Tengo que confesarles algo lesbicanarias, en el trascurso de estas últimas semanas me he dado cuenta de que Anatomía de Grey es como la droga. Y ustedes dirán ¡bájale a tus humos! Pero es en serio, ahora se los explico. Tú sabes que es malo para ti, y mientras consigues no tenerlo cerca parece que puedes dejarlo. Y juras y perjuras (como dije yo misma) que una vez que estás afuera jamás volverás a entrar. Y luego pasan los meses y parece que se te pasa un poco y dices, venga va, por curiosidad veré el primero para ver como saltaron el tiburón y 3 episodios después sigues viendo la serie y ya tienes claro que no lo vas a dejar. Probablemente termines cabreada otra vez, pero ya estás enganchada, has perdido la partida. Y si ya la voy a ver pues habrá que hablar de Arizona. Porque sí, se nos ha ido una mitad de Calzona, pero la otra todavía pulula por el Seattle Grace.
Empezamos por el episodio tres porque en los dos primeros no salió Arizona, pero no se preocupen que nos ponemos al día con la historia en un plis. Nuestro capítulo comienza con Arizona regresando al Seattle Grace. Y es que los últimos dos episodios se los pasó en Nueva York visitando a Callie y a Sofía (insértense aquí lágrimas de metal porque yo sigo sin superarlo). La patinadora viene contentísima porque sus chicas, bueno están más que bien, aparentemente Callie encontró un depa justo al lado de Central Park (nótese que pastuqui no lo falta) y a Sofía le encanta tener un cuarto para ella solita y su nueva escuela. Así que de momento la mudanza parece ir bien.
Eso sí, la sonrisa se le congela a nuestra chica cuando ve la cara de Deluca, porque obviamente ella sabe lo que ha pasado (que Alex le dio una paliza) y se siente super mal por él. Pero por otro lado, el que lo golpeó fue Alex y ya sabemos que es niño de los ojos de Arizona, así que la pobre no sabe ni por donde tirar.
Igual el trabajo la llama, así que tampoco lo medita mucho. Y es que una chica ha chocado a una caravana que iba a un funeral y hay un montón de heridos. A nuestra patinadora le toca cuidar de la chica que los chocó porque está embarazada. De momento parece que las cosas están controladas, así que Arizona aprovecha para escaquearse e ir a hablar con Alex que pasaba por ahí.
Arizona empieza por reclamarle que no le haya respondido las llamadas y él se pone a la defensiva, porque sabe que ella está cabreada y ahora mismo tiene poca paciencia. Arizona le recuerda que su trabajo es salvar bebés y eso de darle palizas a gente no es nada adecuado para un médico que trata con niños. Él le responde que no hay nada que ella le pueda decir que no haya venido escuchando en las últimas semanas y está cansado. Así que le pide de muy malas maneras que lo deje en paz.
Igual Arizona se sigue preocupando y es que a pesar de que sabe que Alex lo hizo mal, también recuerda que en ese hospital todo quisqui se ha liado a golpes con otros. Como Owen con Riggs, o Derek con Mark y solo es Alex el que ha terminado en la corte. Y tengo que decir que es verdad, pero aunque me de penita Alex, se la bañó con es pronto que le dio y se merece el castigo.
Siguiendo con el caso, la chica es la hija perdida de la familia, hace años que no los veía y ahora los ha chocado, mal asunto y la cosa se pone peor porque la madre muere de un ataque cardíaco en el hospital. ¡Hablando de mala suerte!
Deluca y Arizona se encuentran en el elevador y él aprovecha para preguntarle si debería mudarse. Las cosas ya son raras en el trabajo y si encima tiene que pasar por lo mismo en casa piensa que puede volverse loco. Arizona se queda con cara de ¿ein? ¿Y a qué viene eso? Y Deluca le responde que sabe que Alex es «su chico» y que entiende que esté enfadada con él, pero que necesita que al menos le de tres semanas para mudarse.
Arizona lo mira y le dice que no quiere que se mude para nada. Luego lo abraza, porque se da cuenta que él se siente totalmente solo y sabe que necesita apoyo. ¡Awwww! Me encanta que Arizona pueda ser neutral en este tema porque ella es amiga de los dos.
Volviendo al tema médico, la paciente de Arizona se entera de que «ha matado a su madre» de boca de su propio hermano que está histérico y entra a gritarle. Obviamente la mujer, que tenía que estar tranquila se pone de los nervios también y eso pone en riesgo al bebé, así que hay que hacerle una cesárea de emergencia.
Como nuestra patinadora sigue siendo una susurradora de bebés, todo sale bien y el pequeño está estable, eso sí, a Arizona se le olvida que Alex no está y manda que le pasen al peque para que se asegure de que está bien. Mal rollito porque todos le recuerdan que de momento Alex ya no trabaja ahí.
También, mientras operaban, Wilson le dice que no debería prometer cosas que no puede cumplir. Y es que la patinadora le dijo a la cica que no importaba lo que había pasado, su familia seguro la perdonaría. Wilson lo dice hablando de ella más que de su paciente, porque sabemos que tiene un pasado oscuro del que seguro pronto sabremos más. Pero Arizona insiste en que debe tener fe en que las cosas van a cambiar.
Y como esta semana hablamos de milagros, la madre de la chica se levanta de entre los muertos. En serio, la mujer revive y todo empieza a arreglarse para variar en Anatomía de Grey donde todo más bien se complica.
Al final terminamos con una Arizona sonriente porque le ganó el pulso a Wilson y al final todo salió bien. La chica se reconcilia con su familia, el bebé está bien y colorín colorado, este episodio de Anatomía de Grey se ha acabado. Con lo que mi única pregunta es: ¿al final están viendo la serie o fueron fuertes y pudieron dejarla?