Soy una persona a la que le encanta viajar, como a otros 3 millones de personas en el mundo, me gusta conocer las diferentes culturas y costumbres y si puedo aprender algo del idioma local mejor que mejor.

Me gusta no parecer una «guiri» y mezclarme con el gentío, soy de respetar las tradiciones (siempre que no hagan mal a terceros, sean humanos u otro ser vivo) y vivo mi vida personal con naturalidad. La verdad es que hasta ahora no he tenido problema alguno con mi orientación sexual en ningún sitio al que he viajado, es cierto que en algunos lugares como India, dónde decir que eres lesbiana puede llegar a ser peligroso, he tenido más cuidado con mi novia de mostrarnos naturales tal y cómo haríamos en España, pero en general y sobretodo en Europa ni siquiera me he planteado «tener cuidado» de darle la mano a mi novia en público.

Generalmente cuando eres turista no suele haber tanto problema (descartemos la terrible situación rusa y países con esa mentalidad), eres un fajo de billetes andante y les da igual como seas mientras dejes dinero. El problema suele venir a veces para los residentes propios del país.

Hace unos meses me vine a vivir a Irlanda; final de carrera, mejorar mi nivel de inglés y trabajar como aupair. Para las que no lo sepan, es convivir con una familia, como si fueras una más, ayudas en casa con los niños y recibes un sueldo a final de semana.

Antes de partir, piensas en muchas cosas: ropa que llevarte, medicamentos, qué regalo propio de tu tierra hacerle a la familia… hasta que un día una amiga mía me dijo:

¿Qué vas a decir si te preguntan si tienes novio?

La verdad es que ni me lo había planteado, tengo la suerte de vivir en una ciudad bastante acostumbrada a las familias de todo tipo, mi familia y mis amigos saben perfectamente que soy lesbiana y nunca ha supuesto ni el más mínimo comentario. Pero iba a un país desconocido, europeo si, pero con una tradición muy católica a sus espaldas y no solo eso, iba a convivir durante más de medio año con una familia que podría ser más homófoba que Putin el día del padre.

Ahí empezó mi preocupación entonces. ¿Y si me callaba y fingía ser quien no soy? ¿Qué pasa si tenía que aguantar comentarios hirientes si salía el tema desde mi desempolvado armario? En las entrevistas por skype la familia parecía majísima, pero claro, tu situación sentimental no es algo relevante para ellos y no sale el tema a relucir. Me gustaban mucho, su casa y el lugar dónde vivían y mi debate interno era si descubrir el pastel y arriesgarme a perder una «ganga» como ellos o armarizarme temporalmente para mi estancia allí.

La respuesta llegó por si sola. Contactó conmigo una aupair anterior que tuvieron hacía ya casi dos años, me cayó genial e hicimos muy buenas migas, me ayudó en todas las dudas que me iban surgiendo y de repente una noche le solté mi gran miedo:

Yo: Oye, tengo entendido que son supercatólicos en Irlanda y bueno, la verdad es que soy lesbiana y no se si estaría cómoda conviviendo con personas que me vayan a estar taladrando la cabeza sobre el referendum (los irlandeses votan el 22 de Mayo el SI o NO al matrimonio gay).
Ella: Te prometo que no vas a tener ningún problema, son super abiertos y comprometidos, es más, para que te quedes más tranquila, yo estuve allí con una chica, ellos lo sabían y no tuvieron ningún problema, podías hablar de cualquier cosa con ellos.

No sabéis el subidón tan grande que me dio. Todas mis dudas se disiparon de golpe y en pocas semanas ya estaba volando a estas lluviosas tierras.

¿Y qué contaros? Mi querida compañera no se equivocaba y todas mis expectativas se incrementaron al ir conociéndolos más.

La segunda noche que estaba allí, salió en la cena el tema de los novios y mi hostmum (así llamamos a la madre en el mundillo aupair) me preguntó si tenía novio. Le dije que no, pero me entró un arrebato de miedo y no le dije en seguida toda la verdad, luego me entró un sentimiento de culpabilidad tremendo y cuando estábamos recogiendo la mesa y las dos coincidimos en el lavavajillas le solté:

Antes te dije que no tenía novio y es verdad, lo que tengo es novia.

