Hace más o menos 30 años, si vivías en España y tenías una televisión, podías ver como al detective Pepe Carvalho una lesbiana le parecía «una buena hembra desperdiciada» o como el inspector Flores le decía a su amigo y compañero de trabajo que se olvidase de esa tontería de ser homosexual porque «él era tan hombre como los demás y lo único que necesitaba era una buena mujer que le hiciera vibrar».
Viendo estos precedentes no resulta difícil preguntarse cómo hemos pasado de esto, a lo que estamos acostumbrados a ver hoy en día en televisión que, afortunadamente es bastante diferente.
Televisibles es un proyecto que intenta responder esta pregunta haciendo un repaso por las series de televisión españolas para ver cómo ha sido representada la homosexualidad, tanto masculina como femenina, a lo largo del tiempo y por tanto hacerse una idea también de cómo a ido avanzando la mentalidad de la sociedad respecto a este tema.
La parte teórica del proyecto se fundamenta en las investigaciones realizadas por Beatriz González de Garay para su tesis El lesbianismo en las series de Ficción televisiva españolas. Ella ha sido quien ha ido guiando todo mi trabajo y me ha facilitado gran parte del material que aparece en el vídeo. Televisibles le da un formato audiovisual a su tesis para acercar el contenido a un mayor número de gente y lo amplía con personajes gays y personajes nuevos de los últimos años.
La estructura del vídeo está basada en las modalidades de representación establecidas por Juan Carlos Alfeo en su tesis La imagen del personaje homosexual masculino como protagonista en la cinematografía española: la representación oculta, la representación reivindicativa y la representación desfocalizada.
Estas modalidades están enfocadas al análisis de personajes homosexuales masculinos en el cine español pero fueron completadas posteriormente, con el fin de incluir aquellas relevantes para el análisis de series televisivas, por Beatriz González de Garay en su tesis mencionada anteriormente, dando como resultado la siguiente división de modalidades: oculta, marginalizadora, reivindicativa (dividida en integradora y transgresora) e integrada.
Desde una perspectiva de una visión global del vídeo, se trata de una sucesión cronológica guiada por la división de modalidades aunque debido a ciertas particularidades presentadas en algunas series, existen escenas que se enmarcan en un periodo de representación anterior o posterior al de su fecha de emisión.
El nacimiento de la representación lésbica en la televisión española
Las primeras representaciones se corresponden con la etapa oculta y marginalizadora. En este periodo la representación homosexual es muy escasa y limitada a gestos y actitudes sutiles que se dejaban en el aire para que el espectador los interpretase (modalidad oculta) y personajes solitarios y asociados al delito debido a su condición sexual (modalidad marginalizadora). La primera escena la encontramos en Historia de la frivolidad (1967) con dos mujeres de la Roma clásica en actitud cariñosa. La narradora del programa describe la sociedad como “podrida” haciendo alusión a los vicios a los que allí sucumbían pero el tono del programa es irónico en este sentido.
Otra de las primeras representaciones aparece en Entre visillos (1974) con una sutil caricia en la pierna entre don mujeres. Una de ellas estaba interpretada por la escritora de la novela en la que está basada la serie, Carmen Martín Gaite, y cabe destacar que en la novela sí se describía al personaje como lesbiana y sin embargo en la serie no.
Las primeras reivindicaciones
A partir de los años 90 comienzan a aparecer personajes con más peso en el argumento de las series y cuyas tramas se utilizan para reivindicar la igualdad de su orientación sexual (modalidad reivindicativa integradora). El patrón utilizado suele iniciarse con una salida del armario traumática, un conflicto posterior con amigos o familiares que no lo llegan a aceptar y terminando con un mensaje final para el espectador de aceptación de la homosexualidad.
En esta época, en cuanto a personajes lésbicos, destaca el personaje de Olga en Mar de dudas. Se trata de una mujer fuerte que vive su sexualidad abiertamente, algo poco común por aquel entonces (la serie es del año 1995). En este sentido, Olga rompe con el patrón descrito anteriormente y, aunque sí se muestra reivindicativa en muchos momentos, no se siente atemorizada por confesar su homosexualidad a otros personajes.
La actriz que interpreta este papel, Gloria Muñoz, llegó a decir en una entrevista para El destino en sus manos que hizo un “cursillo” para interpretar el papel de lesbiana refiriéndose a cómo se preparó el papel investigando por el ambiente lésbico de la época. Esto nos da una señal del desconocimiento que existía por aquel entonces en torno a un colectivo que aún era tema tabú.
