El sábado pasado se cumplieron 10 años del estreno de «The L Word» y estamos celebrándolo como se lo merece, hablando de la serie y de todo aquello que la ha rodeado en este tiempo. Yo les conté seis cosas que aprendí al verla, y hemos hecho un repaso a dónde están sus protagonistas después de todos estos años, pero The L Word fue muy importante para la comunidad lésbica y creo que la forma más bonita de descubrir la razón es preguntarle a otras chicas lesbianas cómo lo vivieron ellas ¿no creen?
Así que le he pedido a algunas amigas y compañeras lesbicanarias de la blogósfera que compartieran conmigo sus opiniones y me contaran qué había significado The L Word para ellas. Me gustó mucho leer sus respuestas y darme cuenta como, siendo todas tan diferentes, hemos encontrado un punto común en la serie.
Susana Font coordinadora de Ambiente G
Cuando aparecieron las primeras informaciones de la existencia del proyecto, que luego desembocaría en The L Word, hacía años que estaba esperando que las lesbianas llegaran al mainstream audiovisual y, sobre todo, que por primera vez los heterosexuales tuvieran que hacer el proceso de identificación -algo que siempre hacemos con los protagonistas- con un personaje lésbico en una relación lésbica. Creía que de esa identificación aprenderían que el amor es simplemente eso, amor; y que el amor homosexual no es para nada diferente al heterosexual. Pero eso no fue lo más importante que nos trajo la serie.
Está claro que no valoré suficientemente el efecto de una serie como The L Word entre las lesbianas. No sólo la adoptamos como otro referente más de nuestra cultura, sino que sentó unas bases que hasta entonces no existían: por primera vez alguien dibujó arquetipos lésbicos que llegaron a todos los puntos del planeta -casi todos ellos descritos anteriormente en Dykes To Watch Out For de Alison Bechdel-. Los incorporamos y aprendimos a identificarlos en nuestras vidas. ¿Quién no conoce una Alfa-Bette o una Shane ligona? Pero sobre todo creo que muchas aprendimos a racionalizar los dramas lésbicos -no nos queda otra, pertenecen a nuestra naturaleza-, a querer evitar las Jennys psicópatas y a aceptar que los 6 grados de separación se reducen hasta el extremo cuando hablamos de relaciones lésbicas.
Soy Del Ambiente Videoblogger
Comencé a ver The L Word con 14 años. Recuerdo que me mordía las uñas esperando que algún alma caritativa subiera los capítulos para verlos. Se convirtió en la serie de mi vida, en mi ventana al mundo exterior, al mundo que yo quería vivir.
Años más tarde, comprendí que aquello que nos mostraba la serie en cada capítulo no era muy diferente a la realidad. De hecho, no puedo evitar sonreír cuando alguna situación de las que vivo a diario parece sacada de la serie.
TLW es importante. Siempre lo será, para aquellas que la vimos en su tiempo y para la gente que la está descubriendo ahora. The L Word es real, muy real.
Carolandia editora en Lesbicanarias
The L Word para mi personalmente supuso mi salida del armario interior. Fue en una edad donde tenia todo tipo de dudas pero al ver a las chicas pensaba: «Yo quiero un grupo de amigas así, quiero vivir lo que viven, sentir lo que sienten (entre otras cosas…XD)».
Fue como la confirmación de que se podía vivir de otra manera. Las dudas que podía estar sintiendo respecto a mi persona se disiparon y todo parecía más fácil. Era un mundo que en televisión nunca nos habían enseñado y era muy necesario. Creo que ayudó a muchas chicas en ese momento y les aclaró muchas dudas (incluida a mi). Los miedos, las inseguridades, los celos, el amor… Todos esos sentimientos que fuimos viendo temporada a temporada me sirvieron para reafirmarme y descubrir quien era yo misma en realidad. Me hicieron saber que quería vivir mi vida como ese grupo de chicas.
Creo que viendo las serie muchas soñamos tener una relación como la de Bette y Tina o unas amigas que fueran igual que Alice y Dana. Yo personalmente quedé enamorada de la sexy Helena Peabody, me enamoré hace 10 años de esta mujer y a día de hoy aun siento mariposas al verla en pantalla XD. Así que para mi significó mucho, al fin me sentía al cien por cien identificada con muchas de las situaciones y los sentimientos que en ella se contaban. Durante el tiempo que duró, lloré, reí, sufrí…y cuando terminó, me dejó un gran vacío.
