Nomeolvides

Yo quería tener un detalle contigo, y lo mejor que se me ocurrió fue regalarte la Primavera, para que no me olvides.

Para tu otoño

Las hojas recién caídas del otoño, melancólico pero colorido, se derraman por una ciudad que me descubriste a versos resumidos.

Su sol conserva el recuerdo del verano. Te marchaste a la par que la estación y al son de un piano. Y yo sigo aquí, sosteniendo mi corazón con las manos.

Café, café

En Santa Cruz hay muchas opciones para comprar un café. Me decidí por el que preparaba una señora con aspecto de “buena Madre”. Una mujer de manos acogedoras y ojos profundos cargados de Amor. De gestos tan serenos como los de un cuidador. Le di los “buenos días” y después mi elección: tres de azúcar y dos de café, por favor.

Aunque siempre pido la misma cantidad, hoy fue diferente. Su sabor era distinto, exquisito. No recuerdo cuándo fue la última vez que tomé un café preparado con tanto Amor. Un café cargado de dulzura con olor a abrazos, de aroma tranquilo, de perfume que Apapacha, de esencia que calma.

Mi Corazón no se equivoca. Escogí el mejor café del día. Cuando digo “el mejor”, no me refiero al café de exportación o al más caro del mercado… El mejor es ese café preparado con el Corazón.