El anterior resumen de Seis Hermanas lo dejábamos en que Cata besaba a Celia y ésta le decía ¡¡ALTO!! ¿Qué habrá pasado estos días? ¿Queréis saberlo? ¡¡Al lío!!

Las chicas están de luto; Carlos ha fallecido en la guerra y le han ofrecido su casa a Sofía para el ágape de después del funeral. Diana tiene cara de pocos amigos, ha discutido con Salvador por contar en el juicio de Úrsula su infidelidad. A Celia no le hace nada de gracia, pues con el testimonio de su hermana, condenaron a prisión a la usurpadora. Empiezan a discutir y Blanca tiene que mediar entre ellas para que la cosa no vaya a más. Al final hacen caso a “la hermana mayor” y se ponen a recordar momentos vividos con el pequeño Carlitos.

Más adelante, Celia y Velasco están mancillando el banquito de #Aurelia. Celia necesitaba salir de la iglesia, tomar el aire. Se siente mal porque no pudo asistir al funeral de Aurora, y por muchas veces que se lo haya descrito Federico, no siente que pudiera despedirse de ella como tocaba, pero Federico le hace ver que sí que lo hizo, ya que estuvo con ella en sus últimos minutos de vida y pudo decirle todo lo que necesitaba saber para irse en paz. Entonces, Celia le cuenta a Velasco cómo se siente:

Celia: Me acuerdo de Aurora cada día. Hay días en los que tengo miedo de olvidarme de su rostro y… y no quiero dejar de pensar en ella. Pero hay otros días en que la pena es tan grande que no… me da temor que no pueda sacudirme su recuerdo.

Velasco: No sé qué decirte. La vida es complicada. Los sentimientos son muy complicados.
Celia: ¿Y no sería mejor deshacernos de ellos?
Velasco: ¿De verdad te gustaría olvidar TODO LO BUENO que viviste con ella sólo para dejar de sentir ese dolor?
Celia: No.
Velasco: No merece la pena vivir sin amor. Y no lo digo sólo por Aurora.
Celia: ¿Y por qué lo dices?
Velasco: Bueno, esto es algo que he aprendido de ti. No hay que perder la fe en el futuro.
Celia: Un futuro SIN ELLA.
Velasco: CON ELLA. Con sus recuerdos. Con TODO LO BUENO que vivisteis. Tú eres la persona que eres porque ELLA estuvo en tu vida. Y a ELLA le gustaría verte feliz.
Celia: No es tan fácil.
Velasco: No; claro que no, no lo es. Yo mismo, tras mis fracasos con Bruna, con Gabriel… hace unos días estaba totalmente derrocado, entonces hablé contigo, ¿no te acuerdas?
Celia: (gesto de no recordar)
Velasco: Me contaste lo mal que lo habías pasado tras el rechazo con Petra y cómo Aurora te salvó. Y que lo mismo me podía ocurrir a mí.
Celia: Si, ya me acuerdo. ¡Te sirvió!
Velasco: Mucho. Mucho. Ahora tengo fe en que puede haber alguien para mí. Y lo mismo puede pasarte a ti. Aurora SIEMPRE estará en tus recuerdos, en tu corazón, pero no puedes renunciar a mañana. Tanto tú como yo estamos heridos pero, para ambos, aún hay esperanza.

¿¿¿No me digáis que no es la conversación más bonita que han tenido estos dos??? ¡¡¡Y lo que le ayuda a Celia!!! ¡Bien, Velasco, BIEN!

Por la tarde, Celia está triste en su habitación cuando alguien toca a la puerta. Es Cata. Ha ido a darle el pésame a Sofía y a ver a la maestra. Al llegar Cata, preguntó por su amiga y le dijeron que se encontraba en su habitación, Celia le dice que es por una jaqueca que le ha acompañado todo el día y la costurera le dice que se puede desahogar con ella; le toca la pierna; Celia le coge la mano; se mantiene el silencio cuando…

¿Pero qué coño haces, tronca? ¿No te dijo el otro día que quietecita? ¿WTF? Si es que ¡¡¡NO APRENDES!!! Si Celia te dice NO, es NO ¡Y PUNTO! ¿Esa es tu forma de dar cariño? Pues no me parece nada bien, ¡¿eh?! La maestra necesita ¡CONSUELO! Le deja bien clarito que no es eso lo que necesita, además, no es el momento ni el lugar para hablar de eso. Se pone borde y le dice que se vaya, que le gustaría estar sola (tiene muchas cosas en las que pensar y asimilar).

