No es ningún secreto que amamos a Dominique Provost-Chalkley. No solamente porque nos ha regalado papeles lésbicos con los que soñar como Waverly Earp o haciendo de Elle en la película de Carmilla, sino también porque hemos tenido la oportunidad de hablar con ella cara a cara y platicar con ella un ratito sobre la importancia de la representación lésbica y ¡es una crack en todos los sentidos! Así que imagínense lo que hemos sentido cuando el día de hoy Dominique Provost-Chalkley ha salido del armario!

Desde que fui consciente de mi sexualidad me di cuenta de que me resultaban atractivos todos los tipos de formas y géneros. Pero desafortunadamente, casi de inmediato me di cuenta de que mi sexualidad era vista como algo complejo y con connotaciones muy negativas. Debo añadir que he tenido la suerte de pertenecer a dos familias de mente muy abierta, pero aún así, en el exterior y en el mundo entero veía ese aspecto de mí como algo muy diferente. Eso me asustaba mucho, yo no quería ser diferente. Porque ser diferente significa ser juzgado, destacar por ser diferente y a mi eso me daba mucho miedo. Así que lo suprimí. Querer que la gente me quisiera pesaba más que querer ser yo misma.

¡Wow! Que pesada esa afirmación ¿verdad? «Querer que la gente me quisiera pesaba más que querer ser yo misma». Sin embargo, estoy segura de que muchas de nosotras nos sentiremos identificadas con esa afirmación, con ese miedo a ser esa persona que tienes dentro y no la que todo el mundo te dice que tienes que ser. Y no necesariamente tiene que ser por ser parte del colectivo LGBTQ. A lo mejor es porque todo el mundo espera que seas doctora y a ti te va pintar. O porque eres super tímida y tu madre piensa que deberías andar de fiesta. El caso es que muchas veces, intentamos suprimir quienes somos para intentar encajar.

En su carta abierta, Dominique explica que era muy confuso para ella sentir que le gustaban tanto los chicos como las chicas, así que, viendo el percal, decidió que iba a suprimir la parte de las chicas y a centrarse totalmente en los chicos. Pero la cosa no funcionó.

A medida que iba creciendo, el miedo creció conmigo. Dejé el nido a mis 16 años y me adentre en una industria que es particularmente tóxica para desarrollar el amor propio. Naturalmente, me sentí cada vez más afectada por esta visión del mundo y hasta llegué a pensar que tenían sentido. Pensé que sería mejor esconder mi voz queer, me parecía que era más fácil. Pero no lo fue. Callar una parte integral de ti te causa mucha ansiedad y miedo. Y aunque hice un trabajo estupendo escondiéndole al mundo mi confusión, con el tiempo me carcomían los miedos y las inseguridades.

Me dio mucha tristeza leer este párrafo porque por desgracia, aún en los entornos más amables del mundo, pertenecer al colectivo LGBTQ es complicado y a veces cuesta mucho expresarse. Pero me alegra mucho que Dominique haya conseguido salir de ese cascarón y por fin se sienta cómoda con esa parte de sí misma. ¿Y saben lo que le ayudó? ¡Pues todas ustedes y su amor por su papel en Wynonna Earp!

A través de esta increíblemente esclarecedora aventura de interpretar a un personaje queer y conocer a fans que se sienten atraídos por ella, he reevaluado como afronto esta parte de mi. Participar en la comunidad me ha ayudado a ver, una y otra vez, a otras personas dando el paso y saliendo a la luz. Todos esos momentos han ayudado a cambiar como el mundo ve la sexualidad. Me han hecho sentirme segura de que, tengo que contribuir a este efecto positivo de vivir de manera auténtica.… Así que aquí voy: Soy queer Me gustan todos los humanos Digamos que me pone el amor Quien sabe pero finalmente estoy fuera del armario.

Les recomiendo que si pueden le echen un vistazo a la carta entera, porque es bastante bonita y cuenta muchas más cosas de las que yo les he traducido aquí. Además es un ejemplo más de una lesbicanaria empoderándose y dando un paso más para ser feliz. Nunca es tarde para ser tú misma, no importa que tengas 15, 30 o 90, tu momento es tu momento.

Me ha dado muchísimo gusto poder añadir a Dominique Provost-Chalkley a las filas lesbicanarias. No la vamos a querer más por esto, porque ya la queríamos muchísimo pero estamos orgullosísimas de ella.