Dejamos la semana pasada a Celia y Aurora viviendo en su nueva casa del amor. Mientras que la enfermera vive perennemente asustada por el que la encuentren, la profesora se ha adaptado la mar de bien a su nueva situación y le encanta llegar a casa y encontrarse a su guapa esposa. Así que vamos al lio porque todo fue muy color rosa y sin altibajos en el camino, que es todo una novedad, pero supongo que en algún momento empezará a torcerse algo. Así que a disfrutar ahora del subidón de azúcar que nunca se sabe…

Empezamos con una Celia deprimida porque las obras en el colegio no avanzan y por lo tanto no puede dar clases y aún se hunde más cuando lo niños no han ido a su casa a dar clases como quedaron. Cree que ha sido un error proponerles el ir y se piensa que es demasiado vehemente, pero para la enfermera, eso mismo es lo que la ha enamorado de ella. La profe le responde que a ella la enamoró lo positiva que es (aunque bueno, últimamente regular eh, que tampoco es que sea doña positiva).

Por suerte pueden disfrutar de un desayuno del amor, cuando están terminando, se presentan tres alumnos, que más que aprender parece que están muertos de hambre, por lo que al darse cuenta las chicas, le ponen leche y le dan galletitas. ¡¡¡¡Si es que tienen alma de madres!!!! Ya me las imagino con la mini Aurorita en brazos como una familia y lágrimas corren por mi rostro.

Cuando deja a cada niño en su casa, vuelve a la suya y allí la espera su esposa. Como la ha visto en acción le recalca lo buena maestra que es y que ha preparado más galletas para mañana (Natalia total). Entonces Celia le bromea y le pregunta si es para los niños o para ella. Pero aunque intenta hacer broma, la profe está muy afectada por la situación. Ya que ha ido a preguntar a casa de los otros niños el porque no han ido a su casa y se ha dado cuenta que los niños se encuentran trabajando y son mano de obra en casa, por eso no van a estudiar. Así que quiere organizar una charla con los padres para explicarles lo importante de la educación. Aurora se preocupa porque sería en casa la reunión, pero al final termina aceptando ante el discurso de su novia.

Pero bueno, aparcamos este tema a un lado porque Celia al fin se va a la fiesta donde asistirá también la reina, con eso de que recaudaban dinero para escuelas y demás. Le pide, casi rogando a Aurora que la acompañe, pero ella no se fía, teme ver a alguien conocido. Pues no sé como lo veis, pero, ¿se piensa quedar de por vida en la casa encerrada? Lo digo porque el sol tiene muchas vitaminas y está bien tomarlo a veces.

Pero nada, la chica erre que erre. Y mira que Celia le echa drama a la situación diciéndole que se le parte el corazón en dos al dejarla ahí, pero nada, se va de picos pardos sin su esposa y con la duda de si vendrá a dormir, porque si termina tarde se queda en casa Silva. Así que un besito de despedida y a disfrutar de la noche, sin su amor, ¡nunca será una noche perfecta sin su media mitad! Pero, tenemos a una Aurora un poco (mucho) pesimista y asustada. Espero que pronto supere sus miedos y haga más de vida, que Madrid no es como mi pueblo, que a cada rato te encuentras a un conocido. Además que un recién nacido necesita las vitaminas del sol.

Una vez en casa con sus hermanas, la profe se me pone guapisima (sí, mi amor por ella es infinito). El problema es que se ha olvidado los zapatos. Cuando se queda a solas con Francisca, le dice entre risas que a Aurora le hará gracia eso porque la considera la persona más despistada del planeta.

Francisca: ¿Cómo estás?
Celia: Bien, no sé si lo notas pero tengo una sonrisa permanente en la cara. Después de tanto sufrimiento, ¿tú sabias que se puede ser feliz?

Aishhhhhhhhh casi lloramos de la emoción, es un auténtico gustazo ver a Celia tan feliz y disfrutando de la vida, que ya le tocaba a ella, con todo lo que ha pasado, pero claro, su hermana es todo lo contrario, pasa por el peor momento de su vida. La profesora intenta animarla porque ella también ha pasado por mucho, en cuanto a cosas del amor. Pero nada, después de darle los ánimos pertinentes no volvemos a verla. Solo nos enfocan a Aurora, en casa medio dormida, cuando de repente escucha un ruido, como es tan asustadiza, casi termina dándole un golpe a la pobre Celia que sí que ha podido regresar a casa: “quería darte una sorpresa y parece que te la he dado”. Celia viene guasona y la otra, tras relajarse, también empieza a reírse por la situación paranoica de miedo.