Al día siguiente, Celia va a visitar a Úrsula a la cárcel. Ésta le echa en cara a la maestra que, “gracias” a su hermana Diana, ella ha acabado donde está; al final ha sido una mujer quien la ha condenado a muerte. Celia se siente mal por la situación que “ha creado”.

Más tarde, Celia y Velasco están mancillando el banquito de Aurora, otra vez. La maestra le cuenta al inspector que lo que más le ha dolido  de ir a ver a Úrsula es que se ha mofado de sus ideales sufragistas y de sus intentos por ayudarla. Federico la anima a que siga, junto a Cata, luchando por la causa. Celia le comenta “el incidente” ocurrido el día anterior en su habitación; las cosas entre ambas están un poco tirantes. La verdad, esta semana se están marcando unas conversaciones estos de de aúpa. ¡¡Qué grandes!!

Celia: La verdad yo la aprecio mucho, pero como una amiga y ya está. Pero al parecer ella quiere algo más.
Velasco: Es obvio. Y tú no la correspondes, aunque sea un poquito.
Celia: Le tengo mucho aprecio, eso es verdad. Me parece una buena muchacha. Y lo cierto es que tenemos muchas cosas en común. Pero no…
Velasco: La amistad puede ser el comienzo de algo más.
Celia: Es que yo NO QUIERO empezar algo más.
Velasco: ¿Por qué no?
Celia: Porque SIGO ENAMORADA DE AURORA. Y la sola idea de… de estar con otra mujer me parece una traición.
Velasco: ¿No crees que a lo mejor ha llegado el momento de pasar página? La vida continúa, y si Cata te gusta un poco, a lo mejor… deberías darle una oportunidad. Eso es lo que Aurora querría.
Celia: No sé…
Velasco: Aurora estaría feliz de verte ilusionada de nuevo.

Esta conversación hace replantearse muchas cosas a nuestra querida maestra, por lo que pasado un rato…

La maestra se acerca a la Villa de París para pedirle disculpas por su comportamiento. La pobre Cata también le pide perdón a ella, cree que ha interpretado mal las señales (que sí que lo has hecho, no lo vamos a negar, que Celia cuando quiere algo ¡va derechita!). La costurera le dice que no la va a importunar más, pero Celia enseguida le dice que le gustaría que lo hiciera (¿veis como es directa cuando algo quiere?)

Cata: ¿Perdón?
Celia: Que no quiero que te distancies y que pierdas todo el interés por mí.
Cata: ¿Quieres que seamos amigas? (¿Estás lela o qué te pasa?)
Celia: ¡NO!
Cata: ¿Entonces? (¡ERES RETRASADA!)
Celia: Creo que podríamos ser algo más. Y no quiero dejar pasar algo especial.
Cata: (Sonrisa de incredulidad) (¡Y que lo digas!) No entiendo nada. (Ya vemos, ¡YA!) Eres la misma mujer con la que ayer tuve un… desencuentro horrible.
Celia: ¡SÍ, esa soy yo! Llena de contradicciones. Pero me gustaría saber exactamente qué es lo que siento por ti.

Cata, esta vez sí, ha recibido las señales como tocan y se acerca para besar los dulces labios de Celia.

Celia: Cata, no vayas tan deprisa, por favor. (¿WTF?)
Cata: Sí que eres contradictoria… Celia, no sé cómo acertar contigo

La maestra la coge de la mano y le dice, que para seguir adelante, primero tiene que hablarle sobre Aurora (creo recordar que ya le habló de ella cuando le dijo que le gustaban las mujeres, ¿no?)

Celia: Y murió en mis brazos. Fue un momento MUY DURO y MUY TRISTE.
Cata: Me imagino.
Celia: Cata, yo no quiero que compitas con un fantasma. Te cuento todo esto para que veas por qué Aurora sigue siendo una HERIDA ABIERTA en mi CORAZÓN.
Cata: ¿Y tú crees que yo sería capaz de cerrar esa herida?
Celia: Es que, quizá, no sea necesario cerrarla.
Cata: Yo creo que sí. Pero para eso necesitas tiempo.
Celia: Sí, tengo miedo, por eso doy un paso hacia delante y dos hacia atrás, ¿me entiendes?
Cata: Gracias por contármelo. Ojalá yo hubiera vivido algo así.
Celia: Yo no quiero confundirte, pero quiero que sepas que NO estoy en mi mejor momento. ¿Te importa si vamos más despacio?
Cata: No me importa. De hecho, me viene bien ese ritmo, la verdad. Yo también tengo miedos y contradicciones. Todo esto es nuevo para mí, nunca me había sentido así.
Celia: A mí también me asusta ver que a tu lado me siento mejor. Es como si me diera miedo olvidarme de Aurora (No lo vas a hacer NUNCA, tranquila)
Cata: Las dos tenemos miedos que superar y vamos a hacerlo JUNTAS.

