Hace un tiempo Yovanu nos contaba que en la serie dónde trabaja Betty White, Hot in Cleveland, hubo un toque lesbicanario en uno de sus capítulos. Sigo Hot in Cleveland porque me río mucho con la serie y porque estoy enamorada de Joy (esas piernas largas me distraen en cada capítulo). Ya por esas fechas comenté con yovanu lo que Hot in Cleveland me recordaba a otra serie dónde trabajó Betty White y que llenó mis tardes de adolescente: Las chicas de oro (en España) o The golden girls (título original) .

De modo que me anime a ver de nuevo Las chicas de oro y de repente me encontré con un capítulo de lo más lesbicanario que no recordaba en absoluto. Pero antes de contaros lo que pasa en el capítulo os contaré algunas cositas sobre la serie. Para aquellas que sean tan jóvenes que no les suene ni remotamente la serie (y para aquellas que les suene pero quieran hacerse más jóvenes de lo que son) os diré que la serie trata de cuatro mujeres maduras que, por diferentes circunstancias, deciden compartir casa en Miami.

La serie transcurre en los años 80 y Las chicas de oro revolucionó la televisión con su humor y sobretodo con la visión que daban de las mujeres de más de 40 años dispuestas a ser independientes a pesar de estar viudas o divorciadas, siendo activas y llenas de energía.

La serie tiene muchas cosas en común con Hot in Cleveland (no sólo que Betty White trabaje en ambas) y es parte de lo que me animó a volver a verla. Cuatro mujeres en una nueva etapa de su vida que en cada capítulo debe enfrentarse con humor (y con el apoyo de sus amigas) a diferentes situaciones. Esas situaciones son las que marcan el ritmo cómico y divertido de la serie. Podría contaros todos los premios que ganó la serie, incluso sus protagonistas, el éxito que cosechó por todo el mundo pero creo que solo voy a resaltar que la serie tiene a lo largo de sus siete temporadas momentos pioneros en la televisión a la hora de tratar temas cómo la homosexualidad o los derechos LGBT.

Recordemos que en ese momento en ninguna televisión se habla abiertamente de ello, casi no había personajes homosexuales y si los había era para cumplir con unos estereotipos bastante pobres y llenos de tópicos. En las Chicas de oro hay una constante por verbalizar temas relacionados con la homosexualidad. De hecho en la quinta temporada Blanche tendrá que enfrentarse con el hecho de descubrir que su hermano es gay y está dispuesto a casarse con el hombre que ama. En ese capítulo será Sophia quién nos sorprenda con su reacción. Pero esa es historia para otro post, ladies.

Esa normalización (si es que se puede llamar así) es un hecho que surge de forma natural en los diálogos y forma parte de los guiones de forma brillante cómo veremos en el capítulo 2×05 titulado “¿Verdad qué es romántico?”. Aunque yo habría titulado el capítulo de otra forma: algo así cómo “¿Por qué se llaman lesbianas cuándo deberían llamarse libanesas?”. Pero no adelantemos acontecimientos, queridas mías.

Nuestras chicas son Rose (una ingenua viuda de ascendencia noruega que creció en una granja); Dorothy (una maestra divorciada tras varios engaños de su marido y con un sentido del humor bastante sarcástico); Sophia (es la madre de Dorothy, es viuda y todo su mundo se mueve por sus orígenes sicilianos) y Blanche (que también es viuda pero no por eso está muerta, es una mujer coqueta, interesada en casi todos los hombres con los que se cruza e incapaz de pasar desapercibida).

En nuestro capítulo lesbicanario Sophia ha alquilado una película porno y está dispuesta a enterarse de todos los detalles si no es porque su hija Dorothy está a punto de fastidiarlo todo. Dorothy espera la visita de su amiga Jean, antigua compañera de universidad, que acaba de perder a su pareja que ha fallecido recientemente.

Sophia (que conoce bien a su hija) sabe que algo le preocupa, Dorothy le confiesa que no está segura de que Jean encaje con las chicas porque son muy diferentes. Sophia tiene claro el porqué: Jean es lesbiana. Y lo sabe a pesar de que Dorothy nunca se lo ha contado. Y es que Sophia no solo lo intuía antes que la propia Jean es que ella no ve el problema por ningún lado:

Sophia: Jean es encantadora solo que le gustan las chicas en vez de los chicos. Hay quien prefiere los gatos a los perros. Prefiero vivir con una lesbiana que con un gato. A menos que también mude el pelo, eso nunca se sabe.