Aurora: He pasado un día…
Celia: Cuanto lo siento.
Aurora: Bueno al principio no. Cuando te fuiste, empecé a imaginar lo bien que te lo ibas a pasar en la fiesta y te imaginaba ahí en medio de todas las invitadas, la más guapa.
Celia: Yo también te he echado mucho de menos. Cada vez que alguien decía algo interesante pensaba en que me gustaría que tú también estuvieras ahí para oírlo.
Aurora: ¿No lo ves Celia? No es justo vivir así.
Celia: ¿Por qué dices eso? Nosotras estamos bien.
Aurora: Sí, ¿hasta cuándo?
Celia: Hasta toda la vida. Yo voy a seguir dando clases y tú podrías buscar trabajo aquí, como enfermera.
Aurora: Yo tengo un marido que me esta buscado Celia, lo conozco y sé que no va a parar hasta que me encuentre.
Celia: ¿Todavía te tortura esa idea? Mira Aurora, yo te prometí que aquí estaríamos bien, que estaríamos tranquilas.
Aurora: Sí, has cumplido tu promesa pero yo no puedo quitarme de la cabeza que Clemente me encuentre.
Celia: No lo hará y si lo hiciera, yo no dejaría que te llevara con él.
Aurora: ¿Cómo? La ley está de su parte.
Celia: Vamos a estar juntas toda la vida porque tú eres mi vida. Vamos a estar bien, te lo prometo.

¡Vivir así es morir de amor! Por favor, como Celia siga soltando esas frases tan bonitas, seré yo quien las encuentre y la secuestre. Que manera de darle confianza a la enfermera en sus momentos bajos. ¡Si es que es perfecta! ¿Dónde compran o fabrican Silvas? La realidad es que ha tranquilizado a su esposa y nos han regalado esa bonita escena, que vamos a ver de nuevo para recrearnos y babear más si cabe.

Celia organiza la reunión con las madres para intentarles ver lo importante que es una educación para que sus hijos tengan un futuro más digno. Pero no sale nada bien porque las madres no piensan igual, ya que sus hijos tienen que trabajar porque sino trabajan no comen, las mamás piensan que lo importante es poder comer cada día, así que bueno, la charla resulta ser todo un fracaso a cuanto expectativas.

La profesora se queda muy triste, pero ese mismo día, ya más tarde, se presentan más niños que antes y la pareja vuelven a darles merienda más enseñanza, que más se puede pedir, porque al final parece que ha convencido a más de una. Y eso no es todo, por la noche llaman a la puerta, para susto de Aurora. Es una de las madres, la que más cañita brava le dio a la profe. La señora viene a disculparse con Celia, se ha enterado por otras madres que los niños vuelven muy contentos de clase, que hasta le da de comer y quería decirle que al menos el hijo pequeño irá a sus clases. ¡Punto para la profe! Todo el mundo está muy contento con la nueva maestra. Por favor, que alguien me recoja las babas que se me caen a mares con esta chica.

Pasan los días llenos de felicidad en la casa del amor. Una trabajando y otra haciendo cositas en la casa. Un día de los que llega a casa, Celia nota a Aurora nerviosa, parece ser que el teléfono no para de sonar en todo el día y la tiene de los nervios pero la Silva cuando responde es solo su hermana Blanca que quiere venir a verla y aunque Celia intenta darle largas, al final termina diciéndole que venga esa misma tarde. Aurora se pone histérica porque su hermana no sabe nada de ellas y no sabe que contarle cuando las vea juntas, pero vamos, alguna mentira se les ocurrirá.

Y así es, porque le dice a su hermana que Aurora está ahí unos días porque tenía asuntos que resolver en la ciudad. ¿Veis como no es tan difícil eso de mentir? Mientras se ponen al día de todo se comen un tremendo bizcocho echo por las manitas de Aurora, se excusa diciéndole que quería tener un gesto de agradecimiento con Celia por dejarle pasar esos días en casa. La otra se queda sorprendida ante la buena mano de la chica para la cocina. ¡Si es que esta Aurora es un auténtico chollo! Después la enfermera se retira para poder dejar a las hermanas hablar con intimidad.

Y poco más que contar lesbicanarias enamoradas. Estas primas parece que van llevando la mentira bastante bien y todo el mundo se va tragando lo que sale de sus hermosas bocas. ¿Por cuánto tiempo? Pues ni idea, solo espero que dure porque nos están dando unas escenas muy bonitas.