Hace ya días que la pareja de Celia y Aurora nos tiene montadas a todas en una nube del amor, porque asumamos la vida, con poco que nos den en pantalla, nosotras somos felices y estos días por suerte, la cosa ha estado muy dulce y nosotras nos hemos derretido con alguna que otra escena. También ha habido cosas no tan buenas, pero puro hielo en comparación con lo positivo, así que espero que me acompañéis a este mundo multicolor.

La semana empieza con problemas (sip, pero no retiro lo anterior) ya que Elisa se presenta en casa de su hermana para pedirle asilo, recordemos que su institutriz, ayudada de Luis, le dieron de reglazos en las manos, las cual las tiene fatal. Cuando la defensora de los más débiles se entera, va inmediatamente a casa Silva para hablar con ellos. Primero habla con Beatriz, la institutriz. La maestra de buenas maneras le pregunta por sus métodos de enseñanza. La violencia es el recurso del maestro incapaz, eso le dice a la otra. No cree que esa sea manera de enseñar, así que después de darle magníficos ejemplos de como ella educa a sus niños, le hace pedir perdón a su hermana y hace que Elisa por su parte se comprometa a portarse bien con la otra. Fiu fiu.

Después va a hablar con Luis y a este como le tiene ganas, no es tan comprensiva y se ponen los dos a discutir a plenos gritos. Entonces aparece Francisca que no entiende el escándalo. Cuando Celia se lo cuenta la pelirroja no da crédito (¡¡sepárate de este señor yaaaa!!) y le dice que él no es nadie ahí y que sí que vuelve a castigar a Elisa se tiene que atener a las consecuencias, al final el tipo termina cediendo. Con todos los personajes que mueren y que ser este aun rondando por ahí. ¡Injusticia!

Al día siguiente por la mañana Celia se prepara para salir no antes sin decirle a su amor que llegará más tarde porque se quiere pasar por su casa para saber como sigue el tema de la institutriz y su hermana. El caso es que ya Aurora entra en pánico ante la idea de estar sola tanto tiempo. La maestra le dice que no puede estar con ese miedo perenne y que tiene que superarlo. Así que la Silva termina por darle una charla de esas que tan solo sabe ella hacer:

Celia: Aurora, tu vivías en un matrimonio en el que no eras feliz. Querías ser libre, decidir sobre tu vida y ahora con este miedo te estás encerrando en otra prisión.
Aurora: Sé que es imposible sentirse libre encerrada entre cuatro paredes, ya lo sé.
Celia: Pues si lo sabes actúa en consecuencia. Tienes que salir a la calle, tomar el aire, conocer a los vecinos.
Aurora: No, no, no. Todo eso suena muy bien pero todavía no me atrevo, no…
Celia: Aurora, ¿Sabes que es lo primero que pensé cuando te conocí? Veía ahí una mujer libre, una mujer que sabe lo que quiere.
Aurora: Y ahora no es esa mujer la que tienes delante…
Celia: Si, si lo es. Yo la veo, veo a una mujer libre que está asustada como un pajarillo. Aurora, prométeme que harás el esfuerzo de salir a la calle un rato.
Aurora: Hoy no, pero te prometo que lo voy a terminar haciendo.
Celia: Está bien, me conformo con esa promesa. Y ahora, ¿me das un beso y me deseas un buen día?

Aishhh no puede ser más mona, que manera de hablarle para que se espabile pero cargado de ternurita. Y es que tiene razón, parece un vampiro la enfermera. No sale de casa, vive asustada… con lo fuerte que llegó en esa consulta del doctor Uribe, queremos volver a ver a esa Aurora decidida y sin miedo que enamoró a la Silva y a nosotras.

Más tarde vemos a Aurora leer un libro (con tanto tiempo libre…), el caso es que empiezan a llamar a la puerta de manera insistente por lo que a pesar de morir de miedo, se decide a abrir. Es una chica joven, le han dicho que en esa casa vive una enfermera y al enterarse de estar en lo cierto, se echa en los brazos de la mujer pidiéndole ayuda desesperadamente. Al rato llega antes de tiempo Celia, que sufría por dejarla mucho tiempo sola, ¿no es un amor? El caso es que se encuentra a una mujer en su cama. Suena muy mal para lo que es, xdxd. Sí, en esa cama minúscula donde tienen que dormir bien apretaditas… Aurora le cuenta lo que pasó y cuando la maestra le pregunta que es lo que quiere, la chica que se ha despertado pues les responde que no tener al hijo que lleva dentro. Pero claro, la chica ya está de siete meses por lo menos, si, asumamos que hace cien años a las embarazadas no se les notaba las barrigas, sino que se lo digan a Aurora, que tendrá una albóndiga por hijo. La chica joven, Lorenza, parece que tiene un padre complicado, que ni sabe por lo que está pasando y un hijo fuera del matrimonio es un tema difícil. Aurora le pide que vuelva mañana a su casa porque la ayudará.

