¡Bienvenidas a nuestro resumen del segundo episodio de Vida! La semana pasada nos habíamos quedado con Emma y Lyn todavía profundamente afectadas por la muerte de su madre descubriendo que su progenitora estaba casada con una mujer. Lyn no es que haya sufrido mucho con la noticia, pero a Emma le ha molestado a niveles poco normales, se ve que tiene un resquemor oculto con su mamá por el tema lesbicanario.

Esta semana, nuestro episodio comienza con Marisol pintando con aerosol lo que parece ser las afueras de una galería de arte «gringo» antes de salir pitando en su bicicleta.

Emma y Lyn por su parte han hecho cucharita y dormido juntas por primera vez en muchos años, una experiencia que Emma no quiere repetir en un futuro cercano. Las dos hablan sobre sus planes a futuro y creen que lo mejor es vender el edificio, así que Emma tiene una cita para escuchar una propuesta. Lyn por su parte no quiere responsabilidades y ha quedado con su novio para devolverle la camioneta, así que las dos se preparan para ir a trabajar.

Eddy preparando en el desayuno

Las dos salen del cuarto al estilo pantera rosa para intentar no tener que lidiar con Eddy, pero no tienen suerte y se la topan de frente. Además, Eddy es un amor que les ha preparado chilaquiles para que desayunen y como sabe que Lyn es vegana, ha investigado como hacérselos para que pueda comer y todo.

El corazón de piedra de Emma se queda intacto, pero Lynn no puede y termina cediendo, además cuando prueba los chiquiles están buenísimos y ¿quién le puede decir no a los chilaquiles? Yo no y es un sufrimiento para una que vive tan lejos. ¡Quiero chilaquiles! ¡Mándeme unos mexicanas!

Mientras Lyn procesa cucharadas de chilaquiles a la velocidad del rayo, Emma aprovecha par comentarle a Eddy que está viendo opciones y que ahora va a investigar sobre una posible venta. Pero Eddy se niega en redondo a vender y le dice que nunca podría hacerle eso a su madre. Lyn mira el duelo con ojos de «qué incómodo es esto» y Emma de plano le dice que en ese caso se verán las caras en las cortes. ¡Wow! Que rápido está escalando todo esto!

Volviendo a Marisol, de nuevo la vemos grabar otro vídeo para la «pinche chinche» que como saben es un nombre que jamás podré superar porque es genial. En esta ocasión, la mujer está hablando de como han échado a la calle a unos vecinos para rentar la propiedad a un precio más caro. En esas anda cuando se le une un muchachón que opina como ella y la deja totalmente enamorada. Sobre todo cuando le dice que conoce sus vídeos y está suscrito a sus blogs.

Al final cada uno se va por su lado y yo me muero de risa porque cuando Marisol se gira para subirse a su bici se fija en la vecina de al lado que la está mirando con cara de «mmm te veo chamaca».

Jupiter y Lyn

Cambiamos de sitio para ver a Lyn haciéndole sexo oral a su novio algo que no sería relevante (al menos para mi y mis queridos ojitos) si no fuera porque dos minutos después de terminar corta con ella. ¡Será cabrón! El tío le dice que necesita un espacio y cuando ella se enfada se pone como «no nos hagas esto, yo no quiero terminar mal».

Además le pide las tarjetas (porque por lo visto era él quien la estaba manteniendo), las llaves de la casa y le da una maleta con sus cosas. ¡Auch! Igual Lyn tiene que haber visto a este tío venir desde hace quinientos kilómetros, así que no sé yo que pensar al respecto. Él está claro que es idiota.

Viendo como está la cosa, Lyn decide ir a visitar a doña Lupe, una vecina que se especializa en leer el Tarot y resolverte la vida por un cómodo precio. Yo es que soy muy exceptica de estas cosas, pero bien me dijo una vez la madrecita Paty: «No existen las brujas, pero de que las hay las hay». Así que no culpo a Lyn por intentarlo.

Lupe intenta encaminarla diciéndole que tiene que dejar de buscar un hombre y empezar a buscarse a sí misma. Pero es difícil hablar a quien hace oídos sordos, así que Lyn decide que su futuro está con Jhonny. Aisss… Parece que Doña Lupe es más sabia que la mujer que me leyó las cartas cuando estaba en preparatoria y me auguró un futuro con un chico alto y moreno… En el género no atino, pero es que mi esposa es rubia y chaparrita, así que no hay ni por donde agarrarlo. Pero dejemos de hablar de mi y volvamos a la serie.

Cruz y Emma

Si no la miro igual no me salen ojos de corazón

Emma está en una cafetería usando el wi-fi cuando se aparece Cruz con un café y una orejita. ¡Esa chica sabe llegarle al corazón de una mexicana! Y sabemos que funciona y mucho porque Emma se pone más rígida que una barra de hierro macizo intentando disimular que nada la afecta, algo que solo hace reír a Cruz que, cada vez entendemos mejor que la conocía super bien.

Emma dice que ya no come dulces y Cruz le dice que eso es raro porque cuando eran jóvenes le dejaba comprarle una orejita siempre al salir de la escuela. Emma se sonríe y Cruz recuerda como eran las cosas en sus tiempos. Porque cuando eran chicas las panaderías no tenían wi-fi ni cables. Eso sí, había abundancia de conchitas, cuernitos y desde luego, el café de olla no tenía leche de almendras.

