Esta semana en Seis Hermanas nos vamos de mudanza, haciendo honor a el tópico que nos vamos con nuestras novias a vivir a las dos semanas de conocerlas. Ellas no tanto pero, teniendo en cuenta que casi llevan más tiempo separadas que juntas pues se puede dar por válido.
El caso es que Celia y Aurora por fin comparten techo y es uno para ellas solitas, para darse arrumacos cuando les venga en gana, aishhhh no me ponía tan contenta con una mudanza desde Otalia. Pero antes de esto, pasarán algunas cosas más, ya que Celia recibirá la visita de su cuñado sumado a su décima salida del armario. Pero bueno, lo importante es que las chicas están juntas y el viento sopla a favor, así que aprovechemos el momento.
Las chicas decidieron que lo mejor sería que Aurora se quedara en casa Silva para seguir escondiéndose y claro, por la mañana Celia está como nosotras. Aún no se cree que tiene a ese mujerón en casa. Aurora está muy agradecida por como la han tratado sus cuñadas pero sufre que sospechen algo. La Silva rápidamente se lo quita de la cabeza diciéndole que sus hermanas solo la ven como una amiga.
Después como embarazada que es, le dice a su amor que se vista para bajar a desayunar, que ahora come por dos, pero la otra, muy pilla quiere aprovechar más el tiempo con ella. Cuando la maestra se pone así de mimosa me hace morir de amor. La otra en cambio no puede disfrutar del todo porque vive asustada, pero sus miedos no son suficientes para que Celia le zampe un beso furtivo, no ha podido evitarlo, es lo que tiene el amor, y mientras Aurora le está cantando las cuarenta, eso sí, con una sonrisa en los labios, aparece Merceditas y las chicas le piden por favor que si alguien viene preguntando por Aurora, no diga que está ahí, sino que se lo comunique a Celia y ella actuará.
Pero claro, no podemos vivir en eterna felicidad y volvemos a la tierra cuando se presenta en casa Silva el hermano de Aurora, muy preocupado por la desaparición repentina de la embarazada. El hombre parece que sufre, al igual que el marido desde el pueblo y Celia tiene la sangre fría de mentirle y confirmarle que no sabe nada de la mujer, pero que cuando sepa algo se lo hará saber, es más, rezará por ella. Cuando el señor sale por la puerta, vemos a la enfermera desde la escalera y ambas tienen una cara de sufrimiento y culpabilidad… porque asumamos que para ninguna es un plano de buen gusto el mentir de esa manera.
Obviamente Aurora termina muy afectada por lo que acaba de escuchar y descompuesta se la encuentra la Silva en el cuarto de baño. Le pregunta si quiere que llame al médico pero lo que ella tiene es más la culpa que siente porque está haciendo sufrir a los demás. Pero de todo mal momento siempre nace una conversación bonita:
Celia: ¿Estás pensando en volver a Cáceres con tu familia y tu marido?
Aurora: ¡No! No, eso nunca, yo ya no puedo renunciar a ti.
Celia: Aquí no te va a pasar nada. Vas a estar tranquila.
Aurora: Sí Celia, pero tengo miedo que nos descubran.
Celia: ¿Tú? ¿Miedo? ¿Tu que me alentabas en las terapias del doctor Uribe?
Aurora: No sé, será el embarazo que me ha vuelto más miedosa.
Celia: Cuando estemos en Arganzuela se te van a pasar los miedos.
Aishh si es que con alguien como Celia al lado se te quitan todos los miedos si o si. La enfermera al escuchar Arganzuela le dice, casi suplica a su novia que se muden ya, que no importa si no tienen muebles o hace frio, la futura mama solo quiere estar con su amor en un sitio tranquilo. Rápidamente convence a la otra y más cuando le suelta un “te quiero” de esos que tanto nos gustan… Celia le responde con un beso, prometiéndole que nadie las va a separar ¡Si es que son un amor! Terminan la escena con besitos y arrumacos, lo que tanto nos gusta. ¡Cuánto echaba estas escenas en falta! No sé como he/hemos sobrevivido tantas semanas sin esta dosis de amor.