Después de contarle toda su historia a Cata, Celia le dice que todavía es una herida abierta en su corazón, que no sabe si quiere que se cierre pero que le gustaría intentarlo con ella y ver qué pasa, pero, por favor, que vayan DESPACIO.

Celia sale, literalmente, volando de casa Silva cuando se encuentra con su cuñado Salvador. Éste la para porque la ve muy acelerada y le pregunta qué le pasa. La maestra le explica que Cata la ha llamado, Benito ha ido a verla a la tienda y está nerviosa. Celia cree que incluso el chaval ha podido amenazarla. Celia está decidida a hablar con él para calmarlo, pero su cuñado se lo desaconseja, le dice que pierde los nervios con facilidad, por lo que la maestra le propone que sea él quien hable con el chico. Salvador, aunque a regañadientes, le dice que hablará con el bebé. Celia aprovecha la situación para comentarle que le echan de menos en casa, y que por qué no vuelve, Salvador insiste en que no le pregunte ni hablen del tema. Al final, Celia se marcha a ver cómo está Cata.

Y aquí las tenemos, pasando la tarde juntas. Celia no quiere que Cata vuelva a pasar un mal rato. La costurera le propone a la maestra que la ayude a componer un sombrero, a lo que Celia se muestra reticente, sabemos que “ese tipo” de manualidades no se le da muy bien (jijijijiji). Cata le explica cómo lo tiene que ir haciendo y Celia se presta. En un momento, están las dos tan juntas, que Celia se le queda mirando con cara de “pues podría funcionar” sin que Cata se dé cuenta.

Cuando acaban con el sombrero (no han tardado ni 30 seg) Cata dice que ya es la hora de cerrar la tienda. Está preocupada, piensa que Benito la puede estar esperando fuera de su casa para volver a encararla, por lo que nuestra más que dispuesta maestra se ofrece a acompañarla.

Llegan a la habitación donde “vive” Cata. En la calle hay tormenta, por lo que la costurera invita a la maestra a quedarse mientras se pasa el chaparrón un poco. En agradecimiento por “cuidar” de ella toda la tarde, la chica quiere tener un obsequio con la maestra y decide regalarle uno de los diseños que se dedica a dibujar en sus ratos libres. Celia queda encantada con el obsequio, cree que Cata tiene mucho talento y le pide, por favor, que no se haga de menos, que no renuncie a sus sueños, “se aprende practicando” (ahí lo has dicho, Celia). Tienen un momento de tensión… y Celia decide marcharse. Cata le dice que se quede, hasta que acabe la tormenta. Celia no está muy segura de si es buena decisión, se le nota en la cara lo que pueda llegar a pasar…

Para matar el tiempo de espera, Cata le cuenta vanidades sobre la casera y demás temas de poco interés para Celia. Ésta, cansada de escuchar tonterías, la calla. Sabe que está nerviosa, igual que ella, por lo que le dice que no hace falta que diga nada. La maestra le pregunta si realmente quiere que se quede con ella, Cata dice “si” con una sonrisa en los labios. Celia toma las riendas de la situación, es su oportunidad de mostrar su madurez y experiencia en este tipo de situaciones.

Opta por ambientar la habitación. Enciende una vela y apaga la luz. Se quita el abrigo y se acerca a Cata. Le da la mano para ayudarla a incorporarse. Se ponen una enfrente de la otra; ambas sonríen. Celia coge de la cintura a Cata y la mueve hasta los pies de la cama. Con la mano izquierda acaricia su cara y Cata la siente apoyando su cabeza sobre la mano. Celia se acerca un poco más y la besa. Es un beso suave, de tanteo, enseguida Cata responde. Celia tiene su mano derecha en la cintura de Cata, la sube hasta su cuello para empezar a desabrochar el cuello de la camisa. Travelling hacia la izquierda y queda la imagen enfocando el dibujo que Cata le ha regalado a Celia.