A día de hoy jamás han conseguido hacer otra serie igual, yo creo que para mi será única, no solo por lo que fue, sino por lo que en ese momento significó para mi.
Yovanu editora en Budines Contra el Mundo
¿Ya pasaron 10 años? ¡Increíble! Para las que tenemos ya nuestros años en internet (y en la vida también), y dábamos vueltas sin sentido por la red buscando información sobre películas, series o lo que fuera donde apareciera una lesbiana, una pareja, una chica que miraba a su amiga con más intensidad (?) o cualquier cosa donde sentirse más o menos reflejada, The L Word marcó un antes y un después.
Y aclaro lo de los años, porque pese a la sequía de contenidos que a veces existe, hoy tenemos parejas o personajes lésbicos (no tantos como quisiéramos) dando vueltas por películas, series de consumo masivo, etcétera…y hace 10 años atrás, se festejaba por todo lo alto, la aparición de UN personaje en el año, o de alguna película que se estrenaba casi sin publicidad y que duraba tres proyecciones como mucho en algún cine perdido.
De ahí la importancia de The L Word, donde el 90% de sus personajes eran lésbicos y los heterosexuales eran secundarios….exactamente lo contrario a lo que se veía en todas las series de la época.
Para mí no fue una serie perfecta desde lo argumental (le critiqué y le criticaré muchas cosas), y tampoco es la mejor serie que he visto en la vida. Voy aclarando que no soy fan (ni lo fui), pero si le reconozco que nos brindó escenas memorables, personajes adorables, personajes detestables (cof cof Jenny cof cof), muertes sin sentido (¿Dana? ¿De verdad?), una visibilidad lésbica sostenida durante varios años y una puerta abierta a futuras producciones (que todavía estamos esperando), sin que las grandes cadenas o productoras desechen rápidamente la idea, por ir orientada a un público minoritario o por miedo a las represalias de los anunciantes.
No es que ahora todo sea una gran televisión gay, pero hay que reconocer que The L Word tiró abajo una puerta que antes por defecto estaba cerrada.
No quiero olvidarme, porque sino esto sería una gran falacia…que The L Word fue la primera serie íntegramente de lesbianas y bisexuales, pero que no hubiera aparecido jamás de no haber existido Queer as Folk. ¿Quién no vio QAF porque había una pareja de lesbianas? No mientan porque las conozco. Gracias al éxito que tuvo esa serie, se animaron a realizar una para chicas. Porque sí…la visibilidad lésbica en los medios siempre va detrás de la visibilidad gay … todavía queda mucho por delante.
Resumiendo, cuando ahora vemos series, web series, películas ganando premios en festivales, personajes lésbicos en novelas para nuestras abuelas, etcétera, no crean que es casual…no crean que sólo se debe a la apertura mental del televidente, porque para que esa apertura exista, tiene que haber sucedido algo también. Cuando algo se muestra mucho, comienza a naturalizarse, y el que desconoce quizá deja de tener miedo, por eso y por tantas otras cosas (por las Tibette, por ejemplo :p) … ¡Feliz 10 Aniversario The L Word! Espero que Bette y Tina estén festejando esto, encerradas en algún ascensor del planeta. 😉
Mdazurita editora en Lesbicanarias
The L Word supuso un antes y un después en mi vida. Puede parecer exagerado pero hasta ese momento no había visto una serie hecha para nosotras en exclusividad. ¡Y qué serie! Fueron años de locura en los que marcó el calendario de mi vida.
El arranque del primer episodio es difícil de olvidar, nos dejó a todas enganchadas en los 10 primeros minutos. Las escenas de sexo más realistas que he visto fueron las protagonizadas Bette y Tina, lloré con la muerte de Dana, sufrí y me reí con el desamor de Alice, odié a Jenny con cada poro de mi piel, babeé por Carmen, aluciné con Shane y su facilidad para el ligoteo, y sigo sin entender la mente de “la Chaiken” y sus idas de olla.
Además creo que cosas como que todas estamos conectadas en algún punto o en cómo detectar a una lesbiana (quién no se rió con el capítulo en el que van a descubrir si Lara entiende o no) nos abrió los ojos a situaciones en las que, la mayoría, no habíamos caído hasta el momento.
Para mi ha sido la SERIE con mayúsculas de lesbianas. Tenía variedad de personajes, rompía estereotipos, nos divirtió, nos hizo sufrir y al final nos enamoramos de sus protagonistas. Fue la unión de lesbianas de todo el mundo “desesperadas” por ver el siguiente capítulo y por conseguir los subtítulos. Gracias a ella conectamos con amigas de distintos rincones del planeta.