I’m sexy and I know it

Siguiendo con la platica, Cruz le comenta a Emma que le ha llegado el rumor de que está pensando vender la casa de Vidalia, porque esto, aunque esté afincado en USA sigue siendo pueblo chico infierno grande de México, así que todo se sabe al instante. Emma de inmediato se pone a la defensiva, pero Cruz solo quiere aconsejarla porque al parecer Nelson, el vecino que quiere comprar es mala calaña y lleva haciendo negocio con la vida de la gente en el barrio.

Igual a Emma no le sienta nada bien el consejo y le mete un freno de mano a Cruz que la deja un poco K.O. así que se para para irse, pero Emma la detiene porque por mucha fachada que ponga, a todas nos queda claro que Cruz la afecta mucho. La morena la mira y le dice que la llama si se le ofrece algo mientras está ahí o cuando se regrese a su ciudad y le escribe el teléfono en el móvil. ¡Ais! Menudo flirteo tiene Cruz eh ¡a ver si nos da unas clases o algo!

Lyn ejercitándose

Aquí casual haciendo ejercicio

Lo siguiente que vemos es a Lyn corriendo al ritmo de Tigueraso de Maluca que es una canción que tengo que confesar, tengo en mi iPhone, me sé la letra y me la solía poner para correr. No sé que dirá eso de mí, pero es la verdad. El caso es que todo este rollo del ejercicio es solo un plan de Lyn para pasar con la menos ropa posible por delante del taller donde trabaja Jhonny y seducirlo, algo que consigue en menos de medio segundo.

Emma por su parte está esperando a que le toque su cita cuando una vecina que también está ahí empieza a platicar con ella. Le dice que es una lástima que alguien tan aplicada como ella haya terminado ahí, perdiéndolo todo. Emma le va a explicar que no es su caso pero la mujer sigue a lo suyo y de repente le suelta un: «es algo que tenía que pasarles, por aquello de que tu mamá se convirtió en una…» y los puntos suspensivos lo dicen todo.

Vecina: La gente dejó de ir al bar, no sé ni como lo mantuvo abierto todos estos años. No que los Hernandez fueran conocidos nunca por ser buenos en los negocios. Antes tampoco. Pero por lo menos tu abuelo mantenía las cosas funcionando.

La cara de Emma es épica, porque básicamente la están insultando ahí de frente y muy al estilo latino la señora se despido con un «fue muy agradable verte mija». Además, por primera vez desde que volvió a su hogar, Emma se da cuenta de las repercusiones que tuvo en la vida de su madre el hecho de casarse y enamorarse de una mujer, que era algo que, hasta el momento, se ve que no había considerado.

Emma hablando con Nelson

Cuando por fin le toca su turno de entrar, Emma le pide de inmediato a Nelson que le diga qué cantidad está dispuesto a pagar por la casa de su madre. Vamos, que va directo al negocio. El pone cara de «lo haría todo por ti» y le dice que está dispuesto a retorcer los brazos necesarios para conseguir que le paguen lo suficiente para cubrir las dos hipotecas de la casa.

Emma se queda con cara de WTF! porque no entiende que la casa este hipotecada dos veces. Ahí es cuando Nelson le explica que su madre no estaba cobrándole la renta a toda la gente que vive en su edificio y que le estaba costando pagar la hipoteca. Pero encima después se enfermó y la gente dejó de ir al bar porque era lesbiana y él le ofreció una segunda hipoteca para pagar la primera.

Emma: ¿Le diste a mi madre una hipoteca predatoria? Ahora debemos más de lo que cuesta el edificio…
Nelson: Puede parecer así, pero tú eres una chica inteligente.

Emma está totalmente indignada, porque ahora puede ver lo que todo el mundo le decía y ella no quería escuchar. Nelson se ha aprovechado de la necesidad de su madre. Él sabía que Vidalia jamás podría pagar esa hipoteca y que podría hacerse con el edificio para poder revenderlo luego por un precio mucho mayor.

Él le dice que lo mejor que puede hacer es vender porque nadie le va a pagar ni el valor de la casa y le toca la pierna. Emma reacciona tirándole el café encima y respondiéndole que jamás le va a vender, que ya se las ingeniará para pagar la deuda de su madre.

Ya en casa, Emma le explica a Lyn que las cosas no tienen buena pinta y que se van a tener que quedar más tiempo ahí hasta que ella descubra que pueden hacer. Cuando entran se encuentran a Eddy comiendo flan y Emma les cuenta lo de la vecina. Eddy le dice entonces que esa señora les causó muchos problemas y Emma solo responde: «Vieja metiche».

Pero ¿saben qué? El flan lo cura todo, así que las tres le entran al flan con ganas y al menos por el momento se sienten mejor, porque si hay algo que pueda alegrar el espíritu es la comida mexicana. ¡Hasta Lyn abandona el ser vegana! Al menos hace una excepción por ese flan. Y así se termina el segundo episodio de Vida. Con el flan curando las heridas de una nueva familia que empieza a nacer.