En este punto tengo varias cosas que decir. Primero, estaba claro que Cata había entrado en la serie para “despertar” a Celia; al menos no lo han hecho a piñón fijo, mostrando las claras intenciones de que tenía que acabar juntas sí o sí y rapidito. La relación entre ambas ha pasado por puntos buenos y no tan buenos, cosa que se agradece. También he de decir, que aunque no me peguen ni con cola, está bien que Celia rehaga su vida sentimental, no se iba aquedar para vestir santos hasta el final de sus días… Y, por último, respecto a esta última escena, no sé a vosotras qué os habrá parecido, pero a mí me ha faltado un poco de fluidez en los movimientos, parecía que estaba todo muy calculado; pero en conjunto la escena ha sido muy bonita.

Casi se me olvida un pequeño detalle, vosotrxs cuando decís que queréis ir DESPACIO, ¿¿también os acostáis con esa persona esa misma noche?? ¡Porque yo aluciflipé cuando vi lo que pasaba! Sabemos que el tiempo para las lesbianas es “relativo”, pero ¿TANTO? ¡¡Madre del amor hermoso!!

A la mañana siguiente, Celia duerme plácidamente mientras Cata la observa. Le cuesta un poco despertarla, pero al final lo consigue. Le dice que debía estar soñando con algo agradable, sonreía mucho. No cree que fuera una pesadilla, así que siguen diciendo que era un sueño. Celia dice que no se acuerda. Su cara lo dice todo. Estaba soñando con el AMOR DE SU VIDA, AURORA. Pero claro, no le vas a decir a la mujer que te acabas de trajinar que has soñado con tu amada… Obvio, ¿no? Celia quiere salir de ahí cuanto antes. Cata le propone que pueden seguir ahí, ha sido una noche maravillosa y no le importaría repetir; todavía le queda una hora para abrir la tienda. Cata va a darle un beso en el hombro y Celia lo rechaza, así, sutilmente y cambia de tema. Le comenta que ha pasado un poco de frío. Cata se dispone a ir a por una manta y la maestra le dice que no, que ella se va, que tiene prisa. Se levanta; Cata quiere aprovechar esa hora y propone que se queden abrazaditas dándose calor. Se pone de pie junto a Celia, y cuando va a darle un beso, Celia le hace la cobra. Tiene mucha prisa, así, de repente, quiere salir cuanto antes de ahí. La verdad es que ha sido un poco brusca.

A todo esto, ¡¡¡CELIA ESTÁ INCREÍBLEMENTE GUAPA CON EL PELO SUELTO!!! (Babas colgando).

Horas más tarde, Celia está en el Ambigú leyendo. Aparece Velasco, grata sorpresa para la maestra. Él está buscando a Salvador, lo necesita para un caso que está llevando y no consigue localizarlo. Celia le cuenta que no está viviendo en casa por una discusión marital, espera que sea por tiempo limitado y se solucione el tema pronto. Federico ve que Celia no tiene buena cara y decide quedarse con ella, presiente que su amiga necesita desahogarse. Y efectivamente. Celia le cuenta que ha pasado la noche con Cata. Está bien con ella, pero sigue pensando que está traicionando a Aurora. Como yo decía, se ha pasado TODA LA NOCHE soñando con ella. Celia se siente mal, piensa que si no traiciona a una, traiciona a la otra, se da cuenta que ha sido un poco brusca con la chica y no sabe qué estará pensando de ella.

Velasco: Tienes que… que intentar pasar página. Aurora estaría MUY ORGULLOSA de ver que has conseguido seguir adelante. Tienes que olvidar el pasado y… y encontrar de nuevo la felicidad.
Celia: Cada vez me cuesta más acordarme de su sonrisa, de su cara, de su voz… si lo intento con Cata… debería olvidarme de… de Aurora para siempre y no sé si quiero. Aurora es el AMOR DE MI VIDA.
Velasco: Digamos que fue… tu primer gran amor… pero hay que aprender a olvidar.
Celia: no quiero ni imaginar el día que ya no me acuerde de ella. No quiero que eso suceda, Federico.
Velasco: ¿Y si lo escribes? Para no olvidarte de Aurora, podrías… escribir una novela sobre ella.
Celia: Sería una novela escandalosa.
Velasco: O una maravillosa manera de… de recordar a Aurora para siempre. Plasmarla a ella, a vosotras, sobre el papel…y así, tal vez, pasar página.

Lo que yo os diga, esta semana se están marcando unas conversaciones estos dos que no dejan indiferentes a ¡NADIE!

