Una noche más

Y pian pianito, como que no quiere la cosa, aquí estamos viéndonos las caras con Una Noche Más, la novela que pone punto final a la Trilogía de Ruth. Las dos anteriores (A por Todas y Mujeres Estupendas) ya ocuparon su espacio aquí, así que de justicia es finalizar el ciclo.

Tengo un problema con la reseña de esta novela: no puedo hacer nada sin spoilear, porque se refiere por completo a las situaciones desarrolladas en las dos anteriores –específicamente en “Mujeres Estupendas”. Pero no importa demasiado porque resulta casi imprescindible leer las tres novelas por orden. Esta no es una trilogía de obras independientes, sino que las tramas se van desarrollando a lo largo de ellas con una estructura diacrónica. Así que, como no tiene sentido empezar leyendo ésta, da igual que spoilee o no. Pero sirva de aviso: si alguien está pensando en leerse la trilogía y no lo ha hecho aún, que no se lea esta reseña antes de terminar con las dos novelas anteriores, porque le voy a destripar la última. Y como quien avisa no es traidora, pues ya estáis advertidas. Bien, comencemos.

Finalizamos Mujeres Estupendas con una ruptura segura y cierta de la relación Ruth y Sara. Todo por culpa de Ruth, como ya viene siendo habitual. Sara anda como vaca sin cencerro (como decían en una peli de Almodóvar), arrastrando sus penas por las calles de Madrid. No se la quita de la cabeza, sigue colgada de ella sin remisión.

¿Qué hace que nos enamoremos de las personas? ¿Qué estúpida sustancia química segrega nuestro cerebro para que consideremos extraordinario a alguien que no pasa de mediocre? El amor es un chute, no un acto racional. Muchas veces encontramos a personas que parecen perfectas, hechas a nuestra medida. Con intereses, gustos, caracteres parecidos a los nuestros. Afinidad lo llaman. Sin embargo no nos enamoramos. Puede que hasta nos resulten indiferentes. En cambio sucumbimos a personas con las que no tenemos nada en común, con opiniones y modos de ver la vida que no encuentran eco en nosotros. Que, incluso, son diametralmente opuestos y nos llevan a caer en conflicto con nuestros propios principios. Pero nos enamoramos sin remedio.

Los amigos y amigas de Ruth se han pasado a su bando descaradamente, por hacer a esta última responsable exclusiva de la ruptura. De hecho, Ruth también se ha sumido en el aislamiento y mutismo más absolutos, por lo que sus amigos tampoco tienen muchas oportunidades de arrimarse a ella demasiado. Ella misma ha rechazado toda ayuda que pudieran prestarle.

Las amistades de nuestra protagonista (cuyo protagonismo se ha diluido un poco desde la primera novela en favor del resto de los personajes) están pasando también por circunstancias vitales decisivas. Pilar está en pleno inicio de su vida de casada, comenzando a rodar su matrimonio. Si esto fuera poco, recibe una visita inesperada…sus padres. Son del género pitecántropo, así que decidió no decirles nada de la boda. Ni siquiera saben que su hija es lesbiana. Juan está sumido en una crisis de pareja, o tal vez sea una simple reestructuración de la misma. Pero el caso es que tiene cosas en que pensar. Ali es la que quizá se vuelca más en ayudar a Sara, a la que ve completamente destrozada por la ruptura. Ella es la víctima por muchos motivos: porque lo dejó todo por venirse a Madrid, porque le echó a la relación más carne al asador y porque Ruth es como es.

Ruth ha vuelto a arrojarse a la vida loca y salta de cama en cama con el más absoluto de los desenfados. Ahora bien, algo ha cambiado en su interior: ya no le llena demasiado tanta alegre fornicación. De hecho, se siente culpable por la ruptura. Pero sus bloqueos emocionales determinan que todo tenga que ser del modo que es. Y sigue, a trompicones, con su vida.

Ruth despierta. Abre los ojos. Intenta adaptarlos a la penumbra de la habitación en la que se encuentra. Durante un segundo su mente no registra ningún pensamiento. Tan solo es un despertar más. Una resaca más. Una sensación de desconcierto ya conocida.

Como no hay mal que cien años dure, su ex (Sara) va levantando cabeza. Un día conoce a una chica llamada Lola y entiende que puede volver a enamorarse. Lola es una chica muy especial, más joven que Ruth, pero ya con el hastío que empieza a invadir la mirada de nuestra protagonista. Lola también está dispuesta a enamorarse, a buscar una relación estable y dejarse de orgías, fiestas locas y encuentros esporádicos en la oscuridad.

De lo que pasa a partir de entonces, punto en boca. Tendréis que averiguarlo leyendo la novela. Sólo quiero apuntar que si pensáis que la historia será sencilla y se moverá por cauces más o menos previsibles, estaréis muy equivocadas.

Comparada con las dos novelas anteriores, Una noche más es la culminación de la trilogía. Creo que dije que me había gustado más la segunda que la primera; pues bien, creo que la conclusión clara es que es una serie de obras que va “in crescendo”. Son mejores según vamos avanzando en las historias: no deja de tener su lógica, porque las tramas se van enredando más y los personajes ganan en profundidad según van siendo desarrollados.

La narración sigue siendo ágil y agradable de leer. Totalmente recomendada para pasar un rato entretenido. Y así de paso os enteráis qué pasa al final con Ruth y Sara (y sus satélites).

Que la disfrutéis…si os apetece. 🙂

Edición que cito: Morán, Libertad:
Una noche más/
. Odisea. (Edición Ebook) [Versión Kindle]. 2010.