Muchos de los comentarios que ha aparecido este mes del Orgullo LGBT en redes sociales es el cómo podemos celebrar el orgullo de tener una orientación sexual distinta, solo como un pretexto para llegar al mismo tema de siempre, cómo celebran si eso no es normal, si es algo vergonzoso que debe dejarse en casa, así miles de argumentos de la antigüedad. A veces la sociedad olvida el año en que vive, en pleno 2019 ya todos somos pro LGBT, somos feministas y queremos respetar y defender los derechos de las personas sin importar su origen o condición social.

La palabra ORGULLO en la Real Academia Española tiene varios usos y por ahí leí que celebramos este mes por “arrogancia y vanidad al sentirnos superiores” y para una persona que ha vivido en carne propia lo que es tener una orientación sexual diferente es todo lo contrario. Siendo LGBT tenemos limitaciones para lograr el pleno desarrollo de nuestras capacidades, y no, no está en nuestra mente o no es una barrera imaginaria. La discriminación laboral o el complicado acceso a la salud pública representan los retos más importantes, a pesar de ser parte de nuestros derechos, al ser LGBT estos son condicionados. La primera obliga a las personas a integrarse al trabajo informal o en el mejor de los casos a crear su propia fuente de empleo, lo segundo nos obliga a asistir a servicios privados en el área de la salud o no asistir en absoluto por falta de recursos.

Afortunadamente no todo está perdido porque cada día son más los países que se unen en el reconocimiento de los derechos y además de dar el ‘sí’ al matrimonio de parejas del mismo sexo, trabajan constantemente en reformar sus leyes para asegurar los servicios de salud y garantizar trabajos dignos para la población LGBT.

Aquellas personas heterosexuales que aún se cuestionan el porqué celebramos o conmemoramos este mes, se les pide de la manera más amable, mirar desde otra perspectiva y cuestionar desde sus privilegios si merecemos o no, una celebración por todo lo avanzado y por todas las personas quienes ya se sienten seguras y confiadas al tener una orientación sexual distinta a la establecida.

Antes del matrimonio igualitario no teníamos nada que soportara o validar a los demás derechos y es quizá una de las más grandes pruebas para la sociedad, paso a paso avanzamos en la igualdad y respeto de los derechos humanos. Da gusto asistir y observar las marchas, darse cuenta que antes las personas de cierta edad, como su servidora, lo veíamos más complicado y quizá las personas aún mayores, lo veían imposible. Las nuevas generaciones cargadas de información están adoptando una postura positiva con la lucha, un tweet o un post en redes se encienden en debate cada que alguien da un mensaje homofóbico o discriminatorio.

Las marchas son de los y las jóvenes LGBT, más nuestros aliados quienes están tomando las calles a manera de protesta y están peleando por lo justo y nada más, sin pensar en la dichosa “ideología de género” sinsentido o justificando la discriminación. Todos y todas hacemos la unión que redefine la palabra ORGULLO y le da sentido a la lucha LGBT, que tiemblen los conservadores, que tiemble el patriarcado porque se va a caer y los derechos de todas, todos, todes serán respetados. Esperamos que este mes haya sido excelente, deseamos que sigan peleando con su tía católica en redes sociales o en la cena familiar, les insistimos en resistir y basta de tener miedo, porque no estamos solos. ¡Feliz mes del Orgullo LGBT!