Buenas señoras, bienvenidas a la proyección de una nueva película de Chicago Fire llamada «El regreso de la novia maldita». Creo que no necesito decirles mucho más como para que sepan de que va a ir el capítulo de esta semana. Preparen los chocolates y los apapachos porque algo me dice que Shay los va a necesitar.

El episodio comienza con Clarice aka «la exnovia del mal» llegando a la estación de bomberos. La mujer quiere convencer a Shay de almorzar con ella. Y aunque nuestra valiente protagonista en un principio resiste la tentación, termina de ceder cuando su ex le enseña un sándwich de pavo con queso brie. ¡Apunten el dato señoras por si acaso luego sea necesario invitar a la rubia a comer a casa!

Shay se asombra porque ese era su sándwich favorito de una tienda en especial que había cerrado. Clarice le explica que han abierto una tienda en el otro lado de la ciudad y hasta allá se ha desplazado ella para conseguirlo. Ante esa tentación, nuestra chica cae y se sienta con ella a degustar el almuerzo.

Clarice siente un movimiento del bebe y de inmediato le acerca la mano a Shay para que ella pueda sentirlo también. Nuestra chica le pregunta si ya tienen nombres, pero resulta que aún no hay consenso porque al parecer el marido quiere ponerle Gilbert al niño…¡Horror! Solo por eso debería divorciarse. A Clarice no se le ocurre otra que recordarle a Shay cuando las dos solían ponerse a pensar nombres para sus futuros bebes y le deja esta carita.

Cuando ve la bajona de su ex, a Clarice se le ilumina la bombilla y se da cuenta de que hablar de los hijos que no tuvieron con su ex novia no es que traiga buenos recuerdos. Justo en ese instante hay una emergencia, es decir la salva la campana y Shay casi que sale corriendo de la situación. Gabriela también corre hacia afuera y se topa con la sorpresita.

Debo decir que no me gustó nada el tonito de Clarice al saludar a Gabriela, como en plan «no me sacas de aquí ni a patadas». Igual la sonrisa de Gabriela tampoco es que contenga muy buenos deseos.

Gabriela deseando la muerte de Clarice

La verdad es que con lo poquitín que hemos visto a Clarice empiezo a comprender la tirria que le tiene Gabriela. Vamos a ver si al final no termino arrepintiéndome de mis primeras impresiones. ¿Ustedes como lo ven? ¿Les ha entrado con buen pie?

Al volver a la estación Shay se encuentra con otra visita sorpresa, la mujer es muy sociable por lo visto. No, ya en serio, el esposo de Clarice entra como elefante en cacharrería exigiendo saber el paradero de su esposa y su hijo nonato. Sip, justo así lo ha pedido, no me lo he inventado yo. Shay es buena onda, pero no le va a permitir a un tipejo subírsele a las barbas así como así y cuando la acusa de tener una «falta de límites» entra en acción cual superheroína.

Shay: Daniel, mejor que bajes los humos un poco porque este es tu problema.
Daniel: (Irónico) Cierto, tú no tienes nada que ver.
Shay: Vino a mí como una amiga que necesitaba un lugar para quedarse. Así que como amiga la dejé. Entiendo por lo que estás pasando y desearía que no me hubieran metido en esto, pero si sigues hablándome de esta manera te voy a mandar a besarme el culo en dos segundos.

¡La amo! Me ha encantado su reacción porque ella no tiene la culpa de las cosas que hace Clarice. En todo caso que David busque a su mujer y le arme los panchos a ella. Y tampoco ha sido una patana, osea le ha dejado las cosas claras con firmeza pero sin pasarse ¿no creen?

David capta el mensaje rapidito y le pregunta qué puede hacer para recuperar a su familia. A Shay se le queda carita de perrito triste. ¡Malditossssss todos hacen sentirse mal a Shay!

Luego de que otros casos interrumpieran la vida sentimental de nuestra chica, Shay vuelve a casa para reencontrarse con su ex y hablar con ella. La rubia le dice a Clarice que lo suyo es que se devuelva a su casa, si no a ser feliz con su marido, por lo menos a explicarle cuál es el problema y si tiene solución o no, que eso de irse se le da muy bien. Clarice no lo tiene claro, para ella lo mejor sería que Shay la aceptara sin problema de vuelta en su vida, pero por más que le pese la rubia no está por la labor.

Clarice: Es que no me había dado cuenta de lo infeliz que era hasta que apareciste en la fiesta para el bebe.
Shay: No puedes volver casada y embarazada diciendo que me echas de menos. Fuiste tú la que se fue. Me rompiste el corazón. Y así es como han ido las cosas y esto no es bueno para mi Clarice. Me he estado engañando en estos últimos días.

Clarice alega que ha cometido un error y la conversación se ve interrumpida cuando tocan a la puerta. La morena rápidamente le promete irse pero le pide por favor que si es David le diga que no está, que ella se marchará pero no con él.

Al abrir la puerta Shay no se encuentra con David, sino con la chica con la que se había enrollado a principios de temporada. Resulta que la mujer se ha dejado por la casa de Shay sus aretes y viene en su búsqueda. La rubia le promete buscarlos y llevarlos hasta ella pero casi que la corre diciéndole que no es un buen momento. Está claro que a pesar de lo que diga de dientes para afuera, Shay no quiere que Clarice la vea.

Cuando vuelve adentro Clarice le dice que se marcha y que lamenta haber despertado malos recuerdos. A Shay le sale una lágrima, en serio, solo una, pero igual es muy triste. La rubia le dice a su ex que no es que tenga malos recuerdos, que simplemente no quiere volver atrás. Clarice entonces lanza un golpe bajo tocándose la barriguita y soltando un «debería haber sido nuestro».

La verdad es que la mujer sabe dar en donde duele. Así es que deja a Shay totalmente deprimida pensando en los momentos en los que estuvieron juntas ponderando la idea de tener un bebe. Me parece muy injusto de Clarice plantearle todas estas cosas a su ex. No porque no haya podido equivocarse y ahora quiera reconducir su vida, todas somos humanas y falibles. Pero creo que antes de andar proponiendo cambios existenciales tendría que solucionar sus problemas con su marido.

Por la noche, Shay se va a ahogar sus penas en un bar y ahí anda cuando recibe una llamada de Severide. Resulta que su ex rollo volvió a su casa porque no se fiaba de ver sus aretes de vuelta, Severide la deja pasar, se ponen a platicar y una cosa invita a la otra.

Como dicen que primero las mejores amigas y luego los rollos, Severide le llama primero a Shay para asegurarse de que no tiene ningún problema con el asunto. Shay que en estos momentos está pensando solo en cierta morenaza le dice que puede proceder sin que su amistad se vea afectada. Y así termina este episodio señoras, con Shay totalmente deprimida.

La verdad es que no es que la trama esté muy alegre, pero aún así me encanta como están tratando al personaje de Shay. Es tan protagonista como los demás, sus tramas no se limitan a su vida amorosa y lo mejor de todo, de momento los escritores le tratan con respeto. ¡Que siga así!