Ella me miró y me dijo que ¡eso era estupendo! con una gran sonrisa y en seguida me dijo que si me había contado la anterior aupair su historia y bromeamos sobre el ojo que tienen para elegir a chicas lesbianas.

Desde ese día, ha ido todo rodado, tengo una confianza tremenda con ellos, porque soy yo completamente, sin ocultar nada. Es más, mi chica vino a visitarme y mi hostmum se negó a que nos quedásemos en un hotel, nos ofreció el cuarto de invitados porque tenía cama de matrimonio (guiño guiño) y los pequeños jugaban con nosotros y hasta nos regalaron un huevo de pascua a cada una como es aquí tradición.

Respecto a mis amigos de aquí, la inmensa mayoría son chicas, es más común en este mundillo, aunque también hay chicos, pero en mi grupo abundamos chicas frente a dos chicos. Aquí conoces gente de todas las nacionalidades y por estadística pura al ser tantas chicas tocamos unas pocas el palo lesbicanario. Así que tengo amigas lesbianas y bisexuales de distintas partes geográficas que me cuentan sus historias en su ciudad y qué distintas las experiencias entre unas y otras, pero eso es otro tema que puede que os cuente algún día.

Como lesbiana en Irlanda tengo que decir que no todo es tan fácil para nosotras, Irlanda es un país con costumbres muy arraigadas y dónde no todo el mundo es tan normal y coherente como mi familia irlandesa.

En poco más de diez días tienen que votar el SI o NO al matrimonio igualitario y de aquí a unas semanas, no paran de bombardearnos con panfletos, propaganda, manifestaciones y otras tanto de los partidarios como desgraciadamente de los detractores.

En la tele y en la radio es un tema recurrente y en los pubs se habla del tema cuando hay unas cervezas de más. Las estadísticas ahora mismo están dando la victoria al SI, aunque como me ha explicado mi mami irlandesa temen sobretodo al voto de las personas mayores, ya que muchos se ven presionados por su entorno y dicen que votarán el SI para que no los tachen de antiguos u homófobos, pero que a la hora de votar les podrán sus anticuadas convicciones y votarán por el NO.

Tengo anécdotas de todos los colores, desde una señora que llamó a mi puerta un día para soltarme todo lo malo que les había pasado a los países que aceptaron el matrimonio igualitario y me dio un panfleto vomitivo, el cual dejé encima de la mesa de la cocina y luego mi mami irlandesa al verlo me escribió un mensaje en el que decía: «Acabo de leer el panfleto, ha tenido que encantarte, aunque vayas a ir al infierno te he preparado tu cena favorita hoy, baja cuando quieras» Como veis es genial la ironía y la poca importancia que le damos a estas muestras de amor que nos dan los queridos «familia tradicional».

Otras historias tienen un sabor agridulce, como en pleno centro de Cork, la segunda ciudad más importante, coincidieron unos manifestantes de ambos lados de creencias, la verdad sea dicha no pasó nada grave, de hecho son muy educados y amables en general, por lo que cada uno siguió su camino y yo me puse a firmar en apoyo al SI. Los argumentos del NO son tan absurdos como os podéis imaginar, que si pobres niños, que si Dios se aburre y se enfurruña si ve eso, que si no es natural…

Lo bueno es que en general, la gente joven y de mediana edad en su mayoría lo aceptan.

Un día en un pub gay al que vamos a veces, unas chicas irlandesas se pusieron a contarnos la envidia que les daba la naturalidad con la que en España se trataban esos temas y que esperaran que después de aprobarse aquí el matrimonio la gente empezara a cambiar su mentalidad. ¡NOSOTRAS TAMBIÉN LO ESPERAMOS!

El 22M está muy cerca y tenemos que cruzar los dedos para que nuestras compañeras lesbirlandesas y todo el colectivo pueda elegir si quiere casarse libremente y tengan todos los mismos derechos.