«Hawái, Bombay, son dos paraísos«, cantaba Ana Torroja, en sus años mozos con Mecano. Pero esta canción no se mezclará bien con Mujer contra Mujer, al menos no luego de que te enteres de esta joya. Ya les decía que al primer mundo todavía le queda camino por recorrer en la lucha contra la homofobia, y esta es otra muestra.
Como saben Hawái es parte de los Estados Unidos, a pesar de ser un grupo de islas paradisíacas en medio del Océano Pacífico. En teoría es un lugar maravilloso para visitar, por sus espectaculares playas y paisajes. También en teoría se supone que, siendo una localidad que básicamente vive del turismo, su gente es cálida.
¿Qué, cuándo y dónde?
A menos que seas queer. Courtney Wilson, de 25 años, y su pareja Taylor Guerrero, de 21, pueden dar testimonio de que si eres lesbiana el paraíso se te va a transformar en infierno. Estas chicas de Los Angeles pensaron que nada sería más fabuloso y romántico que irse de vacaciones a Hawái, específicamente a Honolulu, su isla más famosa.
Esto fue hace un año… Y no me lo van a creer, pero era una especie de profecía antilésbica cósmica. Porque fue el 3 de marzo, pero de 2015, que estas chicas fueron acosadas y arrestadas por el oficial Bobby Harrison, que las detuvo en una tienda Foodland. ¿La razón? Porque las vio besándose.
Esto me recuerda a la terrible, trágica, espantosa masacre ocurrida en Orlando. Porque en unas declaraciones que trascendieron del padre del asesino (al que no le pienso dar la más mínima importancia llamándolo por nombre), él confesaba que su hijo se había enfurecido al ver a dos hombres besarse en público.
Describiendo los hechos
Wilson y Guerrero expusieron en la demanda contra que impusieron en octubre pasado, que el oficial las vio caminar por los pasillos tomadas de la mano, abrazándose y besándose, entonces les ordenó en voz alta que pararan y se fueran a otro lado.
Ellas siguieron comprando, pero cuando el oficial las volvió a ver, y como las chicas seguían muy cariñosas, las amenazó con expulsarlas de la tienda. Cuando las pobres estaban en caja para pagar sus compras, el oficial las volvió a abordar, por tercera vez. Esta vez Wilson intentó llamar al 911, pero Harrison le tomó el brazo.
Guerrero entonces intentó intervenir, pero esta supuesta figura de autoridad la empujó. Entonces lanzó a Wilson al suelo y le dijo que estaba detenida por «agredir a un oficial». No se lo pierdan. Las dos terminaron arrestadas. Los cargos, sin embargo fueron desestimados cinco meses después. No estuvieron los cinco meses presa, al menos no tras las rejas, pero no pudieron dejar la isla por todo ese tiempo.
Resultados
Una vez las chicas impusieron la demanda, el Departamento de Policía de Honolulu abrió una investigación interna. Para sorpresa de nadie el resultado fue «Los alegatos no tuvieron sustento».
Harrison se retiró a finales de año. «Estamos contentas de que haya acabado, pero muy decepcionadas de que el oficial no sufriera consecuencias directas. Dijo Wilson en una entrevista con BuzzFeed. «Nos alegra que el caso tuviera tanta atención de los medios, porque al final demuestra a la gente que pueden y deben defender sus derechos».
Recientemente una corte federal de Honolulu decidió quedar en un acuerdo en el que la ciudad debe pagar 80 mil dólares a la pareja. El Concejo de la ciudad debe aprobar el acuerdo, y tiene hasta el 6 de julio para considerarlo.
Rendirse, jamás
Esto no está bien bajo ninguna luz. Una figura de autoridad no puede manejarse por prejuicios. Ni por racismo, ni por machismo, ni por clasismo, ni por homofobia. Una persona que está armada, que tiene poder para privarte de tu libertad, una persona que tiene tus derechos fundamentales en sus manos, no puede ser tan parcializado. Es inaceptable.
Se supone que la policía debe ser una institución que te inspire confianza, seguridad, tranquilidad. No miedo, incertidumbre y dudas. Es doloroso pensar que una persona de color sienta miedo al ver un oficial, que tema por su vida si un policía se dirige a él, o ella. Es desgarrador que una pareja homosexual dude en mostrarse cariño por las repercusiones que puedan sufrir.
La comunidad LGBT+ tiene un maravilloso legado de optimismo, una muestra de corazón ante las adversidades e injusticias. Esa debe seguir siendo la lucha, no bajar la cabeza, alzar las voces, pedir justicia, pero siempre con la paz como bandera. Porque atacar el odio con odio parece un sin sentido. ¿No les parece?
PD.: Todas las imágenes de chicas besándose van dedicadas al oficial Harrison y a los homófobos del mundo mwah.