¿Se acuerdan de Glee? ¿Esa serie sobre un grupo de adolescentes rechazados sociales que descubría que no importan tus diferencias y defectos mientras puedas cantar y bailar en medio del pasillo de tu escuela? Si, también fue esa serie la que nos regaló una de las parejas lésbicas más queridas de la historia: Brittany y Santana.

Todo era miel sobre hojuelas hasta que su creador, Ryan Murphy, decidió que era hora de terminar el romance en un maratón de rompimientos masivos en la serie que acabó con las parejas centrales de la historia, Brittana incluida. Esto, aunque desafortunado, no habría tomado relevancia de no ser que, el rompimiento de Brittana, es sólo la última de una larga lista de desamores y desencantos que Murphy ha tenido con su público lésbico a lo largo de su historia. Para quienes no conocen la trayectoria de este controvertido director, basta recordarles que el fallido idilio con las lesbianas del mundo inició hace años cuando decidió incluir a su primer personaje lésbico en la figura de Portia de Rossi en la controvertida serie Nip/Tuck, del cual fue creador. Lo que comenzó como un prometedor romance entre los personajes de De Rossi y Joely Richardson, terminó con consecuencias trágicas que resultaron en la muerte del personaje de Portia, luego de una serie de hechos violentos.

Porti y Joely Nip & Tuck

Aunque molestas y desencantadas con la primera incursión de Murphy en el mundo lésbico, las lesbianas del mundo vieron con buenos ojos su segundo gran proyecto: Glee. La serie, que gira en torno a un grupo de chicos rechazados quienes gracias a su talento logran el respeto de sus compañeros (o algo así se suponía que debía ser la historia) fue todo un éxito mundial y se posicionó como un parteaguas, sobretodo en cuanto a la visibilidad LGBT. Con un personaje central abiertamente gay, en la figura de Kurt Hummel, Glee nos llevó de la mano por una serie de momentos difíciles, trágicos, de aceptación y felicidad que le demostraron al mundo y a los adolescentes pertenecientes al colectivo LGBT que está bien ser gay. Por eso, cuando una broma inocente en el libreto hizo pensar que los personajes de Bittany y Santana mantenían una relación que sobrepasaba la amistad, las lesbianas del mundo no pudieron estar más felices ya que, desde Willow y Tara, no teníamos una pareja lésbica juvenil.

Las campañas surgieron de la noche a la mañana en Facebook, Tumblr y Twitter. Legiones enteras de lesbianas se lanzaron a crear grupos de petición y apoyo, escribir fanfincs, hacer fanart e incluso inventaron el famoso nombre de la pareja: Brittana. La presión social dio resultado y al fin, hacia finales de la segunda temporada, Brittany y Santana llevaron su relación hacia otro nivel. No todo fue felicidad, sin embargo; la poca continuidad de la serie, las historias pobremente construidas y el claro desequilibrio tanto de tiempo al aire como de afecto físico entre las parejas heterosexuales y homosexuales de la serie, generó un gran descontento entre los fanáticos sus fanáticos quienes no se explicaban por qué, mientras que las parejas hetero sólo necesitaban de un capítulo, una vez asumida su relación, para besarse en la pantalla; la pareja de Brittany y Santana hubiera tenido que esperar 33 capítulos, desde asumido que mantenían una relación más allá de la amistad, para compartir su primer beso. Y ni hablemos de la manera en que el personaje de Finn prácticamente obliga a Santana a salir del closet al exponerla frente a toda la escuela. Cuando al fin se anunció que las parejas de la serie llegarían a su fin no fue un momento tan trágico como el descubrir que el final de Brittana fue apresurado e in justificado.

Brittany y Santana

Por si fuera poco, la historia no termina ahí. No conforme con romper el corazón de gran parte de su público luego de terminar con una de las parejas más exitosas de la serie, Ryan Murphy pareciera tener particular aversión a sus fanáticas lesbianas. En controversiales intercambios a través de su cuenta de Twitter, Murphy en repetidas ocasiones ha hecho evidente su desagrado por el público que defiende férreamente a la pareja de Brittana o se ha burlado de quienes le han cuestionado sobre sus decisiones con estos personajes.

Quizá para calmar las aguas turbias, Murphy anunció con pompa y platillo que intentaría, una vez más, conquistar a su exigente público lésbico mediante su nueva serie “The New Normal” en la cual prometió a una pareja lésbica moderna, inteligente y elocuente. Cuando se confirmó que una mitad de dicha pareja estaba conformada por Leisha Hailey, las lesbianas del mundo no pudieron sentirse más dispuestas a perdonarle por sus pecados… excepto que todo era una broma y la “elocuente y sagaz pareja” sólo tuvo 90 segundos en pantalla para hablar de sus frustraciones y odio hacia el mundo.

sha Hailey The new normal

La gota que colmó el vaso ocurrió hace apenas unas semanas en otro capítulo de Glee. En el episodio de los seccionales, Brittany y Sam al fin admiten que, aparentemente, siempre han sido el amor de la vida el uno del otro. Sí, la Brittany que hasta hacía apenas 6 capítulos estaba muy enamorada de Santana. Ambos personajes se declaran su amor al ritmo del clásico de Robbie Williams “I love you” pero cuando Sam está por besar a la rubia esta lo detiene preocupada por las consecuencias de sus actos.

No, no se refería a las consecuencias de iniciar una relación sin sentido entre dos personajes que jamás tuvieron relación cercana, tampoco se refería a las consecuencias de comenzar a salir con el ex novio de tu ex novia; se refería a las consecuencias que podrían poner en riesgo la integridad de Sam. Porque aparentemente, las lesbianas del mundo se enteraron de su rompimiento con Santana y ahora teme que estas puedan atacar a su nuevo novio como la horda de ogros enfurecidos y violentos que todas las lesbianas del mundo suelen ser. Y eso de los labios de un personaje que, apenas la temporada pasada, se pronunciaba en contra de la homofobia.

Brittany y Sam

Lo anterior me hace pensar: ¿Cuál es tu problema, Ryan Murphy? ¿Es un problema con nosotras? ¿En verdad piensas que somos una bola de mujeres revoltosas y berrinchudas que quieren atravesarte con sus tenedores plásticos? Porque, a decir verdad, quizá lo somos pero tal pareciera que te lo has ganado a pulso. No solo es ya suficientemente malo que no pudieses escribir una sola historia decente sobre lesbianas, sino que tienes que restregarlo en la cara de tus fanáticas lesbianas destruyendo a uno de sus personajes más queridos. Lo peor, querido Ryan, es que, si hubieras tenido un poco de paciencia, habrías descubierto que, aunque exigente, el público lésbico es probablemente uno de los más fieles. ¡Todavía nos sentamos en verano a ver maratones enteros de Xena o Buffy!

Si el ataque es personal, como tal parece que has decidido convertirlo, déjame decirte que es una guerra perdida. No, probablemente no nos organicemos para boicotear tus series, y tampoco iremos a buscarte con antorchas encendidas ¿Para qué hacerlo cuando existen otras historias que seguir, parejas a quienes amar y creadores a quienes agradecer?

Y finalmente sólo queda el analizar que tanto importa la visibilidad y si toda visibilidad es buena. Es cierto que necesitamos vernos reflejadas más en la pantalla y que nuestras historias lleguen a más personas ¿Pero es esta la imagen que queremos mostrarle al mundo? ¿Toda la visibilidad es necesariamente buena? Que cada quien saque sus conclusiones, pero por lo pronto y por mi parte, renuncio a ti, Ryan Murphy.