La semana pasada nos quedamos con Ana y Teresa trabajando codo con codo, ojala fuera boca con boca pero bueno, de momento me vale. Mientras que más unidas se encuentran, el matrimonio de una de ellas va derechito a un espiral todo oscuro, perdónenme que no llore, por tal desgracia no hace mas que alegrarme un poco, ¿seré mala persona? O ¿será que estoy cansada de estos matrimonios sin sentido? Quiero pensar que es lo segundo.

Empezamos con una Teresa muy estresada, el puesto de subdirectora de los almacenes la tiene bastante ocupada, así que aunque su marido intente contarle el caso que está llevando a cabo, su mujer apenas le presta atención porque anda buscando unos documentos. El se queja y le recrimina que ya no le interese a su esposa nada de lo suyo, pero vamos, ni a ella ni a nosotras, así que agradezco el gesto. La cosa se agrava cuando llaman al timbre y según encargo de Ana vienen a colocarle la línea de teléfono para que esté localizable, su marido al borde del colapso lo vemos. Así que se termina marchando pero da igual, porque el gesto de Ana deja a nuestra Teresa con una sonrisa.

Una vez en la oficina, Teresa le agradece que le pusiera la línea teléfono y su amiga le dice que no fue nada, que es indispensable para ella en estos momentos. Le pregunta qué tal se lo ha tomado Héctor, aunque ya sabe la respuesta, pues para todo es igual este hombrecito. Teresa le dice que no llega a comprenderlo, como todo lo que tiene que ver con su trabajo le molesta y nuestra Ana alega que ni a Héctor ni a España, que eso tiene un nombre y es Machismo. Teresa le dice que su marido no es así, que le “deja” trabajar. Ana le responde que no tiene que dejarla, sino que tiene que hacerlo si le apetece, sin pedir permiso a nadie. Que el machismo es algo que sucede en todos sitios menos en los almacenes, liderado por mujeres. Teresa le da las gracias a Ana porque, palabras textuales “me estás cambiando la vida” y nada más salir de la oficina, Ana dice a solas en voz alta: “Tú también me estás cambiando la vida”

A solas en el despacho, Teresa empieza a leer una carta que le ha escrito a su madre. Le cuenta las novedades laborales, por lo que le cuenta de su nuevo trabajo. Después le da la sorpresa del embarazo de la Rivas y que va a ser abuela, le cuenta lo unidas que están ahora y lo feliz que está con ello, aunque también los problemas por lo que está atravesando con Héctor. Ana por su parte, en casa coge un cuadro de su madre, la cual murió y empieza a hablarle. Se lamenta del poco tiempo que la ha tenido a su lado y en un amago de sinceridad, dice lo que nunca he dicho en voz alta…

Siempre me decías que tenía que escuchar a mi corazón, que él era el único que podía guiar mis pasos… pero me cuesta mucho escuchar lo que dice. No puedo aceptarlo… porque la verdad es que… es que siempre he estado enamorada de Teresa.

Al día siguiente vemos a Ana en la consulta de Mauricio, su médico para una simple rutina. Le toma la tensión y ve los resultados y todo está genial, el embarazo va muy bien. Aún así decide mandarle unas vitaminas. Después la Rivas se interesa por su amigo, ya que falleció su madre y le pregunta cómo se encuentra, él le responde que se encuentra solo, y Ana le dice que lo entiende, ya que ella perdió a sus dos padres a la vez y se quedó muy sola, pero que todo con el tiempo va mejorando.

Mientras Teresa y su marido parecen que vuelven a ser una pareja normal, por lo menos ese día, sin peleas, sin discusiones y todo color de rosa. Tsss. Le comenta a su mujer que dejó el caso de las alfombras robadas y que ahora se encarga de otro de infidelidad, recordemos que es detective en hombre. En finss que no le cuenta toda la verdad sobre lo sucedido con el caso, luego venga exigirle a su mujer.

Mientras Ana vuelve a ir a su médico, ya sabéis como funciona un embarazo, que si controles cada “pocos” días y bueno dado que todo va de maravilla, el médico y amigo, le confiesa a Ana que besó a su enfermera, cosa que se veía venir. A Ana le causa gracia, porque Mauricio es una persona bastante seria y sin dejarse llevar por impulsos. Ana le da el consejito que sea sincero y le diga todo lo que siente por esa chica… ya se podría aplicar el cuento, pero bueno… termina yéndose y deja a la pareja a solas.

Mientras Teresa en su antigua tienda habla con Manolita y de todos los cambios que se han producido en su vida en tan poco tiempo, y es que ambas a pesar de la fecha en la que nos encontramos son mujeres que ha logrado unas cosas que por el simple hecho de ser mujer, eran muy complicadas en esa época. Terminan confesando su admiración mutua.

Una vez en la oficina, le dan tanto la Rivas como Teresa el nuevo uniforme que llevará Manolita como encargada de la tienda de la señorita García. La nueva empleada no para de agradecer a las chicas el puesto que le han dado y todas las facilidades, así que lo mejor que puede hacer es probarse el traje. Mientras tanto las chicas hablan de la tienda, que sería ideal para la confección exclusiva y la alta costura, que si esto y lo otro, en cuanto al tema laboral, se entienden a la perfección haber cuando hacen lo mismo en un terreno más… personal. Hasta aquí esta semana, han sido escasos los momentos de ambas. Nos vemos dentro de siete días.