Esta semana en Anatomía de Grey han decidido darle un descanso a nuestras torturadas almas y no hacernos llorar. Así que nos han puesto un episodio tranquilito y de esos más bien olvidables por aquello de que no pasó casi nada. Pero eso no evitará que yo haga un resumen de episodio. Ya se sabe que puedo sacar hojas de una sola mirada así que hoy aplicare lo mejor de mis habilidades para «resumirles» lo que aconteció entre Callie y Arizona en el tercer episodio de la sexta temporada titulado I Always Feel Like Somebody’s Watchin’ Me
Nuestro episodio comienza con todo el hospital traumatizado por los próximos despidos. Todos sienten el hacha sobre sus cabezas y Yang más cerca que ninguna porque ahora mismo el departamento de cardiología no tiene jefe y por lo tanto ella no tiene quien abogue por su causa. Así que en una medida desesperada decide hacerse la interesada en pediatría LOL y pedirle a Arizona que la acepte.
Arizona le dice pregunta que si es buena con los niños y Yang miente con todos sus dientes y responde que sí. Así que ambas se preparan para la ronda mañanera y la patinadora le da la bienvenida a Cristina con un bonito osito rosa en su bata (lol la mujer casi vomita).
Ambas entran al cuarto de una paciente de unos seis años que de inmediato se tapa con las sábanas para esconderse. Arizona le pregunta a Yang que si ha visto a la peque y la mujer la ve con cara de «»¡¡¡pero si la tienes enfrente!!!». La patinadora sin embargo sigue con el juego y le dice que busque debajo de la cama. Yang busca ahí, luego en el baño pero cuando le dicen que se busque en el bolsillo es demasiado para ella y destapa a la niña LOL.
Más adelante Arizona ve pasar a Callie y sale corriendo tras de ella para saludarla sorprendida de que esté de nuevo por el hospital. La morenaza le dice nerviosa que solo ha venido a recoger unos papeles y cuando la rubia le pregunta qué clase de papeles responde seria que para aplicar a un trabajo en Portland.
Arizona tarda esos cinco segundos en los que procesa la información y se queda tan trabada que solo le dice que es una buena idea que se cubra las espaldas. Callie pone cara de «uff-como-se-nota-que-te-importo». Cuando se gira y sigue caminando la patinadora se recrimina a sí misma por que la habilidad del buen estar y la palabra se le vaya siempre que intenta hablar con la latina. Y eso que no la ha visto cambiarse a medio pasillo con la ropa interior roja como nosotras, si le llega a pasar se queda muda de por vida jeje.
Arizona recupera la cordura y sale corriendo otra vez para alcanzar a su chica y con ánimos de volver a encontrar tema de conversación le cuenta que Cristina se apuntó a pediatría. Callie hace lo que todas nosotras cuando lo supimos, se ríe un montón y le dice que ni al caso. Arizona le pregunta si sabe algo que ella no y la morena comenta que a lo mejor no debería decir nada porque después de todo Cristina sigue siendo su compañera de piso. Arizona le levanta las cejas con ojos de «¿y-eso-te-detiene-de-contármelo-exactamente-por…?» y Callie no quiere dormir con el perro así que cede y le cuenta que Cristina es como «Eso» el payaso para los niños; una pesadilla constante. Y que si está interesada ahora en pediatría es tan solo para pasar el corte.
Más tarde Arizona tiene que atender un caso en el que a una doctora se le fue la mano con el cuchillo y terminó cortándole el bracito a un bebe (yucks, esta parte es para que cierren los ojos las impresionables). Durante toda la operación en la que intentan volverlo a su lugar, Yang y Sloan se la pasan hablando y preocupados por la fusión hasta que Arizona pierde los nervios y les pide que se concentren en el futuro de esa niña y dejen de pensar en mensadas.
Al final de la operación la patinadora le dice a Cristina que ella quiere a sus pacientes y la hace feliz hacerles felices. Eso hace mucho más divertido su trabajo y que no le gusta que la usen, así que la manda a freír espárragos.
Por la noche Arizona llega hasta el departamento de Callie y sin aviso previo lanza la bomba:
Odio, odio, odio esta fusión porque odio las relaciones a larga distancia. No creo en ellas. Así que no te puedes mudar a Portland.
Callie se queda con la pizza a medio camino y no entiende que ha pasado porque después de todo en la tarde no tenía ningún problema con que aplicara al trabajo.
Es que no sabía que mi opinión contaba. No sabía si éramos novias, pero luego me dijiste novia, me llamaste «tu novia». Así que necesito saber, ¿soy tu novia?
Awwwwwwww a Callie se le derrite el corazón cuando comprende la incertidumbre de Arizona y responde con un sí muy decidido que deja a la rubia tranquila y feliz.
Y una vez establecida la seriedad de esta relación, Arizona procede a informarla de que no se puede mudar a Portland LOL así que ya puede ponerse de rodillas y rogarle al jefe. Callie intenta negarse pero la rubita está decidida y le dice que más le vale no meterse con ella (si es que la luna de miel dura poco LOL) y ambas se quedan con una sonrisa gigantesca en la cara.
Y colorín colorado el episodio se nos ha terminado. ¿Qué fue lo que más disfrutaron esta semana de nuestras CalZona?