Tengo tantas historias como el té tiene sabores. ¿Te gustaría una?

Sandra no se siente atractiva, y arrastra un complejo de inferioridad desde su adolescencia. Ser lesbiana en una familia ultraconservadora tampoco la ayudó en la etapa en donde necesitaba sentirse querida y protegida.

Sandra se esforzó y trabajó muchísimo para hacerse exitosa, y cada vez que quiere salir con una chica, ostenta su bienestar económico pagando todo para hacer que estas chicas sepan que ella es un gran partido.

Sandra conoció a Marcela por una amiga en común, una chica bellísima que ella piensa que ni en un millón de años podría tener a su lado, su chica físicamente ideal, y desde la primera cita paga los taxis, la cena, y las entradas VIP de la fiesta a la que asisten.

Marcela, acostumbrada a la atención, no les dio mucha importancia a estos detalles y genuinamente quiere conocer más a Sandra.

Sandra, loca por Marcela, pero con la autoestima en el suelo, decide conquistarla de la única manera que sabe, y la llena de regalos, viajes y salidas costosas, pensando que así podrá tener un chance con ella.

Marcela, como algunas chicas de su edad, se empieza a ser atraída por la vida de lujos que le da Sandra, pero con el transcurrir del tiempo en la relación, se aburre y tiene la necesidad de más. Es así como conoce a otra chica, que, si bien no está tan buena, ni cuenta siquiera con un trabajo fijo, la hace reír y la escucha atentamente cuando tiene que decir algo. Esta otra chica toca la guitarra, la hace sentir especial cantando para ella, y compartiendo una slice de pizza en la calle. Marcela se enamora perdidamente de ella.

Sandra se encuentra con la realidad y confronta a Marcela, quien después de una acalorada discusión con Sandra, llena de sollozos y reclamos, decide por la chica que la hace feliz. La que la enamoró.

¡Hola! Heme aquí querida lectora, RESPONDIENDO-TÉ:

Sandra, no encontrarás a la chica con la que quieres compartir una vida, si necesitas ser desde el comienzo la que cubre todos los gastos. Lo que haces es comprar amor, y el amor no se puede comprar. Antes de seguir buscando chicas de cuerpos ideales y de caras perfectas, tienes que curarte y trabajar en ti, para que sepas que tus cualidades como persona podrían enamorar a cualquiera. Elegir a la mujer correcta es todo un arte. Ella no se fijará en tu posición financiera, ni en cuanto puedes gastar en ella. Cuando llegue esta chica, recuerda que eres más que una billetera abierta.

¡Hola! Soy Marianella, y si yo hubiera sabido esta historia cuando estaba más joven, me hubiera ahorrado muchos dolores de cabeza, ahora, en otra etapa de mi vida, junto a la mujer de mis sueños, sentía que debía contártela. ¿Te sientes identificada o piensas que le serviría a alguien leerla? Compártela y comenta tu punto de vista.