Escrito por: Arcadia:
«Soy de ideas fijas. Vivo en la meseta norte española. Llegaré muy pronto a la cuarentena, así que me voy resignando. Vivo en pareja desde hace un buen montón de años, y que vaya tan felizmente como hasta ahora. Me encanta el cine (sobre todo el clásico), la buena literatura y las historias bien contadas.»

Me tragué literalmente todo el capítulo sin esperanzas verosímiles de que hubiera nada potable que reseñar. Después de dos semanas de inactividad, todos mis “sentíos” clamaban por un poco de acción. Y algo ha habido. Así que, menos es nada, metámosle el diente al tema lesbicanario del episodio de HC de esta semana. Maca y Esther (y viceversa) están completamente inmersas en su jornada sanitario-laboral. Y ahí, salvando vidas a destajo, coinciden con el tierno Gimeno que sufre sin descanso porque la función teatral que se ha previsto para los chiquillos enfermos de cáncer que esperan ser curados en el Hospi ha de ser suspendida por razones de logística: la furgoneta de los artistas ha colapsado. Menuda desilusión. Gimeno echa mano de la Enfermera Jefa (Esther), que es la que tiene más a mano o la que le parece más ingenua como para aceptar participar en la solución que se le ha ocurrido a su privilegiado cerebrito: montar una función “alternativa” con el personal hospitalario. En un principio parece que sólo se trata de sustituir a los actores profesionales, pero en realidad, el Dr. Gimeno se mete a guionista. Cuidado con la SGAE, ya que en otro post se ha mencionado el tema, porque aquí el galeno modifica completamente la trama de uno de los grandes clásicos de la literatura infantil: el cuento de “Las Siete Cabritillas y el Lobo”. ¿Ha hecho las gestiones necesarias para hacerse con los derechos de autor o el correspondiente permiso de reproducción/exhibición? Uyyyyyy…. éste se va a enfrentar a una demanda muy pronto.

Esther, que se apunta a un bombardeo, se presta a colaborar. Queda el resto del reparto por cubrir y, señoras, disimulen si no se imaginan a quién dirige el primer disparo: ¡A su recién reconquistada Ex! Aquí hay una escena graciosa, aunque el montaje es un poco tontín: me la visualizan a Maca vestida con traje-cabritilla y llegan a la conclusión de que está hecha para el papel (más bien podría decirse que está ideal haciendo el ridículo entre algodoncillos que simulan lanas de oveja merina). Lo mejor de todo es que ejercita el chantaje emocional con la pobre pediatra: “Hazlo por mí”. Vamos a ver, hacer de Mamá-Chiva (o Cabra, o como se llame) definitivamente NO es una prueba de amor ni debe ser nunca demandada como tal.

Pero, como el amor es lo más importante, pues hay que ceder. Y Maca, haciendo de tripitas corazón, accede finalmente a intervenir en la ejecución del pobre cuento. Yo lo siento mucho, pero es que es mi cuento preferido, y a mí no me gusta que sea el leñador el culpable porque haya una trama de corrupción urbanística de por medio. El malo es el lobo, y punto. En esta nueva versión nada queda del plan para que las cabritillas le abran la puerta, de su capacidad de persuasión o, en suma, de la inteligencia que se presume en un malvado de élite. El lobo ha perdido mucho “pedigrí”. Definitivamente, a mí se me ha caído un héroe-villano del pedestal. Y me han fastidiado media infancia. Snif.

Al final de unos cuantos balidos y un tropezón por parte de Mamá-Chiva, la función llega a su fin (para alivio de todos) y la jornada laboral también. Esther busca a una Maca enfrascada en el ordenador. “¿Nos vamos?”-pregunta-, “Vámonos”-responde Maca con un beso.

Y ahora viene el único momento que puede considerarse lesbicanario de verdad en todo el capítulo. Ambas salen del hospital y se dirigen entrelazadas hacia el coche. Fernando, preocupado con sus cuitas fiscales y familiares, mira distraído a la totalidad del parking. Su mirada se posa en ellas y, como es un buen actor, destila una mezcla de amargura y desilusión por la falta de ayuda de su jefe insensible y también la triste añoranza de algo tan valioso como lo que han recuperado Maca y Esther. Este pobre hombre necesita un poco de afecto.

Nuestras dos chicas paran en la mitad de su periplo hacia el coche y Maca frena. Si os fijáis en el corte de la escena, ambas actrices cambian de posición, y antes de que las mire Fernando, una está a la derecha y después se cambia a la izquierda. Un poco de cuidado con la planificación, please. La verdad es que pillé el gazapo de puro intentar “reconstruir” qué demonios dice Patricia Vico en su primera frase y darle al play una y otra vez. No me riñáis si cambio alguna palabra, porque la dicción no es el plato fuerte de nuestras actrices y a veces hay que interpretar el castellano que perpetran (o yo pierdo oído).

Maca: “Estoy muy contenta de que volvamos a estar juntas”.

Esther: “Y yo, Maca…..Y no quiero que nunca, ¡nunca! vuelvas a sufrir, ¿vale?”

Maca: “¿Tú te acuerdas de cuando empezamos a salir?#8230;¿Te acuerdas?”

Esther asiente.

Maca: “Pues yo sigo sintiendo lo mismo”.

Maca le hace una caricia en la barbilla y la mira con arrobo sonriente. Momento tierno y reivindicativo de todo su pasado. Si tengo que ponerle un pero es: ¡Vaya con Esther!, ¿Cómo que no quieres que tu amada vuelva a sufrir?. Si empezaste tú toda la movida de vuestro desencuentro poniéndole unos cuernos exagerados de puro grandes, deberías empezar NO por decir que no “quieres”, sino que por tu parte no vas a “hacer” que sufra. Con eso me conformo. Y que cada palo aguante su vela.

Lo mejor es que la frase de Maca tiene unas connotaciones muy positivas: empezar de nuevo, dejando todo lo pasado bien pasado. Es muy esperanzador porque invita a pensar que a estas dos les van a dar una buena oportunidad. Y, aunque el episodio no me haya divertido gran cosa, he de reconocer que en realidad es una situación muy normal: trabajan, salen del trabajo, están bien y viven la vida tranquila. Ni siquiera están con el stress agónico de qué pensarán en el medio laboral durante todas esas horas (nada de escondidillas en los almacenes de ropa o demás material sanitario esperando que nos pillen en besos furtivos). Hala, la aburrida normalidad.

De momento sigo prefiriéndolo pero, por favor, que haya algo de contenido lesbicanario en el próximo episodio, que no me gusta la inactividad forzosa.