El fenómeno Maca y Esther
El 3 de julio de 2005 supuso un gran cambio para todos los homosexuales españoles ya que entró en vigor la ley de matrimonio entre personas del mismo sexo. Como no podía ser de otra manera, este gran cambio en la sociedad se vio reflejado en la ficción, siendo la primera boda celebrada en nuestras pantallas tras la aprobación de la ley la de Maca y Esther de Hospital Central en diciembre de ese mismo año. Anteriormente había habido otras como la de Diana y Nieves en 7 vidas.
Este periodo se corresponde con el modelo de representación integrada en el que prolifera la representación de personajes homosexuales con papeles cada vez más protagonistas dentro de la trama y para los que la homosexualidad no era su único rasgo definitorio ni lo único interesante de sus vidas. Incluso las series ambientadas en épocas pasadas como Amar en tiempos revueltos o Tierra de Lobos, representan esta modalidad ya que aportan una visión de la homosexualidad mucho más positiva e integrada de lo que en realidad sucedía en la época en la que están ambientadas.
Siempre existe rechazo por parte de algún personaje (por ejemplo Isabel de Tierra de Lobos es enviada por su padre a un convento y Teresa de Amar en tiempos revueltos es despreciada por su marido) pero siempre existe el apoyo de otros y el desenlace suele ser feliz aunque tengan que vivir su homosexualidad en secreto.
Maca y Esther tuvieron una repercusión abrumadora durante los años que estuvieron en la serie. Tanto es así, que se generó un auténtico fenómeno fan a su alrededor que permitió la legitimación de las propias actrices, Patricia Vico y Fátima Baeza, como representantes del colectivo LGTBIQ en diferentes eventos.
Este gran impacto fue por supuesto positivo para la visibilidad lésbica, acercando la realidad de una minoría a muchos hogares españoles a través de la que por aquel entonces era la serie más longeva de la televisión española. Sin embargo, papeles como los de Maca y Esther mostraban que estaba bien ser lesbiana siempre y cuando, fueras femenina, atractiva, tuvieras un buen trabajo, un buen nivel cultural y siguieras el modelo heteronormativo basado en relaciones monógamas que culminan el matrimonio y, preferiblemente, tienen hijos. Si te salías de ese modelo, la cuestión ya era distinta.
Durante este periodo aumentan notablemente las muestras de afectivas y sexuales entre parejas del mismo sexo en la pequeña pantalla. Siendo siempre más representadas y de manera más explícita las relaciones entre lesbianas que entre gays debido al carácter erótico que históricamente ha sido otorgado a las relaciones entre mujeres desde el punto de vista heterosexual. Esto ha hecho que las lesbianas hayan aparecido más en nuestras series pero casi siempre vistas desde el punto de vista heteropatriarcal que convierte a dos mujeres acostándose en objeto de deseo.
Avanzando hacia un futuro más transgresor
Si ha habido una serie que ha cambiado el rumbo de la representación lésbica en la ficción generalista, esa ha sido Vis a vis. Esta serie nos dice todo lo contrario a Hospital Central, nos dice que podemos ser gitanas y lesbianas, podemos ser masculinas, podemos incluso no identificarnos con la etiqueta “lesbiana” pero querer tener sexo con una mujer.
En mi opinión, es esto lo que se necesita y cada vez, afortunadamente, contamos con más ejemplos. Idealmente, la representación del género y de la orientación sexual debería dejar de ser binaria y pasar a ser un espectro más fluido en el que no hay necesidad de encasillarse y no existen patrones de comportamiento establecidos. De esta manera mucha más gente se identificaría con los personajes y no solo aquellas personas que se definen según los arquetipos normativos.
Pero para llegar a esto aún nos queda mucho por recorrer y hay que ser conscientes de que todavía es necesario etiquetarse para dar visibilidad a los distintos colectivos englobados bajo unos nombres que la sociedad pueda percibir y entender claramente si queremos continuar avanzando hasta alcanzar algún día ese ideal. De momento lo que podemos hacer es apreciar cada bocanada de aire fresco, como la que nos aporta Vis a vis, sin olvidar por supuesto la importancia de las anteriores representaciones que, aunque estereotipadas y sesgadas en la mayoría de casos, han ayudado a llegar hasta donde nos encontramos hoy.
¿Tienes Telegram instalado? Recibe nuestros artículos al momento en tu teléfono suscribiéndote a nuestro canal.