En este tercer capítulo de Buscando el norte nuestra futura pareja no ha coincidido mucho pero ese poco que las hemos podido ver juntas, con mucha calidad porque ya se sabe que Carol a la que ve a la profe le tira los tejos de manera descarada, haciendo que Adela tenga sudoraciones profundas. A nosotras para que negarlo, nos encanta esa incomodidad que le entra y Carol también disfruta con ello.

Los trillizos se van a vivir por fin a una casa pero la sorpresa de todos es enorme al ver la casa sin un solo mueble, según nos explica Salva, entendido en el tema, en Alemania normalmente dan las casas sin amueblar, así que les va a tocar buscarse la vida pero solo uno de los tres tiene trabajo, así que va a ser difícil. Yo vendía al pelirrojo ¡Booom!

Mientras Adela está viviendo su propia pesadilla al presentarse su padre en su mismísima puerta. Hemos estado escuchando a la chica criticar desde el primer minuto al hombre por no portarse bien ni con ella ni con su madre así que claro, su sorpresa es mayúscula y pero no le queda otro remedio que dejarlo dormir en el sofá, pero el tío tiene una cara que se la pisa y no es trigo limpio, cuando se queda a solas, podemos escucharlo hablar con su abogado para preguntarle cuando puede volver a España porque está en busca y captura.

Salva está muy emocionado de ir a comprar cosas de casa, ya que le repite a Carol que es su primera compra juntitos y le pregunta que colchón pillarán para ellos, si grande o más pequeñito para estar más juntos cuando duerman en él, así que a Carol no le queda más que enumerarle las dos razones por las que se hizo lesbiana:

No me gustan los penes ni los babosos y tú, tienes las dos.

El destino nos sonríe y por suerte, allí mismo hay alguien más. Todo es idílico y el lugar de lo mejor, ya que están en la zona más romántica de los almacenes: la de colchones y sabanas. Al verla, la diseñadora vuelve a ir al ataque:

Carol:¡Hallo!
Adela: ¿Qué haces aquí?
Carol: Veo que nos gusta meternos en las mismas sábanas. Tenemos muchas cosas en común para ser solo amigas.
Adela: Carol… tú me estás siguiendo otra vez.
Carol: A lo mejor me estás siguiendo tu porque no te has olvidado de mi cuerpo moreno.
Adela: ¿Qué dices? Yo estoy aquí comprándome cosas a mi padre.
Carol: Sí si…
Adela: Y ahora voy a buscar pijamas.

Enseguida, se queda embobado Salva con la chica que está hablando con Carol y se rinde ante la evidencia, cuando le pregunta quien es ese pivón, la otra rápidamente le aclara que es su profe de alemán y que para nada es su tipo ya que no es suficientemente tía, ella deduce y da por hecho que le gustan las mujeres. Cuidadito porque la hostia puede ser enorme… Yo confío en que esté en lo cierto, pero esa cara que pone la otra de pánico cada vez que la ve me despista un poquito…

Al día siguiente Adela se levanta y el padre le tiene preparado el desayuno, según dice, quiere recuperar el tiempo perdido. Ella sigue siendo borde con él y bueno, al final, el tipo con la labia que tiene pues la ablanda un poco y la chica termina comiendo el desayuno que le ha preparado. Pero claro, un drama cuando el bizcocho que se está comiendo se entera que lleva nueces y aunque escupe lo que puede, ya es tarde, sufre una reacción alérgica enorme. La siguiente escena los vemos subidos en un taxi camino al hospital y su padre repitiéndole que no se duerma. Ni que eso fuera a ocurrir. La chica tiene la lengua hinchada y aunque le habla en castellano, el padre le pide que no le hable en catalán, imaginaos la gravedad. Cuando llegan al hospital, el señor la deja tirada porque ve un coche de policía, y como va huyendo pues no duda en dejarla sola. Aishh, pobre, me da ahí una penilla… La amo tanto que hubiera traspasado la pantalla para entrar con ella y consolarla. Cuando lo vuelve a ver, le pide a su padre que se vaya de su casa, que no quiere verlo más.

Más tarde, Carol anda pidiendo a sus compañeros algún mueble que no les sirva, quien dice mueble, dicen bombillas. El caso es que Adela los escucha y les dice que en Berlín los muebles la gente los deja fuera para que otros se los lleven. Así que gracias a esta maravillosa información de la profe (la cual es guapísima y perfecta) sí, habla mi amor, pues pueden obtener una solución a sus problemas. Pero si hay dos maneras de hacer las cosas, ellos lo van a hacer mal, así que los primeros muebles que ven en la calle empiezan a guardarlos en la furgoneta que les ha dejado su tío. La cosa es que esos muebles son de una persona que se está mudando y por eso los tiene ahí, pero como el idioma es complicado y demás, cuando al final y después de cruzar insultos, se enteran de lo que está pasando salen por patas.

Cuando Adela vuelve a casa, se encuentra una carta de su padre en la que da una pena que se muere y le pide que le deje la maleta preparada en la puerta para recogerla. La chica cuando la coge, encuentra muchas cartas que el padre se supone que le había escrito desde hace años. A la belleza se le ablanda el corazón a medida que va leyendo las cartas escritas a lo largo de los años, podéis llamarme malpensada pero para mí que hay gato encerrado detrás de esta historia, que este señor en un caradura. Así que cuando lo vuelve a ver, le dice que igual lo mejor es que se den una segunda oportunidad. Pero efectivamente todo ha sido un truco de su padre, porque llamo a su madre para sacarle información de su hija y así poder escribirlas. Uhhhhh… Pobre, porque al final lo ha perdonado y le ha dado otra oportunidad.

La policía se presenta en el local del tío de los hermanos, que están celebrando un concurso de gastronomía española contra alemana. Los responsables le dicen a la policía que ellos no sabían que estaban robando y aunque Adela con su alemán perfecto les explica que se pensaban que estaban abandonados pues no los creen, porque eso es lo que podría decir cualquiera. Así que si, como dice Carol, van a tener antes antecedentes que trabajo. Así que se los llevan, tanto a Carol como a Salva. AL minuto se marcha corriendo Adela detrás para poder sacarlos. Que bonito que es el amor… Al menos todo termina con hacer servicios a las comunidad, susto, pensaba que no veían más la luz del día.

Y poco más. En este capítulo nuestra pareja apenas han interactuado, pero nos han regalado una escena muy buena. Y en el siguiente episodio mejor que nos agarremos porque sí que vienen curvas, habrá que ver si de las buenas o de las malas. A cruzar todos los dedos para que saquemos algo en positivo. ¡Auf Wiedersehen!