¡Bienvenidas a un nuevo episodio de Killing Eve! Esa serie donde la muerte y el amor se mezclan de maneras muy imaginativas, poco sanas y muy sexis. Esta semana empezamos el episodio descubriendo que ¡hasta Carolyn tiene una jefa! Y la mujer tiene muy malas pulgas, sobre todo porque se les acaba de escapar entre las manos Konstantine. Hasta ahí la cosa me preocupaba, más que todo porque la cabeza de Eve está en juego, pero luego Carolyn le contesta que relaje la raja porque todo forma parte del plan y mi preocupación se duplica porque ¡a saber qué significa eso!

Y hablando de Eve, a la morena el hecho de que Villanelle se le haya escapado de entre las manos la tiene terriblemente frustrada. Tanto que decide que, ya que no tiene noticias de la rubia, se va a dedicar con toda su alma a encontrar al fantasma. Así que pone manos, cerebro y corazón a la obra y descubre varios asesinatos demasiado sospechosos, así que todo el equipo se lanza tras la pista de la nueva misteriosa asesina.

Me pregunto si Eve estará pensando en mí

Otra que está más aburrida que una ostra es Villanelle, porque por lo visto, los nuevos encargos que le trae Konstantine significan mucha pasta pero poca diversión. No hay riesgo, no hay peligro, no hay mujeres morenas de pelo rizado y largo con las que flirtear. En fin, que la pobre lo está pasando mal. Creo que frustración es la temática de este episodio porque todo el mundo quiere cosas que no tiene. Konstantine ve venir a la rubia y de inmediato intenta picarla (este y Carolyn traen algo entre manos, se ve a la legua).

Konstantine: Entonces hazlo divertido (el trabajo). Enséñale a esa Eve Polastri lo que se está perdiendo ¿eh? Enséñale lo aburrida que es esa otra mujer en comparación contigo.

Eve parece no tomarlo en serio, pero se apunta una nota mental mientras lo acompaña a un museo donde de plano se pone a gritar de lo que se aburre. Si es que es una niña chica, por eso la amamos. Eso sí, luego se topa un cuadro en el que se ven dos hombres desnudos y desollados y se anima bastante. Y yo no sé absolutamente nada de arte, pero soy friki, así que me puse a investigar cuál era el cuadro y lo encontré. Se llama: «Los cuerpos de los hermanos De Witt» y además es mucho más macabro cuando descubres que el cuadro no es imaginación de alguna persona traumatizada, sino el retrato de un hecho real. Si son tan frikis como yo y no se quieren quedar con la curiosidad, aquí tienen la historia de como terminaron desollados los hermanos De Witt.

Pero volviendo a la serie, a Villanelle le encanta el cuadro porque según sus propias palabras parecen Bacon y además estoy segura que le han dado ideas interesantes para el futuro.

Eve y Jess deciden ir a visitar a Aaron Peele, el hijo del primer asesinato de «La fantasma» que descubrieron. Pero es que ahora se han dado cuenta de que hay bastantes personas a su alrededor que han muerto en circunstancias poco sospechos de primera mano, pero muy sospechosas en su conjunto. Ellas quieren protegerle de protagonizar el siguiente funeral, pero el tío es hermético y no quiere nada con ellas, así que pulsa un botón y llama a su abogado que a todo contesta: «Mi cliente no quiere responder». ¡Mal rollito! ¿Será él quién está ordenando los asesinatos?

Villanelle por su parte está mirando al horizonte vestida para matar, porque su sentido de la moda nunca murió y ahora tiene pasta para cultivarlo y alegrarnos los ojos. De hecho, una chica se acerca a pedirle que le deje tomarle una foto para su Instagram pero la rubia le responde que no y que se busque una vida real. ¡Auch!

Luego mira a una pareja con su hijito en plan romanticon y piensa en Eve y en lo mucho que le extraña, así que le escribe una postal que dice:

Querida Eve, espero que no te hayas olvidado de mi.

Y tengo que decir que me ha dado bastante risa cuando le ha dado la vuelta a la postal y ¡era del cuadro que hemos hablado! No me perturba tanto que Villanelle la haya escogido como el hecho de que alguien haya decidido que es una postal que debería estar en el catálogo. ¡Miedo me da!

El romance le da hambre, así que se para en un restaurante a comerse un sandwich de chispitas de chocolate de esas que se le echan al helado. No seré yo la que le diga que comer a esta mujer. Y mientras come le mete zancadilla a una pobre mujer inocente para demostrarle a Konstantine que no se ha ablandado solo porque esté enamorada de Eve.

Lo siguiente que vemos es que el marido de la pareja que Villanelle estaba viendo desde el puente es un cabrón. En serio, no hay otra palabra para describirlo. Uno de esos hombres que parecen decentes y buenas personas pero por detrás se dedican a insultar prostitutas y creen que por pagarles tienen derecho a maltratarlas como se les apetezca.

