más en el mismo con contumacia. No niegan su amor ni se rinden. Están, por tanto, condenadas. Ahora bien, mantengamos la calma, no todo está perdido. Queda la esperanza. Para mantenerla, hemos encontrado dos pistas: en primer lugar, toda maldición puede tener un remedio ad hoc si se cumplen los requisitos apropiados, que normalmente suelen ser enunciados cuando se decreta la tal maldición (como en el caso de los hechizos). En este caso, la fórmula es:

Sólo cuando las dos almas sean una, cuando este amor no esté manchado de sangre…Sólo entonces habrá un rayo de esperanza.

En segundo lugar, no olvidemos que esta narración está en el apartado “Paraíso”. Y esto no parece augurar un final trágico. “Amor y Destino” es una colección de relatos bien narrados y de argumentos complejos e interesantes. Detalles como la cronología en su creación o las motivaciones de la autora se nos ofrecen en la introducción que la propia María Jesús Carrillo escribe a modo de prólogo de la obra.

Todas ellas ofrecen el aliciente de lo misterioso y lo inesperado en su resolución, ingredientes que consiguen que la lectura sea muy atractiva y genere una cierta adicción (cuando empiezas, te arrastra hasta el final de cada historia de una forma casi automática). Especialmente, es de subrayar precisamente la última narración, la más compleja y de mayor extensión y que da nombre al libro: tiene partes verdaderamente notables, con reflexiones muy profundas y un estilo elaborado y eficaz.

Sin duda, por todo lo dicho, se trata de un libro digno sucesor de su primera novela, que ya reseñamos en esta página, “Ese incesante susurro”. Queda muy recomendado. Que lo disfrutéis, si os apetece.

Edición que cito: CARRILLO, MJ. Amor y Destino: Infierno, Purgatorio y Paraíso. Versión Kindle. 2023.