A la mañana siguiente encontramos a Celia haciendo paquetes de galletas porque los niños no lo quieren la que les da ya que piensan que son limosna, así que se inventa una táctica para que se les quite eso de la cabeza y las cojan, la enfermera obviamente babea con su novia y le suelta un: ”Con detalles así no me extraña que los niños te quieran tanto como yo”. La enfermera después se pone más seria porque está muy preocupada por Lorenza, así que ha pensado siempre y cuando Celia está de acuerdo) en acogerla en casa hasta que dé a luz. Que sabe que se tendrán que aparentar y no será todo tan fácil pero que no puede evitarlo. Celia le responde: «con ideas como estas me enamoro más de ti si cabe”. Y sí, no os hagáis las duras, tenemos todas el corazón fuera del pecho de ver las frases que se sueltan estas dos. La enfermera no puede evitar comérsela a besos. Cuando se lo dice a la chica, no le dicen solo eso, sino que tienen más cosas pensadas para cambiarle el porvenir a la joven, ya que le buscarán después un trabajo. Lorenza se pone loca de contenta. Lo que daría porque me acogieran a mí también.

La primera noche que pasan las tres en la casa, amanece con Lorenza roncando en la cama. Que alguien me explique por favor como duermen dos embarazadas y otra que no con una cama de casi un cuerpo, porque no veo muchos sofás ni nada de eso, no por nada, sino porque sufro por la salud de la enfermera… Celia le recalca que es muy bonito lo que está haciendo por la chica y por suerte para Aurora, ha recordado con ello lo feliz que era siendo enfermera, por lo que ha decidido que quiere retomar su profesión. A su novia le parece una idea estupenda.

Aurora: Celia… gracias por haber sido tan paciente conmigo.
Celia: No seas tonta.
Aurora: No, sé que no he sido la mejor de las compañías este tiempo.
Celia: Tenerte a mi lado y que hayas vuelto a mi vida es suficiente para mí.
Aurora: ¿Si?
Celia: ¡Sí!

Aquí sí que caí desmayada de amor porque para mí, es de los besos más bonitos de la pareja y no es porque haya sido el mejor estéticamente o más apasionado, sino por todo lo que tiene alrededor. O sea, se nota que hay buena relación entre las actrices y estoy completamente segura que muchas cosas no están metidas en el guión, como los ruiditos que sueltan y esas caras pícaras que ponen y amo sobre todas las cosas la palmadita en el culo que más de una vez le ha dado Celia a su novia cuando se dan un beso. Vamos, que me encanta ver como pueden hacer con tan poco cosas tan bonitas… Todo es muy bonito pero se tienen que dar justo el mejor beso desde que llegaron a Arganzuela cuando no están solas porque efectivamente, Lorenza las ve desde el cuarto. ¡Dramaaaaa!

La chica cuando ha recogido todo se encara con Aurora y le suelta que ha visto todo. Está escandalizada y por mucho que la otra le intenta explicar, la joven se marcha de la casa. En fin un drama del quince, porque no se sabe si Lorenza las va a denunciar o decírselo a alguien al marcharse. Así está, en pleno ataque de nervios cuando se lo cuenta a Celia. Le enfermera está segura que las denunciará, pero la Silva intenta que se calme y le dice que tienen que ser más discretas cuando haya alguien en casa. La enfermera solo de pensar que se tuviera que separar de su esposa se pone mala, a su amor le pasa igual. Cuando se andan dando ánimos con un abrazo, llaman a la puerta, Aurora no quiere que abra porque se piensa que es la policía, pero para su sorpresa es Lorenza que está en pleno parto.

Las mujeres pasan el quinario porque el parto se complica, pero al final lo sacan adelante y la chica tiene al bebé. Por la mañana la recién mamá está dormidísima en la cama. Celia está muy orgullosa por su novia porque le ha salvado la vida tanto a Lorenza como al bebé, así que cree que después de todo no las denunciará. Celia se pregunta que harán cuando su amor dé a luz, la otra no lo sabe. La maestra le dice que pueden decir que el marido ha muerto y entonces le pidió ayuda a su “amiga” Celia. Y así creen que pasarán desapercibidas. Más tarde cuando se despierta la tercera en discordia, lo primero que hace es pedirles perdón, porque le han salvado la vida a ella y a su hijo y sabe que no se han portado muy bien con ella, así que les promete que su secreto está a salvo con ella, la pobre se la ve muy arrepentida.

Y poco más lesbicanarias. Esta semana que entra creo que vendrá más movida, pero hasta entonces siempre podemos ver en bucle más de una escena bonita que ha habido a lo largo de esta semana. Así que ¡no leemos en nada!