Este señor también tiene un fetiche rarito con los animales, porque en cuanto ve a Villanelle disfrazada de puerquita se va tras de ella dispuesta a pagar lo que sea necesario. La rubia lo tiene en menos de nada esposado, desnudo y listo para la acción. Como están en la zona roja, de repente y sin preguntar abre las ventanas del escaparate sexual y él se incomoda, porque no le gusta que lo vean.

Obviamente eso a Villanelle ni le viene ni le va, así que lo cuelga boca abajo y con permiso de la esposa que por lo visto es la que paga, procede a cortarlo como un cerdo. ¡Auch! No digo que no se lo mereciera porque un poco sí, pero ¡auch!

Todo esto pasa mientras Eve vuelve a casa después de un pesado día de trabajo para encontrarse a Niko haciéndole la cena a otro hombre que ella no conoce. Y no, no es que Niko se haya vuelto interesante y tenga un affair, es que es el guardaespaldas que les han asignado y que a ella se le olvidó mencionarle. El matrimonio de Eve hace aguas… y no precisamente por culpa de Villanelle.

Niko está molesto porque Eve no le cuenta ni que puede estar en peligro, ella esta a la defensiva y reacciona mal y parecía que explotaba la bomba pero no. Básicamente porque Niko retrocede una vez más, le dice que la quiere, que es la mejor mujer del planeta y que necesita que regrese a ser la mujercita que él amaba. Pero Eve solo se pira a su habitación y es que todas sabemos que para desgracia de un futuro matrimonial sano y bueno, ella no puede volver atrás.

Carolyn por su parte intercepta la postal de Villanelle para Eve, de manera que esta jamás la recibe. Y Konstantine por su lado también le dice a la rubia que Eve ya la ha olvidad y que no regresaran a Londres. ¿Qué demonios planifican estos dos? Hay alguna clase de timo por aquí, porque está claro que las están azuzando. Además, cuando le llega el pitazo de la muerte del cerdo (jeje), Carolyn decide enviar a Jess sola a investigarlo. Algo que le rompe totalmente el corazon a Villanelle.

¡Hasta a las bolleras asesinas les rompen el corazón!

A la rubia se le salen las lágrimas cuando se da cuenta de que quien baja del coche no es Eve. Puedes ver en sus microexpresiones el cambio entre la sorpresa, para luego pasar al cabreo y después a la devastación total. ¿Tenía acaso razón Konstantine? ¿Es que Eve ya me cambió por el fantasma? Le mandé una tarjeta y ha pasado de mi culo.

Eve mientras sigue cercando a «El fantasma», por el tipo de asesinatos que ha realizado, piensan que es alguien en el campo médico, así que ponen a Kenny a buscar. Como la cosa tarda, ella y Hugo se van a comer pollo ya platicar con excesiva sinceridad de su obsesión con Villanelle:

Hugo: ¿Qué pasa entre Villanelle y tú?.
Eve: No lo sé.
Hugo: Le gustas ¿verdad?
Eve: No todo va sobre sexo ¿sabes?
Hugo: ¿En serio? ¿Te gusta mirarla o que te mire?
Eve: Las dos.

La versión de Villanelle de sacarse un clavo con otro clavo

Villanelle por su parte, hace lo que muchas de nosotras cuando sufren mal de amores. Ir a pasar una noche loca a la discoteca y ponerse hasta arriba de alcohol. Usualmente lo que ocasiona es una resaca tremenda, una llorera y un montón de gente mirándote con cara de «¡ais la está liando parda!». Pero claro, nosotras no somos asesinas múltiples y además ella le añade una dosis poco sana de drogas. En el caso de Villanelle, una chica se le mete en la cola para el baño y ella decide matarla.

No la culpo, cualquiera que haya sufrido las inmensas colas para entrar al baño que hay en cualquier baño de mujeres sabe lo que se siente y que la mujer merecía la muerte jeje. Afortunadamente para la chica en cuestión, Konstantin sigue a Villanelle y le impide matar a esa chica en un momento de tristeza y frustración.

Eve por su parte, consigue encontrar a «El Fantasma» y la detienen justo a la salida de la escuela de sus hijos. Que penita, pensaba que esta mujer nos iba a dar para más.

El episodio termina con Villanelle despertándose con una resaca que parecen dos y llorando a mares frente al espejo la decepción de un corazón roto y hecho pedazos. ¡Y me encanta! Me fascina ver un romance tan loco como este. Además, debo ser un poco psicópata también porque me divertí mucho con este episodio, especialmente viendo «el romance» y como Villanelle adapta situaciones como las que vive a su vida amorosa.

Las últimas escenas son geniales porque vemos a Eve mirándose en el vidrio/espejo que siempre hay en los sitios de interrogatorios. Está a punto de intentar descubrir lo que hay detrás de «La Fantasma». Y cuando se está arreglando el pelo se queda mirando y no sé si es mi impresión pero me parece que está pensando en Villanelle y en la primera vez que se vieron. Así que nuestras protagonistas están pensando la una en la otra, con el corazón roto y ganas de verse sin saber que del otro lado hay alguien igual. ¿Será que se reencuentran algun día estas dos en esta temporada? ¡Se me cuecen las habas!