Escrito por: Yovanu

Escribo desde Buenos Aires, Argentina, no es lo más al sur que se puede estar, pero casi, así que si bien geográficamente tengo una visión austral del mundo,mi imaginación no conoce fronteras. Me gusta encontrar belleza en lo extraordinario y lo cotidiano, lo grandioso y lo pequeño, así que no es raro verme con una cámara de fotos de aquí para allá captando todo aquello que ven mis ojos y más, en especial lo imperceptible.

Hoy vengo a hablarles de una de mis series preferidas, Sugar Rush o como podría yo denominarla “Totalmente obsesionada con Sugar”.

Empecemos por saber de qué va la historia: ésta gira en torno a una pelirroja quinceañera llamada Kim que vive con su familia disfuncional y un tanto friki que se muda de Londres a Brighton para pasar mayor tiempo juntos. Brighton, según la descripción que ella misma hace, es la ciudad del pecado, la capital de lo sórdido, y créanme que nuestras protagonistas le van a hacer honor a esta fama.

La familia está compuesta por el padre Nathan (a partir de ahora el buenazo); Stella, su madre, (quien no tiene precisamente una profunda devoción por la vida en familia y las obligaciones hogareñas) y el hermano pequeño, Matt… que bueno, es como el exponente mayor de friques de toda la familia… Les dejo simplemente una imagen y saquen sus propias conclusiones.

Sugar Rush

Kim se define a sí misma como virgen y gay; y a su vez está enamorada de su amiga María “Sugar” Sweet, desde ahora y para siempre, Sugar.

Sugar, por su parte, está muy lejos de compartir estos deseos, por el contrario, vive en su propio mundo de sexo (con chicos, sí, así en plural, que tampoco estamos ante la reserva moral de la patria precisamente), cigarros, y como buena serie británica que se precie de serlo, también mucho alcohol y algo de drogas.

Nuestro primer capítulo comienza con unas encantadoras imágenes de nuestras niñas Kim y Sugar en un parque de diversiones, disfrutando como locas y más luego haciendo que sus lenguas traben amistad en unos lindos besos….

Sugar y Kim Sugar Rush

¡Pero esperen! ¿Qué se creen? ¿Qué esto va a ser tan fácil? ¿Qué en el minuto uno ya vamos a tener el final feliz? De ninguna manera, que a nosotras nos toca el sinuoso camino de la paciencia y la resignación sáfica.

Un cambio de plano nos devuelve a nosotras y a Kim a este mundo cruel y nos damos cuenta que se trata de la frondosa imaginación de nuestra pelirroja que se imagina todo esto porque… bueno… ¿Qué tiene de raro que una adolescente tenga una relación exclusiva con su cepillo de dientes eléctrico mientras piensa en su mejor amiga? ¿No?

Lamentablemente, como suele suceder, los mejores momentos alguien interrumpe y es el buenazo de papá quien al ver libros enciende una luz diciendo “te vas a quedar ciega” LOL

La relación está planteada en estos términos: Kim propone y Sugar dispone. Sugar tiene completo control de todo lo que hacen, Kim es consciente de eso y sabe que se tiene que terminar o al menos tiene que dejar de mirarle las tetas.

Sugar Rush

Sugar le dice a nuestra protagonista que si van a ser amigas tiene que ser menos obvia, Kim y todas nosotras, claro, nos quedamos pensando lo mismo pero no… Sugar no se dio todavía cuenta de las “campanitas gay” que no paran de sonar hace rato, sino que se refiere a la virginidad de Kim. Entonces nuestra pelirroja heroína se plantea: “¿Cómo puedo estar segura que soy gay si no me he acostado con nadie? Nunca me acosté con un chico… hasta podría gustarme…” Entonces la vemos caminar cerca de un grupo de chicos de colegio, con una sonrisa de oreja a oreja, en plan “me voy a hacer la simpática e interesante a ver si finiquitamos este temita de la virginidad y de paso, ya que estamos, vemos si lo mío es Ken o Barbie”

Kim: ¡Hola!
Chico Bobo: Lindas tetas
Kim: Muérete

Ya está, fin del diálogo de intento de acercamiento al sexo masculino LOL.

Más adelante vemos a nuestra parejita protagónica en el baño del colegio, donde Sugar está cambiándose de ropa y Kim sin saber hacia dónde apuntar la vista y al borde del colapso nervioso al verla desnuda. Sugar le comenta que la ropa se la compró Jesús, su hermano, y ante la sonrisa de Kim le aclara que su madre es muy católica, con lo cual deduzco que entre María y su hermano Jesús, si hay un tercero hay grandes chances que sea José…

Sugar le pregunta que quién será el afortunado, Kim se queda pensando y la vemos luego con una revista de modelos masculinos comentando que “una cosa es decidir acostarse con un hombre y otra es encontrar uno que no te dé náuseas”…y yo no sé ustedes, pero luego de una frase así debían haber sonado las campanas del cielo lesbicanario y haberla declarado lesbiana en el acto”.

Y si antes tuvimos el momento bollo más alto del capítulo, en la escena siguiente (como si esto fuera el juego de la oca, retrocedemos como 20 casilleros de golpe) Kim entra en su casa y se encuentra un guapísimo rubio trabajando con el torso desnudo, músculos marcados y…bueno ¡basta!, que ya empiezo a retroceder yo también :p.