En definitiva, creo que The L Word es la “mamma” de todas nuestras series ya que con ella llegó el despertar de una comunidad global que hasta el momento había permanecido dormida.
Popnoart creadora de Lesbian Lips
Cuando oí hablar de que una cadena de televisión importante iba a realizar una serie de televisión 100% lésbica me dije: «ya está, este es el punto de inflexión«.
Ya llevaba un tiempo con Lesbian Lips y las fichas eran todavía tímidas; muchos personajes lésbicos secundarios o lecturas subtextuales, alguna que otra película o libro «Bollo total», pero poca cosa. Que el mundo lésbico saliera al público general con más apertura incluso que Queer as Folk, era algo grande porque nos situaba en ese camino de la normalidad que haría posible que nos tuvieran en cuenta más allá del personaje anecdótico.
Mucho ha llovido desde entonces, y aunque ahora no estemos en un momento de muchas alegrías, es indudable que podemos disfrutar del legado de The L Word en tantas series ahora mismo que prácticamente es imposible seguirlas todas. ¡Gracias Showtime por ese voto de confianza!
Cibersandra ex-editora en Lesbicanarias
Cuando pienso en “The L word” la primera palabra que me viene a la cabeza es AMISTAD…
Y no sólo por ese grupo unido de lesbianas modernas y femeninas con trabajos escandalosamente “cools” a las que tantas cosas les pasaban y que vivían con tanto lujo en Los Ángeles, sino también por ese grupo recién formado de lesbianas “normales y corrientes” que se encontraron por la red siendo «heteros» y acabaron saliendo juntas del armario… Ese es mi grupo, mis amigas, mis salvadoras… nuestra historia.
Reconozco que nos enganchamos por varios factores… uno de ellos es la inocencia con la que vivimos todo eso, todavía recuerdo como me tapaba la cara con la escena del baño del primer capítulo… O como llorábamos cuando terminaba una temporada porque lo vivíamos con tanta emoción… era como un mundo nuevo en el que queríamos estar… O como pasábamos las noches filosofando sobre quién seríamos nosotras si fuéramos una de ellas… O a quién tendríamos de pareja (sé que todas lo habéis pensado alguna vez XD).
Incluso un día nos pasamos la noche en blanco viendo capítulos y muy temprano por la mañana nos quedamos sin material e hicimos 40 kilómetros hasta casa de una de nosotras porqué teníamos sed de episodios… Era como una droga con la que nos sentíamos felices, éramos nosotras mismas, por fin habíamos encontrado nuestro sitio.
“The L Word” es un antes y un después; la serie que toda lesbiana ha visto, la que te hace normalizar, reír, llorar, asumir, soñar y sobretodo sentirte orgullosa de lo que eres.
Pero yo quiero darle las gracias a “The L Word” por hacerme vivir aquella época de mi vida que nunca olvidaré, la que me vio renacer, la que forjó los cimientos de las amistades que tendré para toda la vida, la que nos hizo conectar de tal forma que sólo con mirarnos sabíamos perfectamente lo que sentíamos, éramos nosotras descubriendo el mundo, sólo nosotras y nuestra nueva burbuja lésbica y eso, sinceramente… nos cambió la vida.
LittleParrot bloggera en Los Misterios de Little Parrot
Recuerdo el estreno de la serie como si fuera ayer. ¿Una serie de lesbianas? Mi mente inocente, cándida y casi virginal (quizá me he pasado un poco) no podía creérselo. Sus personajes eran distintos los unos de los otros y así se podían cubrir los gustos de las famélicas espectadoras que hasta la fecha no habían tenido el placer de ver escenas en condiciones entre mujeres. Aquello al principio era como elegir a tu Spice Girl favorita. ¿Cuál te gusta más?
Luego la cosa se complicó y los capítulos empezaron a llenarse de lesbiloquéz y personajes hasta los topes de mundo interior demasiado interesantes como para poder seguirles el ritmo.
Gente extraña, pudiente y retorcida. Giros sin sentido, inconclusos y poco satisfactorios. El fantasma de una tenista en una catarata, el enigma final (¿Quién mató a Jenny Schecter? Yo no. Se me adelantaron) o la desaparición de personajes de una temporada a otra sin dar muchas explicaciones (no, es que Lara se ha ido a por tabaco y ahora vuelve).
Aún así, y a pesar de que al final me tenían un poco perdida, recuerdo la serie como una de esas “series de mi vida”.