En realidad a Dorothy lo que le preocupa es qué sucedería si las chicas se enteran que Jean es lesbiana así que cuando Jean llega comparte sus dudas y Jean le dice que, aunque ella no se avergüenza de ser quien es, si Dorothy cree que es un problema no pasa nada si no quiere ser sincera con sus amigas.

Así que cada una sigue su rol y Jean parece estar de acuerdo con Dorothy en que quizá lo mejor sea que no lo sepan (Rose es tan ingenua que quizá no sepa entender si quiera que es una lesbiana y Blanche solo quiere presentarle a los hombres más buenorros de la ciudad para que supere su pérdida). La semana que Jean va a estar de visita transcurre entre el empeño de Blanche por que Jean conozca algún hombre para superar su dolor y el tiempo que Jean comparte con Rose. Porque Jean descubre que tiene muchas cosas en común con Rose, puesto que ambas se criaron en el campo, rodeadas de animales de granja, les encanta el cine… y pasar el tiempo juntas.

Jean intuye que detrás de la ingenua de Rose hay una hermosa mujer, con un gran corazón. Así que habla con Blanche porque cree que se está enamorando y prefiere marcharse antes de lo previsto. Y es que, pequeñas lesbicanarias, cómo ya sabemos eso de enamorarte de una mujer heterosexual suele ser algo difícil que suele acarrear dolor y algún desengaño.

Dorothy está tan preocupada que no puede ni dormir así que intenta hablar con su madre apelando a su sabiduría. Dorothy y Sophia comparten cama para que Jean disfrute de su propia habitación así que en una charla nocturna digna de una mención honorífica en el reino lesbicanario Dorothy le plantea a Sophia qué pensaría ella si supiera que uno de sus hijos es gay. Sophia inicialmente responde con lo que podría parecernos una sarta de frases hechas del estilo “comprendo que los hombres están muy escasos pero sigue con lo que conoces, ya no tienes edad de buscar sensaciones nuevas”. Pero a pesar de eso Sophia que es un personaje lleno de tópicos (la inmigrante italiana que sigue reviviendo sus experiencias en la guerra) es la primera que da una lección de tolerancia y respeto:

Dorothy: Mamá es que quería hacerte una pregunta ¿Cómo reaccionarías si te dijeses que uno de tus hijos es homosexual?
Sophia: ¿Te refieres a tu hermano Phil? ¡Lo sabía! De pequeño le encantaban las películas de gladiadores.
Dorothy: Phil no es homosexual.
Sophia: ¿Entonces quién? ¿Tú? ¿Es que tu amiga Jean ha conseguido llevarte a su terreno?
Dorothy: ¡Mamá!
Sophia: Comprendo que los hombres están muy escasos, pero sigue con lo que conoces. Ya no tienes edad de buscar sensaciones nuevas.
Dorothy: Mamá yo no soy homosexual, solo quería saber cual sería tu reacción.
Sophia: Voy a serte franca Dorothy, si tuviese un hijo homosexual no dejaría de quererle ni un tanto así. Y le desearía toda la felicidad del mundo.

Ante semejante declaración de principios Dorothy se desmorona y le confiesa a Sophia que Jean se ha enamorado de Rose. Sophia no puede evitar que le entre la risa de tal manera que Blanche entre a la habitación para saber qué les sucede para reírse así. Y aunque Dorothy intenta evitar contarle lo que está sucediendo Sophia le suelta tal cual lo que pasa con Jean. Pero para Blanche esta información no tiene ningún valor relevante.

Sin embargo Blanche en realidad se muestra tal y como es: una mujer coqueta y abierta de mente. Bueno, la verdad es que cada una de nuestras protagonistas se va a mostrar tal y cómo es en realidad ante la situación que están viviendo. Transcribo el diálogo (el vídeo en inglés está al final del post):