Van pasando los días y Celia le comunica a sus hermanas que se va a incorporar para ser maestra antes de tiempo, obviamente no da la razón real pero mejor no dar tantas explicaciones… Cuando llega a casa se encuentra a Aurora con una maleta, según dice, no quería irse sin despedirse. Que detalle el tuyo mujer… Según dice, aunque la quiere, para ella todo es muy complicado, pero ahí está Celia para hacerle ver que su hogar es donde estén juntas y que ya ha dado el paso más importante, que fue abandonar a su familia y esposo, así que le viene a decir, que están a punto de conseguir la felicidad absoluta, que no se eche atrás ahora. La maestra le dice que sabe que solo es feliz con ella, que no le haga eso (con ojitos suplicantes) y esperé.
Pero la enfermera no `puede dejar de pensar en el futuro de su hijo, el vivir con el miedo de que su marido la encuentre y se lleve a la criatura. Le parte el corazón ver como su hermano la está buscando desesperado por toda la ciudad pensando que le ha pasado algo. Celia le pregunta si el miedo le va a impedir vivir. La Silva entiende que su amor esté viviendo un momento de pánico y no pueda ver la vida que les espera juntas pero la otra está de lo más negativa, así que Celia le pide dos días, dos días para poder ser libres y felices. Ahhhhhhhhhh, braguitas al suelo. La termina medio convenciendo pero la chica se queda preocupada. Sufro mucho que Aurora se eche atrás por miedo, aunque gracias a las diosas lesbicanarias, con la labia que tiene Celia hace que la otra acepte la situación.
Celia sigue haciendo las maletas la mar de contenta pensando en su futuro nidito de amor, cosa que no entiende Francisca, porque claro, al no saber las razones verdaderas, no entiende la prisa de su hermana. Entonces la pelirroja sabe que algo hay detrás y le juega la baza del amor, de las amigas, de que entre ellas no hay secretos, pero fiu fiu… pero Celia no lo ve claro, porque no cree que su hermana la entienda.
En la siguiente escena ya vemos a la hermana escandalizada (gracias guionistas por ahorrarnos la novena salida del armario de Celia). Le cuenta la verdad sobre la terapia y que no ha servido para nada y que su pareja es Aurora. Su hermana sufre porque las pillen y vayan a la cárcel, aparte de por lo que es en si el asunto, para que negarlo…y Celia zanja el tema diciéndole: ”Bendita locura que me hace feliz” pero ni por esas, su hermana termina sin aceptar la lesbianidad de su hermana y nuestra maestra ya pierde la paciencia y le dice que hasta que no la acepte, no tienen más que hablar. ¡Zasssssssss! Ya está bien Francisca, con los líos que te traes tú con el tuerto y el prófugo y aquí nadie dice nada.
Después Francisca se encuentra con Aurora en el baño, llegué a pensar que la ahogaría en la bañera sin mediar palabra. Porque asumamos que eso de tener tan pocos cuartos de baños para tanta chica es preocupante. La cosa es que empiezan a hablar, la enfermera le cuenta que está ya recogiendo sus cosas porque marcha y le cuenta lo agradecida que está con todas por como la han tratado y una cosa lleva a la otra y cuando no damos cuenta, Francisca le suelta que sabe que se van juntas a vivir:
Francisca: No hace falta que disimule Aurora, me lo ha contado ella, le ha costado sincerarse pero finalmente me lo ha dicho.
Aurora: Y ahora es cuando me exige que deje de pervertir a su hermana y me echa de la casa.
Francisca: ¡No, no! No le negaré que no entiendo su relación pero no pienso hacer eso.
Aurora: Eso no me lo esperaba.
Francisca: No le negaré que mi primera reacción fue de sorpresa, por no decir de…
Aurora: De escándalo.
Francisca: Sí, pero he estado pensando y he recordado que Celia y yo no hemos sido solamente hermanas. Hemos sido las mejores amigas y nos lo hemos contado todo., todo menos esto. Supongo que ella temía mi reacción. Y he seguido pensando y he recordado lo mal que lo ha pasado y lo mucho que ha sufrido hasta que usted entró en su vida. ¿Y sabe que le digo? Que yo quiero que sea feliz. Celia es una mujer maravillosa, es sensible, es lista, es buena y ¿qué me importa a mí a quien elija amar?