Nitadylan editora en Lesbicanarias
Cuando yo llegué al mundo The L Word la serie estaba más que acabada, tenía que ir con mucho cuidado de no leer spoilers involuntarios y aún así me comí unos pocos para mi desgracia. No fue la primera serie Les que vi, pero eso no quiere decir que no me quedase impactada cuando la empecé, era tan distinto a todas las demás, no era una serie de una parejita de chicas, era un mundo entero de chicas, de todos los tipos y abarcando mucho más de lo que se veía normalmente.
Recuerdo que me habían dicho unas amigas que no era una serie realista, que ser lesbiana no define quien eres y que prácticamente la serie se basaba en relaciones y ¿sabéis qué? pues que menos mal que no les hice caso. Cuando realmente conseguí engancharme no pude parar y eso de no tener que esperar estrenos de capítulos o temporadas era un gustazo.
Un día teorizando con una amiga, llegamos a la conclusión de que dependiendo del momento que estés en tu vida te atrae más un personaje que otro y al menos en mi caso es cierto, al empezar la serie era soltera y casi recién cruzada de acera podría decirse y con quien me quedé impactada fue con Shane y con Bette, la historia de Bette y Tina me aburría un poco en cambio a amigas emparejadas eran de sus preferidas y para mi sorpresa, después de un parón en mi visión de la serie y encontrar a mi novia, retomé la serie y sin darme cuenta veía a la pareja mucho más interesante. Así que, al menos para unas pocas, los gustos de personajes cambian según tu situación sentimental.
Lo que si que está claro es que siempre te sentirás identificada con alguno de los personajes, aunque no sea en todas sus vertientes y que la serie no deja indiferente a nadie. Y yo, aunque haya sido mas tarde, me alegro mucho de haberme sumergido en el universo The L word.
María Jesús Mendez directora de la revista MiraLES
The L Word fue muy importante para mí porque por esos años yo me asumía como lesbiana y buscaba cada libro o película orientado en la temática lésbica. Pero encontraba mucho drama, mucho sufrimiento. The L Word, a pesar de que se volvió bastante dramática con el paso de las temporadas (llegando al punto del horror absoluto en la sexta), mostraba mujeres guapas, asumidas, visibles, cotidianidad, amor y desamor, sexo, realidad. Y eso me encantó. La disfruté mucho, me reí, lloré, me enamoré (Marina, Carmen y Helena)… Esperaba ansiosa cada capítulo. Revolucionó el mundo LES. Te identificabas con las historias, alguno de los personajes siempre te recordaba a una amiga… En definitiva, un excelente recuerdo de la serie.
Genix__ autora de Destino
The L Word para mí fue una puerta abierta en la que conocí gente que aún forman parte de mi vida, y otras que se afianzaron porque ya habíamos hechos lazos con Xena The Warrior Princess. Una época en la que nos conformábamos con un subtexto o matices lanzados al aire en mitad de una escena porque, ni había habido nada similar en la historia de una serie, y mucho menos trasmitida por los canales comunes de la televisión de la época.
Por lo tanto The L Word no fue mi vínculo para salir del armario de mí misma, pero sí me mostró, como mostró al mundo, cómo era un mundo en femenino, un mundo donde ellas amaban, vivían, lloraban…Y todas eran lesbianas sin que eso significase el fin del mundo o el revuelo de turno en el panorama del metraje. Así que fue refrescante ver sus vidas emotivas, sus miedos, sus deseos, sus problemas e incluso ver las escenas íntimas que tanto nos gustaron y dejaron huella, y por qué no decirlo? Ideas sobre nuestras propias maneras y formas de sentirlo todo.
Nos reuníamos con amigas, dialogábamos, criticábamos, y a lo tonto, nos volvíamos otro mundo The L Word paralelo. Al fin, veíamos interactuar a unas mujeres como lo solíamos hacer a diario, con problemas como los que algunas habíamos tenido, y todo desde una perspectiva donde, se mirase como se mirase, el héroe de la historia o el villano, también eran chicas.
Definitivamente fue un antes y un después. El mundo no se acababa por lo que veíamos hacer a estas chicas y era lo que muchas de nosotras deseábamos hacer, tener, vivir. Y yo entre ellas. Pero también fue la puerta abierta al riesgo de que tras esta serie vinieran otras muchas más que continuaron con el legado. The L Word, fue como abrir las ventanas cuando todo dentro apestaba a humedad.