Blanche: ¿Os ocurre algo?
Dorothy/Sophia: Nada.
Blanche: ¿Entonces a qué venían esas risas? ¿Cual es el chiste?
Sophia: Para empezar Jean es lesbiana.
Blanche: ¿Y eso os hace gracia?
Sophia: ¿No te sorprende?
Blanche: ¿A santo de qué? No conozco a ninguna personalmente pero Danny Thomas lo es.
Dorothy: No ha dicho LIBANESA, Blanche. Si no lesbiana.
Blanche: Lesbiana… Lesbiana… ¡Oh! ¡Lesbianaaa! Eso es cuando una mujer y otra mujer…
Dorothy: Ya lo sabemos, ahorrate los detalles.
Blanche: Jean es muy atractiva puede tener todos los hombres que quiera.
Dorothy: Solo que no quiere ninguno.
Blanche: ¿Y por qué no? Un hombre tiene mucho más que ofrecer. ¿No estás de acuerdo?
Dorothy: Eso ya lo sabía cuando Mark Perper se presentó para jefe de clase en 3ºB.
Blanche: No entiendo dónde está la relación.
Dorothy: Su eslogan era algo así “votad por mi y os enseñaré la colita”. Y sacó mayoría absoluta.
Blanche: En fin, nunca comprenderé porque desprecia Jean el sexo opuesto. Sin embargo si eso es lo que le hace feliz, allá ella.
Dorothy: Hay algo más.
Sophia: Jean está coladita por Rose.
Blanche: ¿Rose? ¿Qué Jean se ha enamorado de Rose? ¡Eso no puede ser! Seguro que me tomáis el pelo.
Dorothy: Al principio tampoco yo lo creía.
Blanche: No tiene sentido. ¿Cómo puede preferir a Rose antes que a mí? ¡Eso es ridículo!
Dorothy: Blanche, ¡por favor!
Blanche: Porque vamos a ver, si tuvieses que elegir entre Rose y yo ¿con cual te quedarías?
Dorothy: ¡Blanche, haz el favor de controlarte!
Blanche: ¡Oh! Lo siento. ¿Rose ya lo sabe?
Dorothy: No.
Blanche: Menos mal. No deberías decírselo. Ten en cuenta que ella no es cómo yo. Es una campesina llena de prejuicios.
Sophia: Cuando averigüe que Danny Thomas es lesbiana le va a dar un patatús.

Así que, mis queridas lectoras, ¡ya había libanesas en la televisión en los años 80!. No es una exclusiva de Brittany S. Pierce que suelte en Glee sin más. Es un gran descubrimiento para mi, por eso de que todas somos libanesas y desde que lo usara Brittany en Glee nosotras lo hemos incluido en nuestros diccionarios lesbicanarios, en nuestras conversaciones, en nuestros resúmenes… ¿Habrá sido un guiño de los guionistas de Glee en honor a la serie de Las chicas de oro?

Pero volvamos a nuestro capítulo. La noche siguiente Sophia está resfriada por culpa de salir bajo la lluvia a alquilar películas para adultos así que decide irse a la cama, pero Blanche cree que no debe compartir cama con Dorothy por eso de los virus. Así que la solución es, que por esta noche, Dorothy compartirá cama con Jean. Las únicas que quedan despiertas jugando a las cartas y contándose confidencias son Jean y Rose que le ofrece inocentemente su cama a Jean para que no despierte a Dorothy (que lleva horas ya dormida en su cama). Y Jean que es débil (y se nota que le encanta Rose) acepta para no despertar a Dorothy (no nos engañemos: y para pasar más tiempo cerca de Rose).

Pero ya en la habitación Jean quiere ser sincera y confesarle a Rose que le gusta y de repente Rose, a pesar de su ingenuidad, se da cuenta de lo que eso significa y se hace la dormida. Así que Jean, que es una dama, se queda en el sofá a dormir (no todas hubiéramos hecho eso ¿eh?). A la mañana siguiente Rose le cuenta lo que ha pasado a Dorothy y es entonces cuando se da cuenta de que es la última en enterarse de que Jean es lesbiana. Justo en ese momento aparece Jean con la maleta dispuesta a irse y evitar cualquier conflicto, pero Rose quiere aclarar las cosas. Y aunque Jean le explica que nunca pensó que volvería a sentir algo por otra mujer (porque creía que su mujer la acompañaría el resto de sus días) Rose cree que no entiende ese clase de sentimientos pero que si en algún momento hubiera sentido algo parecido se sentiría honrada de que Jean se hubiera fijado en ella. Rose sabe que solo puede ofrecerle una amistad que Jean acepta. Porque recordemos que Jean es una dama.

Cómo ya dije antes cada una de las protagonistas nos muestra un punto de vista sobre cómo pueden reaccionar las personas al verse en eso de aceptar a los que creemos que son diferentes. El descubrimiento es precisamente entender que no somos diferentes (no al menos por nuestra orientación sexual). Porque al final a Jean no le separa nada de las otras chicas, ha perdido al amor de su vida y quiere seguir sintiendo cosas, sentirse viva. Y este es el origen de las libanesas en la televisión, en una serie maravillosa y capaz de mostrar respeto al incluir personajes homosexuales en su trama. Personajes cercanos, puesto que en el capítulo en que Blanche se entera de que su hermano es gay es Sophia la que le hace entender el porqué de que su hermano desee por encima de todo casarse proponiéndole ella misma matrimonio a Blanche. ¡Hasta la próxima queridas libanesas!

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