documental lésbico

Cuando supe que L Word: Mississippi: Hate The Sin sería un documental, sinceramente me sentí decepcionada. Yo esperaba ver la película o alguna especie de spin off de la serie de nuestros amores. Me interesó el concepto que nos vendían del documental, porque siento que conocer otras realidades siempre nos ayuda a comprender mejor quienes somos como comunidad y porque el único otro documental que había visto sobre el tema me había impactado mucho (se llama For The Bible Tell Me So y se los recomiendo muchísimo, mi hermana hizo los subtítulos que andan por ahí pululando por la red), pero tampoco es que estuviera terriblemente ilusionada.

El caso es que como hoy es día libre aquí en Las Palmas, por fin me dí el tiempo de ver el documental y sinceramente chicas, es estremecedor y muy interesante. No tiene absolutamente nada que ver ni con la serie ni con el reality show y esto lo digo como una característica positiva. Te lleva a la realidad en la que viven muchas mujeres lesbianas que viven en pequeños pueblos o en ciudades muy conservadoras.

Una cosa que me sorprendió sobre de L Word: Mississippi: Hate The Sin es la variedad de situaciones que nos presenta. Tenemos a Brandiilyne una mujer que había dedicado su vida a «convertir» a chicas lesbianas en heterosexuales mediante el amor a Dios hasta que no pudo seguir negando que ella misma era lesbiana y ha girado absolutamente toda su vida en consonancia. La vemos sufrir ante lo que significó, la perdida total de su vida, su trabajo, su futuro, etc. Pero también la vemos crear un nuevo proyecto para sentirse motivada, todo mientras intenta perdonarse a sí misma por el daño que sabe que ha hecho y que ahora está experimentando ella misma.

Tenemos a Dannika y Janna, una pareja interracial que está luchando por que la madre de Dannika acepte su relación mientras que Janna intenta juntar el valor que le falta para contarle la verdad a su propia madre. A Sara a quien su familia prácticamente la ha sacado de sus vidas y que está batallando para entender que su pareja LB haya descubierto que es transexual y quiera hacer la transición de mujer a hombre. Conoceremos a Amber, una chica sin complejos que está casada con Cameron que por un lado vive feliz con ella y por el otro le pide a Dios todas las noches que la ayude a dejar de ser lesbiana. Y así poco a poco vamos conociendo la historia de más y más chicas que viven en este entorno y de como su realidad las afecta e influye en su día a día como lesbianas.

Para mi fue muy impactante por ejemplo escuchar a Cameron decir:

No quiero morir siendo lesbiana. Quiero ser una mejor persona.

Quizá porque, a pesar de que en su momento fui una persona muy creyente, jamás sentí culpabilidad por enamorarme de una chica. Así que verla super feliz con su pareja y luego tener esa culpabilidad tremenda por estar precisamente tan contenta porque no puede reconciliar que Dios pueda estar de acuerdo con lo que está haciendo fue un choque cultural para mi.

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Pero la historia que creo que me ha dejado más huella ha sido la de Rene, una mujer a punto de cumplir los cincuenta años que ha decidido dejar atrás «el ser lesbiana» porque «Dios la ha iluminado». El documental trata su historia con honestidad, y quizá eso es lo que hace que sea tan desgarrador verlo. Para mí es muy triste ver a una mujer intentar ir en contra de todo lo que la hacia feliz por encajar.

Le he rezado a Dios, le he pedido que antes de permitirme volver a caer en ese estilo de vida me mate, o yo misma me mate.

Si esa frase no te destroza el corazón es que eres de piedra. Me he sentido muy triste por ella y muy enojada con el mundo que la ha hecho sentir que tiene que pasar por eso para no irse al infierno. Porque es precisamente eso lo que está viviendo ahora mismo, un infierno horroroso. Creo que la próxima vez que alguien me pregunte para qué sirve el orgullo LGBT le voy a enseñar este documental directamente.

L Word Mississippi: Hate The Sin no es una historia alegre, es un documental real y profundo sobre las dificultades de ser lesbiana en un entorno tremendamente conservador. Si quieren tener una idea de cómo trata al ese mundo a estas mujeres, les recomiendo que vean el documental y lo experimenten desde sus ojos.