Me impactó la cantidad de seguidores heterosexuales que tenía, lo que me daba por pensar que, de alguna forma, si nos entendían, la gente era capaz de olvidar su actitud intolerante a un concepto, a acercarse de forma empática a una comprensión de lo que sucede en nuestro mundo lesbicanario.
En sí, creo que es una de las series más completas en cuanto a mostrar todo lo complejo de una relación. Posiblemente porque se trataba de ocho mujeres, cada una con un mundo de emociones y complicaciones diferentes: celos, infidelidad, sous chefs, incluyendo la enfermedad y muerte de una de ellas. Pero me quedo con la visión de cuando una tenía un problema, siempre tenía a alguien a quien acudir, y que aún siendo amiga de la otra parte, encontrar consuelo, consejo, y un abrazo. La amistad entre ellas dentro de ser a cual más diferente a las otras fue algo que me dejó algo más que huella, casi envidia podrida. Era como ver Friends en versión femenina, y eso molaba lo suyo. Estar con gente que no se esfuerzan en comprenderte, sino que lo hacen desde el conocimiento de quien eres, cómo sientes y vives, es algo que todos querríamos en nuestras vidas, yo por lo menos sí.
Carol ex-editora en Lesbicanarias
Cuando descubrí The L Word hace casi 10 años, apenas hacia un año que había tomado consciencia de que me gustaban las chicas. Estaba en esa fase donde todo es nuevo para ti, buscas información de todo tipo en Internet; desde bares en tu ciudad, a libros, películas o cualquier cosa relacionada con el tema.
Por aquella época tenías que tirar de emule para bajarte algo, no había tanta accesibilidad como ahora y obviamente tampoco había tanto contenido, y lo poco que encontrabas normalmente estaba en ingles y ni rastro de subtítulos. Así que un día, no recuerdo ni como, supongo que leyendo algún foro, me topé con la serie. Apenas llevaban algunos capítulos de la 1ª temporada. Me bajé el primero como pude, con mucha paciencia por mi conexión lenta del momento (eso del adsl no estaba tan a la orden del día :p), no recuerdo si con o sin subtítulos, lo único que recuerdo es que le di al play y empecé a flipar, ¡Eso era el paraíso!
Acto seguido, diría que no esperé ni a acabar el capítulo, cogí mi Nokia del paleolítico y envié un SMS, si si, ¡un SMS! de esos que costaban 0,15€, en plan «dios mio lo que estoy viendo, tenéis que verlo, vais a flipar» a mis 3 mejores amigas. Inciso: amigas bollos también, de hecho nos habíamos conocido hacía apenas 2 años todas supuestamente heterísimas y juntas fuimos descubriendo que nos gustaban más los pechotes de la Jolie que el culito prieto de Brad Pitt :).
Y así fue como vi el primer capítulo de The L Word más de 3 veces, una con cada una de ellas :p, y ya nunca más volví a ver uno sola, ya que quedar para ver el nuevo capítulo que salía se convirtió en un ritual para nosotras.
Así que si me preguntáis que significó The L Word para mí, diré que fue algo muy especial porque por primera vez me podía identificar 100% con una serie, no es que mi vida fuera tan glamourosa o agitada :p, pero ya me entendéis, acostumbrada a películas/series de chico se enamora de chica y viceversa, pues ver a dos chicas juntas era lo máximo, era verte representado en pantalla, ver que te gustaría tener una vida así (sobretodo a la pivón Peabody de novia XD).
Recuerdo toda esa época con mucho cariño porque eran mis inicios y eso ayudaba a reafirmarte, y lo mejor de todo es que no fue un camino en solitario. Pude compartir todas las emociones de la serie con las que a día de hoy siguen siendo algunas de mis mejores amigas. Esos gritos histéricos a la TV de NOOOOOOOOO cuando Bette se lía en la cárcel con Candace. Como nos traumó ver a Jenny ensetada y eviscerada vagando con la furgo… las risas cuando intentan saber si la Sous Chef es lesbiana, las lágrimas con la muerte de Dana…
En fin, que ha sido una serie que me marcó muchísimo y que aunque desfasó un poco al final, creo que marcó un antes y un después en la vida de muchas de nosotras.
¿Qué significó The L Word para ti?
Me ha gustado descubrir como los episodios de la serie han significado cosas distintas y nos han emocionado de manera diferente, pero a todas nos une el hecho de haberla visto y reconocer que diez años después ha habido un cambio gracias a ella.
Pero la comunidad lesbicanaria la formamos todas, así que ahora lo importante es saber ¿qué significó The L Word para ti?