Hace un par de semanas me toco salir del armario en el trabajo. Tengo que decir que la experiencia fue bizarra pero positiva en el fondo y muy graciosa. Soy una persona a la que no siempre le gusta mezclar la vida privada con el trabajo, de hecho la mayoría de las veces procuro tener una línea bien distinta entre uno y otro.
El caso es que hace un par de semanas me hablaron de contratarme en el sitio donde estoy dando clases y me pidieron los respectivos papeles. Yo los entregue como si nada pero después de unas horas recibí la llamada de mi directora diciéndome que necesitaba saber quien era la tal Enny que aparecía en mi DNI y que parentezco tenía con ella.
A mi me dió mucha risa (me dejo el mensaje en el buzón) porque no es necesario que sepa nada de eso para hacerme el contrato, pero la pobre mujer tenía curiosidad (o se pensaba que le había llevado algún papel falso vaya usted a saber) así que yo reuní los papeles que me faltaban y me le plante enfrente.
Ella empezó a contarme que en la gestoría no entendían cómo había conseguido ese DNI ni quien era esa persona y yo le corte el rollo diciéndole: «lo que pasa es que me he casado con ella». Ojalá hubiera podido inmortalizar ese momento. Su cara de asombro fue de lo más graciosa (supongo que porque mi aspecto no concuerda con el estereotipo típico que tiene la gente de una mujer lesbiana) y se quedo sin habla. Yo por si las dudas remate mi golpe de efecto preguntando: ¿No tendrás ningún problema con eso no? Y ella se apresuro a aclarar que no y a decir que era cosa de la gestoría.
Después me toco contárselo a otra compañera porque como es la persona con quien más convivo prefería decirselo yo antes que nadie y me fue igual de bien y también se sorprendió mucho.
Pero salir del armario en el trabajo no siempre es tan fácil, ni tan ameno. Dependiendo del lugar donde vivas, de tu situación personal y hasta de los prejuicios de tus jefes un paso como este puede terminar en un montón de problemas que es mejor prever. Y no siempre es posible ser tan visibles como nos gustaría.
Para mi hay un par de puntos en los que deberías fijarte si quieres salir del armario en el trabajo:
1. ¿Cual es tu entorno de trabajo?
Tienes que pensar que día a día convives y trabajas con un montón de personas y que esa gente estará ahí para bien o para mal cuando salgas del armario. Tú ya tienes una idea de como son por el roce diario (aunque algunas personas pueden sorprendernos) así que puedes predecir un poco como van a reaccionar. ¿Podrás apechugar con las consecuencias? Porque si todo te sale bien estas serán positivas y no veas la carga que podrás quitarte de encima.
En mi caso me ahorro montón de saliva porque en lugar de decir «voy a llamar a mi querida compañera de piso» digo «voy a llamar a Enny» que es más corto y bonito. Pero si todo tu entorno o algún compañero en especial resulta hostil probablemente tengas que aguantar comentarios, bromitas, y alguna cosa más que no siempre te será posible parar por la convivencia. En un mundo ideal no tendrías que pensar en esas cosas pero estamos en la tierra y la cosa esta muy chunga.
2. Si salgo del armario en el trabajo y no va bien ¿tengo otras opciones de trabajo?
Aquí me he ido al extremo pero aunque parezca una pregunta para hacerse hace 50 años aun hay casos de despido por homosexualidad. En la mayoría de los países la legislación vigente te protege contra la discriminación pero muchas veces un juicio de este tipo se puede llevar mucho tiempo. También puede darse la opción de que la presión que se te venga encima sea mucha y seas tu quien quiere renunciar, ¿te puedes permitir plantearte esa posibilidad?.
Es verdad que una debe ser positiva a la hora de afrontar retos como este pero también es cierto que la positividad no te da de comer. Así que mi consejo es que pienses bien tus circunstancias porque si estas trabajando de secretaría en la parroquia de la esquina la cosa se te va a poner cruda.
3. Preparate para las preguntas indiscretas
No sé porque en muchos de los casos la gente a la que le cuentas la novedad tiene la insana inquietud de hacerte toda clase de preguntas algunas incluso intimas sin el más mínimo pudor. Así que si te llevas bien con colegas en el trabajo prepárate para el clásico ¿Y quien hace del hombre?. También puede darse el caso de que todo el mundo sea bien educado y tengas buena suerte pero lesbiana prevenida vale por dos.
4. Sé natural
Si ya has decidido dar el gran paso, procura ser natural. Ser sincera no significa ir vestida con una camiseta que dice «Yo no soy lesbiana pero mi novia si». Al hacer un mundo de tu propia salida puedes otorgarle más importancia de la que realmente tiene.
Aprovecha los momentos adecuados para comentar porque así te nace, en otras palabras sé tu misma en el trabajo. Salir del armario diciendo «me voy corriendo que mi chica me espera» probablemente cause menos revuelo que decirle a tu compañero (a) «en el desayuno tengo que confesarte algo importante». Si tu te lo tomas como algo común y corriente es más probable que los demás se lo tomen así también.
5. Sal por ti misma
Si vas a salir del armario tienes que hacerlo por convencimiento propio, porque ya no puedes morderte la lengua cada vez que en lugar de decir novia dices amiga o compañera de piso. No lo hagas si no estás segura o porque sientas que le debes algo a la comunidad porque si bien nos ayuda a todas el ser más visibles vas a tener que ser tu la que apechugue con las consecuencias positivas y negativas de tus actos.
Como siempre les digo salir del armario es una decisión muy personal. No te agobies si este no parece ser tu momento, intenta salir del circulo pero recuerda que tienes mucho tiempo por delante y que forzar las cosas no es necesariamente bueno.
Sería genial si compartiéramos nuestras experiencias así que lanzó la pregunta del día: ¿Tu ya saliste del armario en el trabajo?
muy bueno! felicitaciones esos momentos son imborrables e impagables jajaja ver la reacción de los demás alucina…
en mi trabajo siempre lo supieron, y mucha gente lo sabía digamos individualmente porque yo se los había dicho pero la primera vez que lo dije a viva voz sin fijarme en quién estaba delante fue durante una internación de vero, yo estaba visiblemente alterada y contaba de su problema y alguien me preguntó de quién estaba hablando y yo contesté de Verónica mi pareja, en ese momento sentí como todos a mi alrededor se helaban (en realidad ni sé quiénes estaban porque yo estaba en otro tema) y seguí hablando lo más campante como si nada
salu2!