Aurora: ¿Sabe una cosa? La he juzgado mal, ya ve, yo también tengo mis prejuicios.
Francisca: Aurora, solo le pido una cosa, que sean discretas. Es la persona que más quiero en el mundo y si alguien descubre…
Aurora: Tranquila, tranquila, tendremos cuidado. Yo soy la primera que quiere que esto dure para toda la vida.
Francisca: Entonces, ¿la quiere de verdad?
Aurora: No sabe cuánto. Intentará hacerla feliz cada día.
¡Diosaaaaaaaaaa del amorrrrrrrrrrrrrrrrr! Esto es demasiado para mi corazón, casi muero con la promesa de la enfermera. Esto es mejor que los votos en una boda. La cara que tenía Celia era mi cara reflejada, con los mocos llegándome hasta la barbilla y las lagrimas brotando de tal forma que vi la camisa de Aurora de rayas en vez de cuadros. Que bonito cuando las hermanas se funden en un abrazo. Soy Aurora y hago abrazo grupal de chicas.
Después hacemos un paréntesis de algún día en el que solo las vemos tener sexo telefónico… Vale me he flipado, lo reconozco. Solo hablan castamente por teléfono porque lo centran todo en la boda de Diana y Salvador, indignada estuve de que estuvieran todas las parejas hombres de sus hermanas y de la bella Aurora nada de nada, que falta de respecto. Pero todo eso da igual porque , porque, porque de repente, nos enseñan a las chicas en su nidito del amor. SI, por un momento creo ver la casa de Petra, pero será que había un tipo de decoración de moda en ese momento y todas las casas se parecían.
Aurora se comporta como la esposa perfecta, ya que intenta tranquilizar a su amor en el primer día de clase además de preguntarle si vendrá a comer, todo esto mientras le abrocha el abrigo. Si es que es una multitareas del amor. Menos mal que se dejaba el papel secante Celia porque ya se iba sin un beso ni nada y eso que llevan medio día viviendo juntas.
El caso es que la maestra ve que la futura madre de su hijo está escribiendo una carta, según le explica la otra, es para su hermano, para que dejen de buscarla ya y decirle que está bien. Sigue teniendo miedo de que las pillen, porque la tapadera que se han buscado del ser primas no lo ve fiable. Rápidamente Celia se la camela como siempre hace, porque si te dicen: eres la mujer más inteligente y guapa que conozco. Yo también me quedaría mordiéndome el labio así. Reconoce que te ha dejado con más calores que a nosotras Aurora…
Celia vuelve a casa ya tarde y se encuentra a su amorcito en la cama dormida. La mira con ojos de amor, mientras yo me pongo a pensar que esa cama es muy pequeña. Será por esto del disimular, el caso es que Celia se le acerca con amor pero el momento se rompe cuando Aurora la vemos que tiene una pesadilla y se despierta asustada. Por lo visto soñó con su marido, que se enteraba de todo y se volvía loco. Sufre que eso pueda pasar en la vida real, porque solo de pensar que le pudiera hacer algo a Celia, pues le da algo, y a nosotras ya de paso. Pero rápidamente la maestra le da la seguridad que le hace falta para tranquilizarla.
Y entre arrumaco va y arrumaco viene, el primer día de la profe según cuenta ha estado marcado por la lluvia y la mala calidad de las instalaciones, así que ni ha podido dar clase. Ella se tiene que traer a algunos niños para darles clase en casa y sufre porque molesten a Aurora, pero la otra, con el alma de madre que tiene ya, le responde que al contrario, que está encantada de no estar sola todo el día.
Y así termina nuestro resumen de esta semana, que bonito es el amor y que bonito es ver a nuestras primas juntas. Shhhhh, estoy disimulando… Espero que sigan dándonos tan buenos y buenos momentos. ¿De cuántos meses creéis que está Aurora embarazada? ¿Podrán vivir ya para siempre en la felicidad más absoluta? Sé que es pronto, pero… llegaremos ahí.