Hannah Gadsby es una hilarante comediante australiana que tiene más de una década de carrera haciendo stand-up. Es posible que la reconozcas si has visto en Please Like Me. O por aquella vez que le dio por imitar poses de modelos y famosos en su Instagram.

Gadsby es divertida, inteligente y lesbiana. Lo destaco porque gran parte de su material gira en torno a su experiencia con la sexualidad, la homofobia y la identidad de género. Normal, en líneas generales el stand-up se basa en personas con gracia contando cosas personales que de otra forma serían más bien traumatizantes.

Nanette

En su más reciente especial de una hora, que puedes disfrutar en Netflix, grabado en la espectacular Opera House de Sydney, Hannah hace un repaso por su carrera, su comedia y su vida en general. También anuncia que deja la comedia. Esta es una revelación que deja al público estupefacto.

Más estupefactos nos quedamos cuando comienza a revelar todo el autodesprecio que se esconde detrás de su peculiar estilo de comedia. “¿Saben lo que significa el autodesprecio para una persona que ya vive en el margen?”, pregunta refiriéndose a ser parte de una minoría como es la comunidad LGBTQIA. “No es humildad, es humillación. Me vengo abajo para poder contar mi historia, para conseguir permiso para contar mi historia. Y simplemente no voy a seguir haciendo eso.”

Hannah, entre momentos hilarantes, muestra una furia que ya no puede contener y nos deja ver las verdaderas historias completas detrás de algunos de sus chistes. Historias que están a años luz de distancia de las risas que despiertan en sus monólogos. Historias de abusos, miedo, violencia y, sí, mucha ira.

Gadsby no duda por un segundo en señalar a personajes como Bill Cosby, Harvey Weinstein, Woody Allen, Roman Polanski y hasta Pablo Picasso, algunos de los famosos abusadores del espectáculo. Tampoco duda en hacer uso de sus estudios en historia del arte para demostrar sus puntos. Para explicar un poco mejor las enfermedades mentales y lo erróneo de romantizarlas en favor de la creatividad.

Imperdible

Nanette es un material gracioso, y mucho, pero es más revelador, impactante y emotivo de lo que uno espera cuando le da play. Gadsby no se reserva nada, no tiene tiempo para pensar en ser más sutil en su manera de expresarse. Se le agotaron las energías para proteger la fragilidad del status-quo.

Y tenemos que darle las gracias por eso. Porque ahora mismo, en este momento de la historia, parece más necesario que nunca tener una hora de Nanette disponible para todas las personas. El especial pase de hilarante, a desolador pero nos deja con una agridulce sabor a esperanza.

(Vía huffpost.tumblr.com)

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