Cuando Federico se ha ido, ha dejado a Celia pensando en la idea que le ha propuesto. La maestra, que lo que más le gusta en el mundo es escribir, decide hacer caso a su amigo y empezar a plasmar su vida junto a Aurora en el papel.

A veces el amor te sorprende cuando menos lo esperas. Un ángel para ser tu salvación. Esa es la fuerza que tiene el primer amor. Y así fue mi historia con Aurora. Yo estaba perdida. (Tachón) Yo estaba perdido; sumido en el fondo de un pozo cuando ella apareció. Aurora fue el primer amor de mi vida; ha sido y siempre será, un amor en mayúsculas. Pero terminó. No volverá. Por eso ha llegado el momento de dejar constancia de mi amor por Aurora. No quiero olvidar lo que una vez sentí por, la que sin duda fue, la mujer de mi vida.

Mientras seguimos escuchando la voz en off de Celia, la vemos en la Villa de París, con un ramo de flores en la mano, buscando a Cata. La costurera aparece de la parte trasera y dejamos de escuchar a la voz de Celia.

La primera vez que la vi sonreír, yo estaba en el hospital. Ella era la enfermera en la clínica en la que me hallaba ingresado. Ver cada día a mi enfermera, se empezó a convertir en una costumbre. Ella lograba en mí más avances que los tratamientos en lo que estaba sometida. El amor todo lo cura. No hay verdad más cierta que esa.

Celia le pide disculpas por su actitud de esa mañana. Cata no le da mucha importancia. La maestra le hace saber que para ella también ha sido una noche maravillosa y que le gustaría repetir pronto. Se besan, y mientras, seguimos escuchando la voz en off de Celia.

Aún hoy recuerdo esos momentos felices al lado de Aurora con nostalgia. Pero también con la certeza de que, aunque nunca será igual que el primero, el segundo amor puede ser igual de bueno.

Era obvio por cómo había acabado el día anterior, que estas dos iban a repetir enseguida. Así que aquí las tenemos, Celia durmiendo cual marmotilla y Cata mirándola y haciéndole caricias. La maestra se despierta y lo primero que dice es: “Así que es verdad, estamos juntas” a lo que la otra lo acaba de arreglar: “Eso parece”. De verdad, ¿quién leches ha hecho este guión? ¿Vosotrxs veis normal esta pregunta? Aunque no lo creáis, me estoy tirando de los pelos, ¡cualquier rato me quedo calva! Celia creía que el polvete de esa noche había sido un sueño, pero no, era real. (No sé cómo interpretarlo)

La maestra mira por la ventana, y como buena astróloga que es, por la posición del sol sabe que es muy tarde, que se tiene que ir. En esta ocasión no está huyendo (o eso creemos). Cata le pide que no haga ruido, la casera es muy cotilla. Le dice que la echaría de inmediato de ahí y que, por supuesto, lo cascaría a diestro y siniestro por ahí. Celia le dice que no tiene de qué preocuparse; se le ha ocurrido una fantástica idea: quedarse todo el día encerradas en la habitación. A la maestra se la ve más segura, parece ser que escribir sobre su vida con Aurora la está ayudando bastante.

Celia acude al despacho de Federico. Entra con una sonrisa triunfante (se nota que viene de hacer arroz, jijijiji). Celia quiere invitar a comer al inspector para celebrar que, gracias a su consejo de escribir la novela, se siente mucho mejor y puede estar con la costurera sin tantos remordimientos. Velasco ha de rechazar el ofrecimiento, tiene mucho trabajo. A Benito le han dado una paliza; Celia se enfada, nunca le hace caso a lo que le dice. Pero la sorpresa es mayúscula cuando se entera que la paliza se la ha dado Salvador. La maestra enseguida cae, y le dice que es por su culpa, ella le insistió en que hablara con el chaval sobre Cata.

Luego vemos cómo Benito amenaza a Cata con contar lo suyo con la maestra, para no hacerlo, ha de pasar la noche con él. Así de CERDO es el chaval, qué le vamos a hacer.

Que sepáis, que hemos visto MÁS VECES a Celia con Cata en la cama, en dos capítulos, que con Aurora en toda la serie, ¡me parece INDIGNANTE!

Así que así acaba la semana, Cata amenaza por Benito; Celia sintiéndose culpable por la paliza que le han dado al bebé… ¡un jaleo! A ver qué nos deparan los próximos días.