La semana pasada señoras dejamos a Callie y Arizona sopesando la super decisión que habían tenido que tomar. Junto a Meredith, Derek y Cristina, las mujeres renunciaron a sus puestos en el hospital con la finalidad de unir su dinero y conseguir otro inversor para comprar el Seattle Grace y salvarlo de las ruinas de Pegasus.

Callie y Arizona nerviosas

Esta semana empezamos el episodio con el grupo de accidentados esperando a que un ocupado empresario les dedique un rato de su tiempo para hacerle la propuesta y que les suelte el dinero que necesitan para salvar el hospital. Todos se están poniendo de acuerdo sobre el orden en el que van a hacer la presentación y Callie les ruega que por el amor de Dios no la dejen hacer el cierre porque ella se pone muy nerviosa cuando habla en público. Y si han seguido Anatomía de Grey tantos años como yo saben que es completamente cierto.

En fin que el hombre por fin puede recibirlos y todos entran a darle las explicaciones pertinentes de porque comprar el hospital es la mejor idea del universo. Claro que en lugar de que los recibiera el empresario les mandó un par de ejecutivos super jóvenes que se ve que no tienen mucho que decir en la empresa.

Callie y Arizona esperando por la respuesta

El grupo está desesperado porque obviamente ellos esperaban hablar con el mandamás, todas sus esperanzas estan más o menos por los suelos porque saben que no tienen mucho tiempo para mover ficha, pero su asesor los tranquiliza. El teléfono sonará de un momento a otro, es todo cuestión de tener calma, sobre todo porque han clavado la presentación.

Y de hecho tiene razón, porque en menos de lo que termina la intro del programa reciben la esperada llamada. Ahora van a presentarse ante altos ejecutivos, y si les gusta la cosa pasan directo al jefazo.

McDreamy y McPatinadora en acción

McDreamy y McPatinadora en acción

Estos huesos son más duros de roer, pero aún así, Arizona los impresiona con su discurso y Derek pan con lo mismo así que la cosa pinta bien, al menos hasta que piden chorrocientos mil informes financieros que afortunadamente su asesor llevaba. Entonces deciden preguntarle al jefe si tiene tiempo de reunirse con ellos, y después de una incómoda espera resulta que sí, que aunque se va a Dubai a no sé que tiene quince minutos para dedicarles. Algo es algo ¿no?

Callie y Arizona buscando soluciones

La cosa se complica cuando una de las internas escucha que Pegasus ha vuelto a la acción y a pesar de la renuncia quiere volver a comprar el hospital. Eso sí, ahora no lo quiere para manejarlo, sino, muy a lo Richard Gere en Pretty Woman, para partirlo en cachitos y venderlo. Vamos, que si la junta acepta su oferta absolutamente todo el mundo se va a quedar sin trabajo.

A Callie le entra la culpabilidad, porque si no fuera por su idea la cosa no estaría tan mal. Pero entonces Arizona saca su lado más patinador y les dice a todos que tienen que luchar a tope. Que sí, solo tienen quince minutos para conseguir más de cien millones de dólares, pero por algo son awesome así que lo van a conseguir.

Callie ya sabemos que se inspira con poco. Y si es su mujer la que da los discursos entonces ya llega directo al cielo, así que decide que hay que aprenderse no solo su presentación, sino todos los detalles financieros para poder responder absolutamente cualquier pregunta que el millonario en cuestión les pueda hacer. Y ahí se la pasan nuestros chicos estudiando cual ratones de biblioteca en lo que llega el momento de su presentación.

Callie y Arizona dándolo todo

Llega la hora D y nuestro grupo de doctores se presenta en la oficina del millonario con nervios pero decididos a vencer. Y ahí empiezan su presentación, claro de los quince minutos que tenían solo presentan cinco porque un millonario tiene mucho que hacer y los interrumpen constantemente.

Eso sí, la cosa no va del todo mal porque el hombre se ve que hizo la tarea y sabe absolutamente todo sobre ellos. Que Meredith y Derek lanzaron el estudio sobre Alzheimer, que Cristina es básicamente la mujer más crack del universo, que Callie tiene un estudio super importante sobre cartílago, que Arizona es la pediatra más awesome que existirá jamas.

Callie y Arizona sonriendo

A este lo tenemos en el bolsillo

Por desgracia, el hombre sabe también que ninguno de los presentes tiene experiencia en administrar un hospital. Bueno, Derek sí, pero la cosa le duró tres minutos con lo que intuye lo que todos sabemos, que no le gustó. En fin que el hombre «no lo siente». Así que no está dispuesto a hacer una inversión tan grande, a menos por supuesto que consigan a alguien con experiencia.

Todos salen deprimidos del lugar pero deciden no darse por vencidos y ahí que se van a por Richard que por algo ha sido el jefazo durante prácticamente toda la vida. El hombre se apunta al barco y enseguida se van a ver si consiguen hablar con el tipo y de casualidad se lo encuentran por los pasillos. Eso sí, el tipo se va de viaje así que los invita a acompañarlos en el viaje en helicóptero hasta el avión pero solo caben dos.

Callie y Arizona bajo la lluvia

Richard y Derek se van con él mientras Callie se queda renegando la injusticia de que a las chicas les toque quedarse bajo la lluvia (jejeje). En fin igual no les da tiempo a renegar, se van inmediatamente al aeropuerto para recoger a los chicos y descubrir si al final salvarán el hospital o se quedarán sin trabajo.

Después de esperar un rato ven que Richard y Derek se bajan del helicóptero pero desgraciadamente no traen buena cara. El hombre sigue sin «sentirlo» y se acaban de quedar sin opciones. El Seattle Grace cerrará sus puertas el día de mañana y absolutamente todos se han quedado sin trabajo.

Callie, Arizona y Sofia reflexionando

Por la noche, nuestras chicas reflexionan sobre su futuro, porque está claro que en Seattle ya no queda nada para ellas. Arizona mira un folleto de casas y Callie le dice que no es el momento para comprar una, después de todo no tienen ni idea de donde van a acabar. La patinadora le dice que no importa, que la pueden construir en Chicago, Nueva York o Miami y la morena sonríe ante la perspectiva de tener un hogar.

Arizona le recuerda a Callie que no importa lo que pase, las dos estarán bien porque se tienen mutuamente y sobre todo tienen a Sofía que las mira hablar mientras se concentra en comer (¡esa niña es una monada!).

La morena se pone un poco triste cuando se da cuenta de que tendrán que dejar su hogar y le comenta a la pediatra que quizá deberían vender el apartamento de Mark. Arizona coincide y las dos se quedan mirando un poco al horizonte. Callie agarra fuerzas pensando que igual no se tienen que ir inmediatamente y su chica le dice que tiene razón.

Afortunadamente nada de marcharse señoras, porque Webber ha hablado con la madre de Avery (están saliendo) y la mujer ha decidido apoquinar el dinero que faltaba. Eso sí, con una condición, Jackson deberá tener un puesto en la mesa de directivos cosa que no le hace ninguna gracia a nadie (sobre todo a él). Y aquí termina nuestro episodio de la semana. Aún seguimos enredados con la trama del hospital, pero al menos tuvimos esa mini escena en la casa que ha estado muy linda ¿no creen?