Bravo

Bravo por sacar la cabeza.

Bravo por mostrar tus dientes.

Bravo por afilarte las garras.

Bravo por defender tus creencias.

Bravo por plantarle cara a la injusticia.

Bravo por no dejarte arrastrar.

Bravo por no permitir que nadie te pisotee.

Bravo por ser una Mujer y no una niña.

Bravo por todo tu valor, que eres capaz de mostrar, donde los demás nos solemos asustar.

Pretérito imperfecto; presente correcto

Yo, que he estado buscándote en las pupilas que no me miraban.

Tú, que has ocultado el tucusito sin darle una explicación.

Él, ese mismo tucusito colorido que nunca ha dejado de esperarte.

Ella, la Libertad, que ha permanecido siempre a tus pies para mostrarte el camino.

Nosotros, seres humanos, que hemos nacido con el don de la Vida.

Nosotras, tú y yo, que hemos decidido exprimirla.

Vosotros, los latidos del Corazón, que habéis creado una hermosa canción al palpitar.

Vosotras, las ganas de saltar, que habéis sentenciado no volvernos a ignorar.

Ellos, los que nos han censurado, que viven con miel en los labios pero se les quita el hambre al abrir la boca.

Ellas, las piedras que nos ha arrojado el pasado para cegarnos el destino, con las que hemos diseñado nuestro nuevo camino.

Somos dos desencantadas del Amor, encantadas de habernos conocido de repente. Ahora sabemos que nuestro regalo de la Vida es perfecto. Nuestro presente es el correcto.

Tu Corazón se lleva bien con el mío

Me mostraste parte de las heridas de tu Corazón y pude ver tu Alma fragmentada. Contemplé cómo te mantenías en equilibrio con un pedazo de ella en cada mano, con tus hombros agachados, cansados, decaídos, hundidos… No me gusta pensar que has sufrido. Tu Corazón se lleva bien con el mío porque ambos tienen una cicatriz que cose sus válvulas. Son capaces de empatizar el uno con el otro.

Yo no quiero estar con un Corazón perfecto que no sabe una mierda. Quiero estar con un Corazón herido que ha aprendido de sus hostias y ha llorado sangre hasta ponerse en pie. Uno que tiene tantas ganas de vivir que late a puñetazos, haciendo todo el ruido posible. Como el tuyo. Solo se aprende del fracaso. Y la mejor lección que tu Alma podrida de desilusión entendió fue que la Vida, con sus cuestas y pozos, merece la pena convertirla en canción.

Solo quiero besar cada uno de los puntos de tu cicatriz para remendarlos bien y que no se te escape de nuevo la alegría por ellos. Que no te vuelvas a quedar sin aire, que el viento sople siempre a tu favor, alejando de ti el pavor.