Salir del clóset es una de las acciones más valientes que cualquier persona puede realizar, en una sociedad que, por más avanzada que se crea, sigue aferrada a un puñado de prejuicios anticuados e ignorantes. La comunidad LGBT+ es una de las peores representadas en los medios, como casi todas las minorías. Por eso cuando algún famoso da la cara y admite ser queer, es una celebración.
Porque queremos sentirnos validados, apoyados y representados. Es genial cuando alguna celebridad muestra abiertamente su apoyo, pero es todavía más importante cuando esa celebridad forma parte de tu propia comunidad. Eso, a veces, nos impulsa a querer indagar en la identidad sexual de las personalidades que admiramos.
«Nunca pensé que saldría del clóset. Menos pensé que iba a hacerlo en un show. Pero alguien me dio como regalo un curso en un lugar de retiro, donde no ha TV ni ningún otro tipo de distracciones, sólo meditación y ese tipo cosas en diferentes cursos. Y había un curso que se llamaba Diálogo Interno, que trataba sobre entender tu subconsciente. Pensé que ese sería un curso interesante, porque quería saber cuál era el diálogo del subconsciente en mi mente. Daba miedo y fue un poco loco. Lo que salió de esa experiencia fue preguntarme si todavía sería famosa, si la gente todavía me querría si supieran que soy gay. Mi miedo era que la respuesta sería ‘no, no me querrán’. Pero entonces me avergoncé por estar ocultando, avergonzada por no poder ser honesta y ser quien soy. Ya no quería pretender ser alguien que no era realmente yo, sólo para que la gente me quisiera. Ellen: Sólo quiero a alguien especial. Alguien con quien me sienta conectada. Oprah: Y obviamente no te sentiste conectada con Richard O: ¿Alguna vez has tenido a alguien con quien te hayas sentido conectada? O: ¿Cuál ere el nombre de él? E: Susan»
Cuando Ellen DeGeneres le gritó al mundo que es lesbiana, revolucionó al mundo. Porque ya Ellen era una de las comediantes más queridas y exitosas en Estados Unidos, lentamente proyectándose en el exterior. Esto tuvo que haber sido particularmente difícil, porque ya sabemos que el machismo sigue vivo y el mundo de los comediantes tiene una fuerte carga de testosterona.
Aunque el caso de Ellen, y tantas otras estrellas como ella que salieron orgullosamente del clóset, es ejemplar, no debemos tomarlo como modelo exclusivo. Porque todas las situaciones son diferentes, como las personas. Hay muchos factores que influyen en estas decisiones, algunos que quizás no podemos ni imaginar. Porque no sabemos cómo son las situaciones personales de cada quien.
En 2006 el popular blogger de entretenimiento y chismes, Perez Hilton, que es abiertamente gay, sostuvo una cacería de celebridades queer para forzarlas fuera del clóset. Él aseguraba hacerlo en el nombre de los derechos civiles, pero al final lo que consiguió fue hacer una lista de importantes enemigos y convertirse en el bully más desagradable de todos. Hasta que se dio cuenta de que ahora era él el que maltrataba a otros miembros de la comunidad LGBT+, como seguramente él fue atormentado.
Salir del clóset es importante, sí. Pero cada quien debe hacerlo a su ritmo, cuando se sienta seguro y cómodo con la situación y el entorno. Aún si eres famoso y adorado por una legión de fans, como Ricky Martin que por años estuvo presionado a revelar su sexualidad, como si fuera un requisito de fama exponer toda tu vida al ojo público.
«Hecho: Este video me ayudó a tomar una decisión muy importante. Es en serio. Gracias señor @tyleroakley«
Absolutamente nadie se sorprendió cuando, finalmente, Martin reveló que es gay. Ciertamente mientras más personas compartan sus experiencias en el proceso, más personas van a darse cuenta que no están solos y sentirán la fuerza necesaria para dar el paso. Pero hay una gran diferencia entre inspirar a alguien a salir del clóset y forzarlo.
Si alguien quiere o no salir del clóset es totalmente su decisión, hay quienes se sienten más seguros en Narnia que en el mundo real. Nadie tiene la obligación de andar anunciando su sexualidad por la vida, como si fuera una tarjeta de presentación. Yo no veo a los heterosexuales con un pin pegado a la camisa que diga «súper straight«.
La vida privada de las personas es privada por una razón. Y el control de lo que se divulga sobre esto debería ser exclusivo de la persona en sí. No es justo, ni sano, querer obligar a alguien a revelar su vida.
Sí, es muy positivo para la comunidad LGBT+ tener representación abierta y honesta en los medios masivos. Que los famosos de diferentes profesiones se confirmen como miembros de esta comunidad ayuda, y mucho. Pero querer forzarlos a esa posición es terrible.
Salir del armario es un paso importante, en especial si la persona sufre ocultando su identidad auténtica. De hecho creo que es sano hacerlo, pero también creo que cada persona debe hacerlo por elección, no por la fuerza. Hay quienes no saben si contarán con el apoyo de su entorno, o quienes temen por su seguridad, o por su empleo.
No digo que vivir una mentira sea la opción correcta, pero llevar una letra escarlata tampoco parece ser la respuesta más sana. Digo que ser queer no es una condición que deba ser anunciada como una advertencia, decidir no hacer pública tu identidad sexual es válido, siempre que no dañes a nadie en el proceso. Especialmente si tienes una horda de paparazzi al acecho.
Sé que queremos tener una representación amplia, diversa y digna, pero nadie sabe mejor que otro queer lo complicado que es salir del clóset, y el no estar listo para hacerlo no te hace cobarde o menos que los que ya pudieron superarlo. Cada quien tiene su tiempo y método. Es mejor buscar herramientas para ayudar a alguien a salir del clóset, en sus términos, que empujarlos.