Sugar Rush

Ahí mamá Stella está acompañada de uno de los dos vecinos gays de la familia (David y Dave, y quién sabe cuál es cuál) y sentados en el sofá, contemplan al rubio trabajar: nos informan a Kim y a nosotras que se trata de Dale, el decorador. Kim se queda balbuceando algunas frases sin sentido y decide marcharse. Llama a Sugar para contarle de Dale y va hasta su casa para que su experta amiga le dé algunos consejos sobre cómo atrapar a un hombre.

Sugar la recibe con un “Pasa y desvístete”, pero no se ilusionen, es que piensa que con esa pinta, nuestra adorable pelirroja no va a conquistar a nadie, salvo claro, que al tipo en cuestión le gusten las colegialas, en cuyo caso, mejor evitarlo.

Ahí comienzan a probarse ropa, caminar moviendo las caderas, pero fundamentalmente a emborracharse. Terminan tiradas en la cama, Sugar pidiéndole que la bese haciendo de cuenta que ella es Dale, juegan con las almohadas, en fin, el mix de jueguitos cachondos al completo.

Sugar y Kim  Sugar Rush

Luego de esta imagen, entenderán que nuestra Kim no es de piedra y mejor huir rápidamente. Por supuesto su idea de seducir a Dale ya no era prioridad, pues en la cabecita de Kim sólo había lugar para Sugar. Vuelve a su casa, tranquila y se encuentra con la escena que menos se esperaba: Stella y Dale, en la cocina, intercambiando mucho más que tips de decoración.

Sugar Rush

Kim sale corriendo bastante afectada, Stella la persigue y finalmente cuando la alcanza, Kim le pregunta: “¿Cómo pudiste?” y Stella contesta simplemente y sin el mínimo remordimiento: “Nadie es perfecto”.

Más tarde, la familia está al completo cenando y vemos a Nathan admitiendo que Dale hizo un muy buen trabajo, mientras Kim quiere que se le abra la tierra ahí mismo y la trague y Stella se refugia en la copa de vino. Ante el momento incómodo, Kim dice que se siente mal y se va de la mesa. Su padre se queda preocupado pero Stella le dice que es normal, que son cosas de la edad. Kim sólo quiere estar con una persona en este momento, sí, sí, adivinaron, empieza con S y termina con R, pero cuando está por llamarla, aparece Tom, el hijo de Dave y David, los vecinos, y a partir de ahora será “el acosador”.

Sugar Rush

Tom y Kim están en el cuarto de ella. Kim con cara de “saquen a este pesado de aquí”, Tom sin saber qué decir se dedica a elogiar un póster del “Che” Guevara y a decir que era un gran hombre, acto seguido empieza a querer aclarar que lo de gran hombre no lo quiso decir porque fuera gay, se acerca a Kim y le da un beso.

Sugar Rush

Beso que Kim no responde en absoluto, y que finaliza con Tom diciendo “no soy homosexual”, y sale corriendo hacia el baño. Mientras él se encuentra ahí, Kim aprovecha y se escapa, sí claro, en busca de Sugar.

Sugar está en un bar, Kim sabe que no es el mejor hombro para llorar, pero ver ese escote lo vale. Sugar, para levantarle el ánimo, le dice que lo que necesita es estar un rato con Donkey, un amigo de su novio Daz… Kim piensa que quizá no sea tan mala idea después de todo, que hasta podría ser divertido, pero claro, luego de mirar de reojo que el Donkey venía acompañado de un atributo en exceso, considera que quizá se lo piensa mejor.

En la casa de Kim, vemos en el sofá a Nathan haciéndole masaje en los pies a Stella y preocupado por el comportamiento de su hija últimamente, pues cree que quizá el cambio de colegio, hacer nuevos amigos, etc, pueda estar afectándola, y que en cambio Matt parece estar mucho mejor.

Stella, con toda su pedagogía de madre a cuestas, harta de los planteos de Nathan sobre el comportamiento de su hija adolescente, le dice que tiene 15 años, que tiene que odiar a sus padres, lo que es propio de su edad.

Mientras nuestra pobre Kim sigue en el bar con el Donkey que casi no habla y Sugar en plano manoseo total con su novio. Kim, que no soporta más la situación, se va al baño y se encierra. Al rato aparece Sugar, que viendo que su amiga no sale, decide ir buscarla, y como claro, no hay puerta ni nada que se lo impida, trepa y se mete en el baño con Kim.

Ahí Sugar le pregunta si está mal por lo de su mamá, intenta consolarla un poco, y hasta muestra por un momento que no siempre gira todo en torno a ella, compartiendo un momento de “amigas”. Luego le sugiere, reírse, emborracharse y olvidarse de todo.

Y como si nuestra Kim no hubiera tenido ya suficiente, Sugar se le recuesta sobre el hombro, dejando a la pobre Kim mirándole la boca demasiado cerca.

Finalmente Kim se va a su casa, triste, desconsolada y sin entender por qué todo el mundo se toma tan a la ligera el sexo.

En su casa la podemos ver tirada en su cama llorando cuando aparece el buenazo de Nathan a traerle comida y abrazarla.

Sugar Rush

Y bueno, como no hay mal que dure cien años, ya vemos aparecer un esbozo de sonrisa en Kim y terminamos el capítulo como lo empezamos, forjando una duradera amistad con el cepillo de dientes.:p

Sugar Rush